Por: Silvina Aguirre (Lic. en Psicología)
Cuando escuchamos la palabra “autismo” lo primero que se nos viene a la cabeza son niños con desafío para socializar, comunicarse con los demás y, también, algún tipo de discapacidad intelectual. Esta descripción no es para nada generalizable, ya que las manifestaciones clínicas del autismo varía mucho de una persona a otra, de allí la noción de espectro, como ese abanico de posibilidades en las que las características de está condición se ponen en evidencia.
Además de considerar que el trastorno del espectro autista es una condición neurobiologica que acompaña a la persona durante toda su vida, pensando esto en la adultez implican aprendizajes que pueden dificultar su detección.
Características y problemas frecuentes
El principal problema de los adultos con TEA, por muy exitosos que sean, son las relaciones sociales, y esto afecta tanto a su vida personal como laboral. Las relaciones interpersonales son un verdadero desafío asi como la comprensión de las convenciones sociales que rigen los intercambios. Los problemas de comunicación dan lugar a malentendidos y generan situaciones incómodas en ocasiones generando desregulaciones emocionales y conductuales.
En adultos con autismo, sus características clínicas son más sutiles por lo que no han sido detectados tempranamente. Particularmente en las mujeres, se esfuerzan continuamente por responder a las demandas del ambiente y por encajar en los contextos y grupos en los cuales no se siente parte, esta adaptación constante explicaría manifestaciones que las llevan a obtener diagnósticos erróneos: Trastornos de ansiedad, depresión, trastornos límite de la personalidad, autolesiones, problemas de alimentación y dificultades en funciones ejecutivas.
Han sido capaces de utilizar estrategias compensatorias para enmascarar sus dificultades/desafíos y estas son aprendidas desde la infancia. “El autismo tiende a ser una condición de extremos; o condición en la que dos chicas que se presentan de manera muy diferente ambas pueden estar en el espectro. Por ejemplo, una es tímida, tranquila y silenciosa y la otra es ruidosa, tiene una falta de límites y habla demasiado. Y ambas tienen dificultades de comunicación y de interacción social.” (Tania Marshall)
Cualquiera sea el perfil de la persona, llegar a la vida adulta camuflando tanto y utilizando diversos recursos (a veces con costos emocionales altísimos) para transitar situaciones
sociales e intentando encajar en diversos contexto le implican un gran esfuerzo, sintiéndose abrumadas, agotadas, necesitando luego dormir, alejarse, refugiarse en intereses.
En muchas ocasiones el diagnóstico de espectro aún en adultos, brinda la posibilidad de entender, aceptarse, reconocerse con menos exigencias de “encajar” socialmente, priorizando más el cuidado y bienestar personal.
Información: Cel. 3517 06-6899
