Cristina Cordero vivió en tres barrios distintos de la ciudad de córdoba y en todos organizó diversas comisiones destinadas a formar merenderos, brindar asistencia social y llegar a lugares que el estado parece haber olvidado.
“Toda mi vida me dediqué a esto. Años atrás vivía en la Villa 17 de octubre, ahí ya comenzamos con acciones para los vecinos. Después me fui a vivir a Argüello, en donde nos reunimos con un grupo y comenzamos a trabajar para el barrio. Además, junto con mi hermana, abrimos una copa de leche ‘Luz y Amor’, donde le dabamos de comer a 135 niños”, recuerda Cristina.
La acción solidaria en Los Chapones
Luego del fallecimiento de su única hija mujer, Cristina asegura qué “Se me dio vuelta el mundo“. Dejó atrás la vida en Arguello para mudarse a Los Chapones, un asentamiento ubicado sobre Avenida Libertad al 800, en la capital cordobesa.
“Cuando vinimos a Los Chapones me encontré con una vecina que tenía a su mamá muy enferma en Perú y necesitaba traerla. En esta zona no había ninguna persona que pudiera encargarse de esto, entonces decidimos juntarnos con los vecinos y hacer un evento solidario, vender rifas y demás, para poder lograr que el viaje se concrete”, detalla.
Según Cristina, nadie sabia de la existencia de esta zona en la ciudad, “Pero un evento del municipio nos obligó a identificarnos y ahí surgió Los Chapones”. El nombre está ligado a que la zona estaba toda cerrada con chapas, “Nadie sabía que nosotros existíamos”.
El último festejo de día del niño
Ante el imparable avance de la urbanización, y sediados por la construcción de edificios, los vecinos de Cristina lograron mediante un acuerdo que cada familia sea reubicada en una vivienda container en el barrio San Javier.
“Mi deseo era festejar el último día del niño en Los Chapones. Entonces, le dije a mi hijo menor ‘No me quiero ir de acá sin haberle hecho una celebración a los niños’ y él me dijo que lo ibamos a lograr”, comparte. Así comenzó la movida para que una decena de niños y adolescentes celebren su infancia por adelantado.
Gracias a la importante movida organizada por su hijo menor, Cristina logró recaudar juguetes y alimentos, destinados a los menores de la zona. “La más grata sorpresa fue el accionar de mi hijo que se cargó el evento al hombro y lo pudimos lograr. En él veo que todo lo que hice en mi vida da frutos en mi hijo”, finalizó emocionada.