Cuando tenía aproximadamente 12 o 13 años lo llevaba a mi hermano menor al jardín. Él tenía unos 3 años, le costaba mucho ir no se quería quedar. Desde ese entonces pensaba porque la seño no hacía algo para que le gustara ir.
El comienzo de una gran vocación
Fui creciendo y me gustaba hacerle juegos ayudarlo a con las tareas. Me fui dando cuenta que disfrutaba mucho de ayudar con las tareas, acompañarlos al cole… Ya al entrar en tercer año del secundario quería ser seño ( sin saber que había una carrera para docente de nivel inicial), siempre pensando en dar clase en un primer y segundo grado. Pero no me terminaba de convencer.
Ni mis padres, mi familia ni mi novio apoyaban la idea de ser maestra jardinera. Así que como también me gustaba la administración de empresas (a pesar de ser pésima en matemáticas), al egresar del secundario decidí seguir esa carrera. Cursé mi primer año, bastante bien, me quedaba una materia previa por lo que perdí el primer año, tenía que comenzar todo de nuevo, y lo hice. Pero ya no rendí bien los exámenes de matemáticas para el ingreso.
Probé dos años, pero sabía que no era lo mío. Volvía llorando todos los días a mi casa, así que tome coraje, y hablé con mi mamá. Le dije que quería seguir docente de nivel inicial. Me dijo que si es lo que quería que lo hiciera, así que me anoté y acá estoy. Lo que más me gusta de esta profesión es que todos los días son un nuevo desafío, nada es igual de un día para el otro. Ver los pequeños, lograr conocerlos y sentir que hago algo bueno por ellos, me llena de satisfacción. Amo pensar estrategias, cosas nuevas para que la pasen lo mejor posible, para que se lleven las mejores vivencias y recuerdos del jardín.
Pros y contras de tener un jardín
Hay varias cosas difíciles, pero creo que lo más complicado es el trato con las familias, lograr que todos estén conformes, o al menos, la mayor parte. Lograr que se valore y respete el jardín maternal como una institución educativa y no como una guardería. Sacar ese concepto en las familias es lo más complicado, sin dudas.
A mi jardín lo defino como el rincón perfecto para la educación de la primera infancia, es un lugar creado por y para los niños. Cuenta con 4 salas: una destinada para niños de 45 días a 1año, otra destinada a niños de 1 a 2 años, una tercer sala para niños de dos años y por último la sala para más grandecitos de 3y 4 años. Contamos con un patio grande en el que podemos trabajar todos los días en nuestra propia granjita y huerta. También contamos con una pequeña biblioteca, la cual todos los los renovamos con ayuda de las familias del jardín y los chicos.
Nuevas y viejas tradiciones
El Jardín Chiquiflop cambio bastante, pero mantenemos viejas tradiciones, donde los niños disfrutan y juegan con la naturaleza, dejando de lado las tecnología por un rato. Se tiene que estar más atentas y activas, presentar actividades constantemente utilizando diferentes estrategias, para poder captar el interés de los pequeños.
Este año decidimos festejar el Día de los Jardines yendo a ver una obra de teatro con las salidas más grandes. Para los más pequeñitos de un año, creamos una fiesta con diferentes escenarios lúdicos. Para mí, ser maestra jardinera es pasión, esfuerzo, creatividad, vocación y amar lo que se hace.