Desde el momento en que comenzó a caminar, Abril Marcucci se introdujo en el mundo del baile. Gracias al apoyo de sus padres, hoy estudia en Francia, más precisamente en Escuela de Ballet de la Ópera de París, donde llegó a través de sus pasos de baile.
Dese muy pequeña Abril fue un prodigio, por sus posiciones, su técnica y su entrega al trabajo por sobre todas las cosas. A los 12 años, fue seleccionada para concursar en Nueva York en otra de las competencias más importantes a nivel mundial, el Youth American Gran Prix de New York, para jóvenes talentos. Además fue becada para formarse en el American Ballet Theatre de dicha ciudad.
En 2019 ingresó al Seminario de Danzas de la Provincia y a principio de 2020 rindió en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón con 14 años, y por su calidad técnica ingresó directamente al quinto año de la carrera de bailarina.
En 2022, la cordobesa se presentó del Prix de Lausanne, el certamen internacional de danza que se celebra anualmente en Lausana, Suiza. Gracias a su desempeño, recibió la oportunidad de continuar su formación en la ciudad del viejo continente.
Hasta los 15 años tomó clases de danza clásica con su madre, Sandra Racedo. Si bien reconoció que la exigencia era mayor por ser “la hija de la profesora”, aseguró que fue eso mismo lo que le permitió llegar al lugar donde está hoy.
Actualmente, Abril es la única argentina que estudia en la Escuela de Ballet de la Ópera de París con una beca integral que cubre los estudios, su estadía, las comidas, mallas, puntas y mediapuntas.
“Lo que importa en la danza es luchar”
“Desde el momento que me fuí me dije que tenía que ser adulta, porque el bailarín tiene que ser maduro desde muy joven, porque la vida va cambiando todo el tiempo. El día que me fuí a París me cayó la ficha de que me estaba yendo a vivir a otro continente, iba a haber un mar entero de división entre mi familia y yo y nosotros somos muy unidos”, reconoció la joven bailarina.
La rutina de una bailarina en uno de los institutos de danza más prestigiosos del mundo es intensa y rigurosa. La despiertan a las 7, desayuna en el comedor y a las 8 toma clases virtuales en una escuela de la Argentina. A las 12 es el almuerzo y a las 13.30 arrancan las clases de danza
“Son exigentes, pero entienden al alumno. El trabajo es muy riguroso, porque es técnica francesa y no la tenía tan incorporada. Pero estoy bien, disfrutando el momento”, asimiló Abril que con tan solo 16 años es la única argentina en una de las mejores escuelas de ballet del mundo.
Para Marcucci, bailar es una forma de agradecerle a todas las personas que la ayudaron a llegar al distinguido lugar que ocupa hoy. Baila para sus padres, para sus hermanos, para su profesora de danza contemporánea, Mariana Massera, quien pasó a convertirse en su tía del corazón, y para su profesora de Brasil, Simone Malta, quien la cuidó, y lo hace baila para ella misma, para agradecerse por no bajar los brazos, por su lucha y por haber cumplido su sueño.
“Hay estoy en la Ópera y hace un año eso era imposible. Todavía estoy luchando, porque no es fácil estar acá siendo extranjera. Tenés que insistir hasta que te mueras y siempre tener la humildad de entender que el otro puede ser mejor, y es bueno aprender de él. Lo que importa en la danza es luchar. De 10, son 3 que lo logran. Esas son personas especiales, que pasaron por cosas difíciles y tienen la humildad de seguir luchando a pesar de que ya lo lograron”, remarcó Abril Marcucci, un prodigio del ballet que con apenas 16 años lucha por seguir cumpliendo todos sus sueños.