Día del preceptor: “Los alumnos me llenan e inspiran a seguir”

En conmemoración de este día, hablamos con Romina Zalazar, un ejemplo de lucha: fue mamá durante el secundario y tuvo que dejar un tiempo la escuela, pero la retomo, terminó e hizo el trayecto de Preceptora. Hoy hace 6 años que trabaja de lo que más le gusta.

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Muchas veces, en el día a día de las clases en las escuelas se invisibiliza el trabajo de los preceptores. Son esas personas que más que administrativas son trabajadoras sociales, son quiénes más conocen a los alumnos, tanto en lo académico como en lo personal. Su función es vital, ya que hacen que el desempeño de los chicos mejore o no pierda su rumbo, además son el nexo entre los padres y el colegio. Esta es una tarea difícil, que la mayoría de los preceptores hacen a la perfección.

Pero con la pandemia del coronavirus, ese trabajo se volvió más difícil. Por eso, Romina Zalazar, nos contó su historia y cómo fue que se convirtió en preceptora del colegio donde se formó: “Comencé a estudiar para preceptora en 2010. Lo que me llevó a hacerlo fue el de acompañamiento a los adolescentes, ya que es una etapa muy dura para ellos”.

Sobre su gran vocación por su trabajo, Romina confesó: “Realicé mi paso por el secundario IPEM N° 338 Dr. Salvador Mazza (barrio Marqués Anexo), del cual fui alumna y ahora preceptora. Yo quise ayudar como mis preceptores de ese colegio lo hicieron conmigo. Fue gracias a ellos. Sentí que quería mantener a los alumnos dentro de la escuela. Se dio y estoy hace 6 años trabajando de preceptora, con quienes fueron mis profesores y directora”.

Esas mismas ganas de ayudar a los alumnos se trasladaron de las aulas a lo virtual. Sobre su labor en esta nueva modalidad, la preceptora dijo: “En el contexto de pandemia paso todo el día hablando con alumnos no hay descanso, lleva mucho tiempo y a veces no llegas a hacer todo lo propuesto en el día”. En este sentido, también aclaró que ella hace lo imposible para no perder el vínculo con los estudiantes y familiares.

En cuanto a la organización en la nueva virtualidad, Romina explicó que “se tiene que hablar de todo un poco para no perder la conexión”. Además agregó: “A la mañana me organizo escribiendo mensajes a todas las familias, preguntando como están los alumnos, si realizan las tareas y como se encuentran de salud. También hacemos planillas de seguimiento de cada alumno y su situación. Si podemos ayudarlos, buscamos una solución”.

Todo este contexto le dejó una gran enseñanza a la preceptora: “De la pandemia aprendí lo importante que es el vínculo y no cortarlo. También aprendí a usar más la tecnología, pasé de hacer todo en papel a hacerlo de forma digital. Creo que soy muy afortunada de trabajar en el colegio que cursé, los alumnos me llenan e inspiran a seguir”.