En un departamento de B° Pueyrredón, la calma se respira en cada rincón y los maullidos son bienvenidos. Allí funciona El Michi Feliz, una guardería felina diseñada con amor, detalles y una profunda comprensión de lo que significa convivir con un gato. La creadora de este pequeño paraíso es Virginia Rada, una joven de 27 años que transformó su amor por los felinos en un proyecto único en Córdoba. “Noté que, aunque había muchas opciones para perros o guarderías mixtas, no existía un espacio realmente pensado desde la mirada felina”, cuenta con la calidez de quien hace lo que ama.
La idea nació en noviembre de 2021, casi como una necesidad natural. Con la demanda creciente de personas que viajaban por trabajo o vacaciones y no sabían dónde dejar a sus gatos, Virginia detectó una oportunidad: “Me motivó profundamente poder trabajar de lo que amo, y a la vez ofrecer un servicio que no era fácil de encontrar: un lugar donde los gatos no solo estén cuidados, sino también comprendidos y contenidos emocionalmente”.
Sin jaulas ni estrés,
en B° Pueyrredón funciona el primer espacio en Córdoba dedicado 100% al bienestar emocional de los gatos. Así, entre rascadores, música suave y balcones soleados, los michis encuentran un segundo hogar.
Un segundo hogar
Pero El Michi Feliz no es una casa adaptada: es un espacio diseñado desde cero para ellos. Circuitos elevados en las paredes, rascadores, balcones protegidos, aromas neutros, luz natural y música suave. Todo pensado para su tranquilidad. “Cada rincón busca ofrecerles una experiencia positiva, segura y libre de estrés”, explica. Además, los michis nunca están solos: hay presencia humana constante y vigilancia con cámaras, para garantizar la tranquilidad tanto de los gatos como de sus tutores.
El enfoque es completamente personalizado. No existen planes rígidos ni estadías estándar: cada gato es una historia diferente. “Algunas personas dejan a sus gatos por un fin de semana, otras por vacaciones más largas, y también recibimos michis cuyos humanos se van del país”, detalla. La flexibilidad y la empatía son pilares del servicio, que se adapta a las necesidades de cada familia felina.
La convivencia entre gatos también tiene su magia. “Muchos michis ya consideran la guardería su segundo hogar y a nosotros su familia. Han hecho amistades con otros gatos y cuando se reencuentran, todo es felicidad y juegos”, dice Virginia con una sonrisa. Y no es difícil imaginarlo: en El Michi Feliz cada gato tiene su propio espacio enriquecido, juguetes, escondites y vistas estimulantes.
“Me motivó profundamente poder trabajar de lo que amo, y a la vez ofrecer un servicio que no era fácil de encontrar: un lugar donde los gatos no solo estén cuidados, sino también comprendidos y contenidos emocionalmente”.
El proyecto no solo cuida a los gatos: también educa a sus humanos. Virginia planea sumar asesorías y talleres sobre comportamiento felino, y sueña con expandir el espacio y abrir nuevas sedes. Pero todo crecimiento, aclara, será sin perder la esencia.
Para Virginia, El Michi Feliz se sostiene sobre tres pilares: compromiso, confianza y cuidado. “Compromiso, porque estamos dedicados plenamente a brindar una atención constante y personalizada… Confianza, porque las familias saben que sus gatos están en un lugar seguro… Cuidado, porque cada detalle está pensado para garantizar el bienestar físico y emocional de los gatos”. Y es justamente ese amor silencioso, profundo y respetuoso el que convierte a este lugar en un verdadero oasis para los felinos de Córdoba.
Más info: El Michi Feliz