Por Casandra Quevedo
Todo empezó en un viaje que hizo a Europa, Evelyn Morales, una joven psicóloga cordobesa. Allí vio que el abanico se usaba como un accesorio diario y tuvo una gran idea: Empezar a producirlos apenas llegara a Argentina. A este proyecto, sumó a su novio, Massimo Capello (un estudiante de abogacía).
“Renuncié a mi trabajo y tenía pendiente el viaje de recibida. Mi hermano me dio una ayuda y me fui a Europa a hacer un viaje hermoso con una amiga. Antes de irme ya había estado pensando en qué emprender. En España, me encantó la cultura del abanico. Cuando volví, vi el uso que se le daba en las fiestas y le dije a mi novio: ‘tenemos que reinventar el abanico, darle una intención’ Así nació la idea”, explicó Evelyn.
“Airearse” e ir tras las metas
Hace menos de 2 años comenzó este proyecto en agosto, cuando los dos emprendedores pusieron manos a la obra para formar el negocio que se les había ocurrido: Averiguaron precios y después comenzaron con la fabricación en su propio departamento. Mientras que Massimo hacía el armazón y ponía el remache, Evelyn se encargaba de pegar la tela. Así nacieron los primeros abanicos de madera balsa.
Pero como todo, con esfuerzo, la fabricación fue mejorando hasta llegar al modelo de madera aglomerada con 3 milímetros de espesor. Tan bien les fue, que al cabo de un tiempo ya pudieron abrir su negocio en un local de Nueva Córdoba. Para ese entonces, presentaron una variedad de 30 abanicos, con distintos diseños que iba sacando Evelyn de internet. Pero en eso también crecieron…
Impulsados por la pandemia y la temporada de verano
El boom llegó cuando la joven empezó a hacer sus propios diseños “con onda” que encantaron a los jóvenes cordobeses que asisten a marchas, fiestas o están ligados a la causa LGBT. “Hacían cola para comprarlos”, explicaron los dueños de la marca registrada “Norte Abanicos” (NRT). Tanto fue su progreso, que hasta la pandemia los impulsó: como los lugares públicos y cerrados no podían usar el aire acondicionado, comenzaron a comprar abanicos en cantidad para darles a sus clientes.
Massimo explicó: “Vendimos mucho a bares, restaurantes, lugares donde la gente permanece un rato largo; como los abanicos no son descartables, compran 25, 30 ó 50 abanicos, se los van dando a los clientes y luego los limpian”.
Sin dudas, confiar en su producto fue la clave del éxito: “Siempre creímos mucho en el producto. Cuando le conté a Massimo, me dijo ‘¡Es el producto del año!’. Luego la demanda no paró, no dábamos abasto y empezamos a crecer sin darnos cuenta”, aseguró Evelyn.
Los abanicos más pedidos son los tamaño standard: el diseño hell’s kitchen (como modelo estrella), el serpientes y el veronica’s. Los dueños contaron: “La realidad, es que la gente compra un diseño acorde a su personalidad. Por eso llegamos a tener 71 diseños distintos actualmente. Mientras más variedad, más clientes acaparas”.
Un crecimiento que deja sin aire
En tan sólo diciembre, la pareja de “Norte Abanicos” logró recaudar en ganancias $700.000, y en total, en estos casi 2 años ya llevan facturados $2,8 millones. Los mismos corresponden a la venta de más de 1.000 abanicos por mes (a excepción de este último verano donde llegaron a fabricar 2.000 unidades).
En la actualidad, ya lograron consolidar su negocio en Córdoba y cuentan con más de 70 revendedores en otras provincias. Además, contrataron a una ilustradora y diseñadora y ampliaron su equipo a 6 personas (encargadas del diseño gráfico e industrial, modistas, costureras, control de calidad, administración y logística).
¿Cuál es su próximo objetivo? Los emprendedores revelaron que lo principal es lanzar la colección otoño/invierno (donde sumarán nuevos productos). Además piensan sumar para el próximo verano una máquina de corte laser y un plotter (para reducir costos de producción). Pero su mayor sueño en este negocio es llegar a exportar. ¡El límite es el cielo!