De Córdoba a Salvador de Bahía: una aventura sobre dos ruedas

Un año y seis meses, 6500 kilómetros recorridos en bicicleta y una gran aventura que hoy se pone en pausa por razones obvias, pero que sigue más viva que nunca en el relato de su protagonista. Se trata de Lucio Mammana, un cordobés de 23 años que en diciembre de 2018 cruzó la puerta de su departamento en Güemes para embarcarse en una historia única, sin más ni menos que su bicicleta, algo de equipaje y unas ganas inmensurables de crecer y conocer el mundo.

Hace algunas semanas entrevistamos a Lucio en pleno viaje. Sin embargo, el 13 de abril, compartió un video para su comunidad de seguidores comunicando que se veía obligado a frenar y volver a Argentina por unos meses hasta que la situación sanitaria se normalice. “Tomo esto como una pausa, un tiempo que me tomo para estar con mis seres queridos, renacer en algunos aspectos, y luego volver para continuar.  Mi proyecto de viaje sigue en pie y mi bicicleta queda acá, yo sé que no regresa a Argentina si no es pedaleando. Esto no es el final de nada, solo es un cambiazo enorme”, aseguró el viajero cordobés.

Hoy 19 de abril, en el Día Mundial de la Bicicleta, publicamos el relato de su “aventura sobre dos ruedas”.

¿Cuándo y cómo comenzó esta aventura?

Mis ganas de viajar y algunos primeros viajes ya habían empezado hace varios años cuando estaba terminando el secundario, en Córdoba. Fue en uno de estos viajes de mochilero que conocí a personas viajando en bicicleta, y al escuchar sus historias de viaje pedaleando quedé encantado y decidí probar hacerlo yo también. Cada semana que pasaba desde aquel entonces yo sentía más y más ganas de viajar de esa manera: lento, en constante contacto con la gente local y la naturaleza y siendo mi propio cuerpo mi único gran límite.

En 2018 comencé a averiguar qué era lo más importante para viajar en bicicleta, fabriqué unas alforjas impermeables en casa, conseguí una bici en buen estado, ahorré un poco de plata y me propuse salir a fines de ese año. Una amiga, Male Fernandez, tenía ganas de hacer lo mismo y decidimos partir juntos. El tiempo volando, y de pronto, un domingo por la mañana, estábamos con Male en la terminal de trenes de Córdoba con dos bicicletas y una montaña de cosas tipo casa-móvil, despidiendo nuestros seres queridos y listos como pudimos para comenzar la aventura. Sin experiencia y con algunos “mieditos”, pero con el entusiasmo superando todo.

De Córdoba fuimos hasta Rosario en tren, que en aquel momento costaba $150 y nos llevaban la bicicleta sin costo. De ahí en adelante todo sería en bicicleta cruzando la provincia de Entre Ríos hasta Uruguay, atravesando “el país de los gurises” hasta llegar a Chuy, la frontera Uruguay-Brasil. Ahí Male volvió a Córdoba para continuar sus estudios y yo continué el viaje pedaleando en solitario por territorio brasileño.

¿Tenés algún lugar/objetivo al que quieras llegar?

Siempre digo que mi objetivo es el camino, es decir, poder sacarle el máximo provecho a la mayor parte de las situaciones que se me presentan en el momento. La mayoría de las veces las más significativas, fueron imprevistas.

Sí tengo “ideas tentativas” para la continuación pero nada inalterable. En este momento no tengo punto de llegada. Puedo caerme de la bici y quebrarme una pierna (sí, pueda pasar) y se terminó el viaje, pero eso no sería ningún fracaso para mí. O la situación mundial actual del coronavirus, que ha dejado toda idea al corto plazo de continuar el viaje pedaleando en pausa.

Hasta antes que surgiera el coronavirus, la idea tentativa global era continuar subiendo por la costa del Nordeste Brasilero, luego cruzar Guayana Francesa, Surinam y Guyana (ex-inglesa) y de ahí entrar por la Amazonía Brasilera a Venezuela y luego Colombia. También me gustaría conocer algunas regiones del interior de Brasil antes de volver a Argentina.

Lo que más estimula mi mirada, mis oídos y el registro del viaje son las forma de vida de las personas en las distintas regiones del continente, comprender sus principales desafíos como comunidades y en relación a la naturaleza donde habitan, que es su casa más grande.

¿Qué te motiva a seguir viajando?

Muchas cosas. Pero principalmente, saber que este tipo de viaje no parará de sorprenderme con historias de vidas diferentes y enriquecedoras prácticamente cada vez que arme la bici y salga a pedalear unos kilómetros. Tengo además la posibilidad de ver y sentir muy de cerca, lo que de otra manera, sólo conocería de una forma menos profunda a través de un video o algún texto.

