Diversión y aprendizaje en el Taller de Danzas del Centro Vecinal Zumarán

Los talleres artísticos y culturales retornaron al Centro Vecinal de B° Ana María Zumarán y San Martín Norte. Entre ellos, destacamos al taller de danzas folclóricas y ritmos latinos, brindados por el Profesor Pablo Tapia. En tiempos en donde distender el cuerpo y la mente es más que necesario, esta es una buena oportunidad para aprender, divertirse y renovar energías.


Desde el año 2018, el Centro Vecinal Zumarán brinda un espacio a vecinos y vecinas del sector, para aprender y practicar ritmos latinos y danzas folclóricas. Dentro de los primeros, la variedad de estilos es amplia: desde bachatas y merengues, hasta cha cha cha y Disco. En cuanto a los segundos, la chacarera, los gatos y las zambas, son algunos de los estilos tradicionales y básicos que se interpretan: “El objetivo es que, quienes aprenden, puedan soltarse a mbailar en alguna fiesta o peña folclórica”, comentó el Profe Pablo.

¿Cómo se organizan los grupos avanzados con respecto a quienes recién comienzan?
Este año tuve que separar en dos grupos ya que, quienes venían a bailar desde el principio, ahora están más avanzados que quienes recién están empezando ahora. Siempre es posible seguir aprendiendo y creciendo en el mundo de la danza, porque nunca hay un techo o límite. Hay muchas personas que quieren perfeccionarse y, otras personas, solo buscan aprender a bailar lo básico. Sea un objetivo u otro, ambos son totalmente válidos.

Porque, quizás, también busquen distenderse mentalmente, ¿verdad?
Sí, también vienen para eso. Este es el momento de distracción que muchas personas tienen. La danza es una buena terapia, más en estos tiempos. Además, sirve para estar muy bien físicamente. Si bien la mayoría de los asistentes son adultos mayores, se ha sumado mucha gente joven nueva. Quienes vienen acá, dicen que se van con otro ánimo y llegan a sus casas mucho más relajados y calmados.

Baila conmigo…

Una de las pioneras del taller es Gloria, quien debutó en Ritmos Latinos desde el 2018. Con el paso del tiempo, se animó a sumar un nuevo estilo y decidió estar presente también en el taller de folclore. Haber acostumbrado a su cuerpo al movimiento, le permitió mejorar su estado físico, algo que comprobó ella misma en tiempos de pandemia: “Cuando estuvimos en cuarentena, recuerdo que caminaba una cuadra y ya me dolía la espalda. Evidentemente mi cuerpo extrañaba este espacio. Ahora que podemos retomar esta actividad, la pasamos muy bien, nos divertimos y el Profe nos tiene mucha paciencia. Invito a todo el mundo a estas clases”.

Pero, generalmente, las inhibiciones son un freno a la motivación y decisión de participar socialmente en cualquier propuesta cultural y artística. Muchas personas pasan por esta etapa de “negación”. Pero Teresa, otra de las participantes, comentó: “Estamos en la etapa de jubiladas y tratamos de buscar otras ocupaciones, para despejar la mente y aprender nuevas cosas”, y comentó que ella junto a su marido Pablo, asisten regularmente a muchas peñas folclóricas y, aprender a bailar, les permitirá “soltarse”. Pero esa negación a la participación, generalmente se manifiesta en los hombres. Teresa comenta que fue una tarea nada fácil convencer a su marido que la acompañe al taller. Pero una vez allí, él comentó: “Realmente es muy lindo haberme animado a venir”. Por su parte, Emanuel y Vanesa, son dos jóvenes hermanos que decidieron sumarse al taller de manera reciente: “Queríamos hacer algo en conjunto, porque mi mamá también viene a participar a talleres en el Centro Vecinal y queríamos estar toda la familia. Siempre quisimos aprender a bailar folclore y ahora se nos dio la oportunidad”, sostuvo “Ema”, a lo que “Vane” agregó: “Pablo tiene una paciencia enorme, porque desde el primer día yo le planteé que no puedo coordinar movimientos y, desde la primera clase, pude bailar chacarera… ¡Así que imagínate lo bueno y profesional que es!”.-