Cuenta la leyenda que el gran Arquímedes de Siracusa, el más ilustre científico del mundo antiguo, arrastrado quizá por un entusiasmo desmedido ante su descubrimiento de la ley de la palanca, habría exclamado con soberbia: “Dadme un punto de apoyo y moveré al mundo”. Arquímedes podría levantar la Tierra con una palanca. Bajo esta idea, la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (F.A.M.A.F.) de la Universidad Nacional de Córdoba, abrió este canal de participación para los y las jóvenes del secundario, con la consigna de escribir cuentos o relatos que se relacionaran –de manera metafórica o directa- a “la palanca que mueve el mundo”.
Motivado por experiencias similares emprendidas en otras escuelas, el Profesor Diego Martín Talmon fue quien propuso a los y las estudiantes a participar en el concurso. Ser docente de Matemáticas no le resultó un impedimento para motivarlos a escribir y desarrollar la imaginación en el aula. El trabajo fue fructífero desde el primer momento, pero la coronación de la iniciativa llegó con dos distinciones: primero y segundo premio en la categoría “D”, correspondiente a los alumnos del Primer Ciclo de la Escuela Secundaria (CBU-EGB3). Damiana y Lautaro fueron los seleccionados entre los 235 trabajos que presentaron 297 alumnos de todo el país. Expresión Norte estuvo con los protagonistas de esta hermosa noticia.
“No me esperaba conseguir un premio”
Por: Damiana Choque (2º premio)
El día que el profesor de matemáticas nos propuso escribir el cuento, justo yo había faltado a clases. Así que fue una compañera la que me contó la consigna y, al principio, no entendí mucho lo que había que hacer. Cuando supe, escribí el cuento, pero cometí el error de titularlo como yo quise y no como decía la consigna. El título debía ser: “La palanca que mueve al mundo” y yo lo titulé como “Leyendo y estudiando se puede hacer todo”. Mi cuento se trata de una familia de animales que querían mover una piedra para poder pasar, pero como no podían, fueron llamando más animales y finalmente la movieron. La moraleja es que la unión hace la fuerza. Para escribir este cuento, me inspiré en uno que me contaban cuando yo era chiquita, sobre verduras que querían sacar a una gran zanahoria de la tierra y para lograrlo, tuvieron que llamar a otras verduras. Realmente no me esperaba conseguir un premio, porque cuando me enteré que mi título estaba mal, ya di por perdido todo. Antes era de escribir muchas historias de terror y acertijos, pero ahora me interesa más el dibujo y la pintura. Y hace poco tiempo, una amiga de mi mamá me pidió que yo ilustrara la portada de un cuento de su hija. Cuando sea grande, me gustaría estudiar indumentaria o astronomía.
“Nunca sean negativos con lo que quieran”
Por: Lautaro Cabrera (3º premio)
Cuando el profe nos dijo lo del concurso, para mí era como hacer una tarea común. Al principio, no lo iba a hacer, pero después decidí hacerlo en mi casa con el teléfono y en 15 minutos el cuento ya estaba terminado… me salió “al toque”, no tenía nada pensado desde antes. Entonces se lo mandé al profesor. Mi cuento se trata de una persona que trabajaba moviendo una montaña de arena, hasta que se dio cuenta que utilizando una palanca su trabajo iba a ser más sencillo. Cuando me enteré que había ganado el tercer lugar, no me impresioné tanto, pero luego me pareció bastante extraño porque nunca gané algo así; no me lo esperaba. En Carlos Paz recibí el diploma y, al principio, no quería ir hasta allá para recibirlo, pero mis padres me convencieron; no todos los días se recibe un premio. Cuando sea grande, quiero ser dibujante de comic y creo que eso tiene que ver algo con la escritura pero, en realidad, me gusta más el dibujo de comic que la escritura. Por eso, a todos los chicos que lean esto, quiero decirles que nunca sean negativos con lo que quieran, porque no tienen que rendirse nunca para cumplir sus sueños, tienen que saber perfeccionarse en aquello que mejor saben hacer.
“Los chicos tienen mucho para decir y más para escribir”
Diego Martin Talmon (Profesor de Matemática, Nivel Medio)
Diego, es interesante que un docente de Matemática motive a sus estudiantes a redactar textos literarios…
Participar en el concurso de cuentos me dio la oportunidad de desarrollar las capacidades requeridas por los Lineamientos Curriculares y las Prioridades Pedagógicas del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, que es la lectura y escritura con énfasis en la comprensión lectora, desestructurando el espacio habitual de esta disciplina. Además, el hecho de ser un escritor aficionado o emergente, me ayuda visualizar con claridad la manera en que la lectura y la escritura atraviesan todas las áreas curriculares y es tarea de todos, asignar el espacio para desarrollarla. Los chicos tienen mucho para decir y más para escribir, solo hay que darles la oportunidad. Agrego que también resulta interesante que sea el F.A.M.A.F. quien organizó el concurso, en el afán de relacionar la literatura con las ciencias duras.
¿Por qué es importante que los y las jóvenes expresen sus ideas y sentimientos a través de la escritura?
La lectura y la escritura abren puertas como la imaginación, el desarrollo del vocabulario, la mejora en la ortografía, orden y claridad del pensamiento. Un libro puede lograr la superación de un mal momento, es descubrir nuevos mundos. Particularmente, he notado que algunos niños llegan abatidos, desganados, se sienten muy solos. Un libro puede ser una excelente compañía, pero lamentablemente leer por placer no es popular entre ellos. Por eso, es necesario generar el hábito y los resultados pueden resultar maravillosos y sorprendentes, tal como fue vivenciado en este proceso.
Seguramente no resultó una sorpresa que Damiana y Lautaro sean distinguidos, ¿verdad?
Damiana y Lautaro tienen una facilidad natural para escribir y lo hicieron de un modo impecable. Pero quiero destacar que todo el curso trabajó con entusiasmo; fue realmente sorprendente, todos merecían ganar. Debe haber sido muy duro el trabajo por parte de quienes se erigieron como jurado. Por todo esto, se entregó a cada uno, un diploma como recuerdo grato de su participación y como incentivo además, para seguir intentándolo. Y yo, en una asombrosa contradicción, quedé sin palabras.