También creé recientemente un blog de relatos y fotografías para documentar este viaje (www.lucioenviaje.com), lo que es parte de un proyecto que trasciende la experiencia netamente personal y me motiva a seguir generando contenido con el que yo aprendo y otras personas también me cuentan que disfrutan.

Por último, mi viaje es personal y auto-sustentado (desde las ideas hasta la realización), pero cuento con el apoyo y el empuje de mi familia y mis amigos para seguir adelante. Al comienzo les costaba un poco entenderme y a veces me sentía un poco molesto molesto por eso. Sin embargo, valoro mucho que luego hayan hecho el esfuerzo por tratar de comprender y confiar en mí en lugar de cerrase en sus prejuicios.

¿Alguna anécdota divertida, accidentes o imprevistos que recuerdes?

Imprevistos ufff… ¡Es lo que más hay! Y te aseguro que todos los días. Pero, salvo situaciones drásticas, siempre son para bien. Es lo que más suma experiencias, que es lo que vine a hacer.

Accidentes serios por suerte no. Una vez me caí en el medio de la ruta porque se me cruzó una víbora 5 metros al frente y por maniobrar bruscamente para esquivarla terminé en el suelo 15 metros más adelante. Fue un poco gracioso y por suerte no me lastimé.

La bicicleta, una extensión de mis piernas

¿Qué bici usás? ¿Es la misma con la que empezaste?

El tramo Córdoba-Rosario lo hice en tren, y a partir de ahí siempre usé la misma: una Venzo Amphion Rodado 29 con frenos a disco mecánicos y 24 Marchas. Aunque pesar de ser la misma con la que salí de mi casa, ya le he cambiado muchas piezas.

¿Cómo hacés con el equipaje? ¿Qué llevás y cómo lo distribuís?

Esa es una pregunta típica. Una cosa importante que siempre remarco es que llevo sólo lo que tiene utilidad real, lo cual no es lo mismo que llevar lo esencial. Si fuese por lo esencial quizás podría llevar menos de la mitad de las cosas que cargo. Por ejemplo la guitarra, la cámara, una notebook, una cocina portátil, unos libros, etc. Cosas no esenciales y que suman peso, pero que yo prefiero llevarlas y hacer un poquito más de fuerza que lo contrario porque me son muy útiles.

La bicicleta, además de mi medio de transporte, ahora es mi casa.

A la bici le adapté dos parrillas (porta equipaje/porta alforjas) adelante y atrás, más un canasto mediano de supermercado adelante. Llevo cuatro alforjas impermeables hechas con lona de camión en mi casa que funcionan bárbaro. En ellas distribuyo un poco ropa, utensilios de cocina, cocina portátil, comida, herramientas y algunos repuestos básicos para la bici como cámara/rayos/inflador, Entre otras cosas.

En la parte de atrás, encima de las alforjas, llevo una carpa, bolsa de dormir, un aislante y una hamaca paraguaya con mosquitero. Y arriba de todo eso, la guitarra envuelta en un plástico para protegerla de la lluvia.

¿Y con el mantenimiento de la bici? 

Salvo cuando necesito un repuesto especial el resto lo hago yo. Con algunas cosas ya me daba un poco de “maña” antes de viajar (como parchar una goma o ajustar frenos). El resto lo fui aprendiendo sobre la marcha, nada es muy complicado si uno le pone buena voluntad y un poco de creatividad. Intento siempre ir manteniendo la bici en el mejor estado para que no sucedan muchos arreglos imprevistos.

Por otro lado, la gente de las bicicleterías me suele recibir con gran calidez y muchas veces se ofrecen a mejorar algo en la bicicleta que yo ni había pedido. La gente que me cruzo en la ruta ayuda muchísimo sin que yo lo pida. Y no puedo dejar de mencionar la aplicación móvil “Warmshowers”, que me ha ayudado muchísimo. Un “Must-Know” para cualquier ciclo viajero.

“Son ruedas que hace dos años se convirtieron en una extensión de mis piernas. Por lo tanto las cuido casi como mis piernas.”

¿Tenías experiencia en ciclismo antes de emprender este viaje?

No como ciclismo deportivo. Pero siempre desde chico amé andar en bici, y considero importantísimo para el futuro de la humanidad en el planeta promover masivamente su uso urbano.

Por último, si tuvieras que elegir, ¿Cuáles son las 3 cosas más importantes que llevaste con vos durante este viaje?

Confianza en lo que tenga que venir, una sonrisa para la gente que se me acercara, y aceptación y paciencia en las pequeñas situaciones difíciles.

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Más información: www.lucioenviaje.com // @luciomammana