“Vamos a recorrer América Latina para aprender del otro y de su cultura”

“Se aprende de verdad lo que se vive, lo que se recrea, lo que se reiventa y no lo que simplemente se lee y escucha”, aseguran Romina y Santiago, quiénes desde el 16 de agosto de 2019, recorren escuelas rurales, comunidades originarias y espacios culturales de Argentina y Latinoamérica en un ida y vuelta de aprendizaje y conocimiento.

Romina es profesora de Geografía de nivel secundario y dictó talleres de cuidado de medio ambiente y reciclaje. Además, participó en actividades comunitarias de huerta y forestación. Santiago, es periodista radial y gráfico, e incursionó en el ámbito del teatro y la narración oral. Unidos por el gran amor que se tienen, decidieron complementarse y emprender este camino por Argentina y Latinoamerica a bordo de su particular kombi Transporter Volkswagen modelo 2003 para empezar a escribir “El Cuento de la Semilla”.

En Córdoba, antes de volver a “poner primera” para retomar su rumbo, los aventureros apretaron el freno y dialogaron con EXPRESION NORTE para contarnos sus expectativas y de qué se trata este interesante y original proyecto Educativo-Cultural.

¿Cuándo nació la idea de viajar juntos?
Cuando pintó el amor en Baños, Ecuador, en Desde ahí las ganas de compartir el camino se potenciaron. Al pie del volcán Tungurahua coincidimos en el gusto por la aventura y la experiencia enriquecedora de conocer otras culturas.

El proyecto inicial es viajar y aprender a cada paso. De allí nace una segunda idea: fusionar nuestras profesiones y gustos por la geografía, el medio ambiente, la literatura y la narración oral en un proyecto Educativo-Cultural denominado “El cuento de la semilla”. Casi tres años después con mucho esfuerzo y el apoyo de gente hermosa el sueño comenzó a hacerse realidad: una kombi Transporter Volkswagen es nuestra semilla-casita para recorrer sudamérica.

¿De qué se trata el proyecto?
De compartir espacios con niños y jóvenes. Aprender de sus universos, conocer otros modos de vida y costumbres. En ese marco ofrecer actividades en escuelas, espacios culturales y comunidades de pueblos originarios con una propuesta lúdica que nos haga crecer como seres humanos y con pensamiento crítico. Es un ida y vuelta de aprendizaje y conocimiento.

¿Sería como un “aprender-compartiendo”?
Totalmente. El objetivo es aprender del otro y su cultura. Desnudar prejuicios y correr velos mentales. ¿Lo más importante? Compartir con humildad desde el ser con respeto y mucho amor.

Nada como ser auténticos. Queremos mirar a los ojos, escuchar historias de vida, permanecer en el lugar de los hechos y las luchas. Convencidos de que, como dijo “Pepe Mujica”: “Las cosas inertes no emocionan. Y las emociones son consecuencia de las cosas vivas”.

Sembrar el camino, aprender de las semillas

¿Cuáles serán sus primeros destinos?
Partiremos de Buenos Aires rumbo a Uruguay, luego subiremos a Entre Rios, Corrientes y Misiones, para ingresar a Paraguay por la triple frontera. Luego, la idea es llegar al oriente Boliviano (ingresando por Santa Cruz), el norte de Chile, Perú y seguir abriendo caminos. No tenemos fecha de regreso o fin del viaje.

¿Y a qué lugares quieren llegar?
El objetivo principal del proyecto es llegar a escuelas rurales, comunidades originarias y espacios culturales de Argentina y Latinoamérica.

La propuesta radica en ofrecerle a las instituciones un taller educativo y lúdico sobre las diversas miradas de los niños en relación a los ambientes naturales que habitan, qué espacios desearían conocer y las principales problemáticas ambientales que afectan a sus entornos. Las actividades serán abordadas desde una perspectiva geográfica ambiental que incluye propuestas lúdicas, manuales, reciclaje de objetos y todas estas, a su vez, ensambladas con con herramientas literarias, de narración oral, lecto-escritura, intervención artística y material audiovisual para abordar las temáticas.

¿Cuál será la metodología de trabajo?
Estamos convencidos de que “Se aprende de verdad lo que se vive, lo que se recrea, lo que se reiventa y no lo que simplemente se lee y escucha”.

Por eso, los talleres serán siempre grupales y comunitarios a través de la experiencia compartida con interrelación entre todos. El “eje no es el profesor o los talleristas”, sino el grupo. El educador está ahí para facilitar el proceso de búsqueda. Este tipo de educación exalta valores como la cooperación, la solidaridad y los vínculos afectivos. ¿El objetivo? Que el sujeto piense. Que piense a través del juego, la improvisación, el arte, la expresión de su mundo interior manifestándose a través del cuerpo. Haciendo hincapié en la importancia de “tener” tiempo, de mirar hacia adentro y preguntarnos qué nos conmueve, qué nos gusta y cómo hacer para cumplir eso que nos late dentro.

Más información: Elcuentodelasemilla@gmail.com – Facebook e Instagram: @elcuentodelasemilla