Como parte de los 16 murales que forman parte del programa municipal “Arte de Nuestra Gente”, el artista Diego Arrascaeta está haciendo una de las intervenciones más grandes con sus murales en la pasarela frente al CPC Monseñor Pablo Cabrera de la zona norte. Los mismos, tienen su propia impronta y une una trilogía: hombre, naturaleza y animal.
En una charla con Expresión Norte, el artista visual contó más sobre su obra y el significado que quiere dejar en la misma para los ciudadanos cordobeses.
¿En qué consiste esta obra realizada en la pasarela del CPC Monseñor Pablo Cabrera?
No solamente hay una obra realizada en la pasarela, sino que son 3 murales. En el muro que cruza la Monseñor Pablo Cabrera de forma completa, que tiene 40 metros de ancho por 13 metros de altura. Hay una composición de un lado, que viene del aeropuerto hacia Córdoba; otra que viene desde Córdoba hacia el aeropuerto, y una tercera en la explanada.
¿Cuál fue la temática que elegiste?
La temática del muro del frente (que se ve desde el aeropuerto hacia Córdoba), consta de una imagen de una figura humana, en una posición dramática como gritando y donde se le desprende algo del pecho, que es una nube. La misma atraviesa en una forma expansiva a otra figura esquemática, la de un árbol.
¿Qué buscaste reflejar en estos murales?
De alguna manera, esto toca en significado a dos puntas, el hombre y la naturaleza. El hombre estaría en una situación existencial desgarrada y la naturaleza en una especie de reverencia hacia nuestros bosques nativos quemados. Del otro lado, en otro mural, hay un perro bajando del cielo y posando su pata en la pasarela. Esto denota la ternura de la relación con el animal. En la otra composición en la explanada, hay un bailarín de danza clásica con una especie de bruma de colores, que significa una especie de baile o celebración. Todo en conjunto sería un recorrido entre “el dramatismo del ser”, la naturaleza vulnerada por ese mismo ser, el perro que está acercando la ternura del hombre, y al final la celebración. El drama y la celebración serían los dos opuestos complementarios de nuestra existencia.
¿Qué significa esta oportunidad para vos como artista?
Creo que uno como artista debe correrse para que la obra sea autónoma, como también el público, porque debe dimensionar y generar una lectura propia. Lo que sí quiero es rehuir de las imágenes como plataformas de una felicidad fingida y del concepto de decoración en el muralismo. No quiero embellecer una ciudad, sino que quiero agregar un punto de reflexión sobre la condición humana. Entonces para mí, esto es un privilegio porque puedo exhibir mi obra en un ambiente público.
¿Cuánto tiempo te llevará terminar los murales?
Este es el trabajo de una semana. Ya llevamos 4 días intensivos de trabajo. En este caso, trabajamos con un equipo de gente alucinante y artistas maravillosos del arte urbano, como Fede Camm, Wan y mi hijo Octavio, que también está trabajando con nosotros. Es un lujo esta oportunidad para nosotros.