El preceptor del Programa PIT que recorrió toda Latinoamérica y organiza colectas solidarias

Se trata de Facundo Pacheco, quién realiza su labor en el IPEM 130 Raúl del Llano a través del Programa PIT, asistiendo a adolescentes que desean terminar el colegio. Faltando solamente viajar por Venezuela, Guayanas y Surinam, el ex jugador del Tala recorrió nuestro continente conociendo lugares inhóspitos y viviendo experiencias únicas.

Por Tobías Ochoa

Pocas son las personas que persiguen sus sueños y los alcanzan, en esta ocasión, el sueño que persiguió durante años Facundo, recorrer toda Latinoamérica, está a punto de completarse. Solamente le faltan cuatro países por “conquistar”, realizando gran cantidad de viajes únicos y experiencias similares a una película como La Playa.

Sus travesías se caracterizan por “no viajar a lugares turísticos”, permaneciendo durante un mes completo en estos, centrándose en el descubrimiento propio del entorno y también conociendo facetas propias de su persona en sí. Los viajes son una forma de introspección para Pachecho, quién se desempeña como preceptor en un IPEM nocturno, a través del Programa PIT.

Lugares como Los Órganos (Perú), Tikal (Guatemala), El Tunco (El Salvador), Cabo de La Vela (Colombia) o Canoa (Ecuador); y personajes secundarios como Paul de Francia, Loli de Italia, Mary de Francia, Lucas de Suiza o Verónica de New York, son los protagonistas de un extenso recorrido por todo el continente junto a Facundo.

Palomino, Colombia.

Relatos de un viajero

“Siempre viaje solo, al principio no entendía porque lo hacía, pero con el paso del tiempo fui descubriendo como iba relacionandome con las personas que conocía en cada lugar y con mi soledad. Recorrí todo, desde Argentina hasta México, puedo quedarme horas hablando de viajes, comienza relatando Pacheco.

Cada viaje hecho por el ex jugador del club Tala tuvo una duración máxima de un mes, exceptuando el recorrido por Centroamérica que duró tres meses, durmiendo en todo tipo de hostels, haciendo amistades para recorrer los lugares y enfrentando las dificultades que se presenten en cada momento.

“Estuve en la única isla del mundo que tiene dos volcanes, en Nicaragua, nadé con tiburones en Bélice, el atardecer más lindo lo ví en Costa Rica, estuve en la concentración de pirámides Maya más grande del mundo, en Guatemala, entre otros viajes. Son experiencias increíbles que para mí son indescriptibles y que las volvería a vivir un montón de veces”, destacó Facundo, respecto a los lugares que más le asombraron.

Malas experiencias

En ecuador, más precisamente en Monpiche, Facundo sufrió 63 picaduras de mosquitos, condenado a seguir su travesía con “el pie hecho una pelota”. Sin la cobertura de una Assist Card, los viajes se convierten en una suerte de supervivencia por el continente.

“Cuando estuve en Colombia, durante el año 2017, visité la playa de la Península de Barú, en ese lugar dormí en un hostel y le robé la cucha a un perro para dormir. Era la primera vez que iba a dormir en una hamaca paraguaya, estaba muy incómodo y cuando me di cuenta habian pasado dos horas, entonces miré para la izquierda, había un perro echado en dos almohadones color bordó, dije es el perro o yo. Terminé durmiendo en su cama para poder descansar bien”, recuerda con humor Facundo.

Otra de sus peripecias transcurrió en Costa Rica, donde sufrió las fuertes tormentas locales, las cuáles inundaron por completo la carpa donde dormía en su primera noche en el país. No obstante, siempre existen buenos recuerdos, como el “boquete” en el que durmió en Panamá y por el que solo pagó 12 dolares. El castillo se situaba en medio de la montaña y contaba con lujos propios de un hotel all inclusive.

Tikal, Guatemala.

Debido a las intensas lluvias, de a momentos el audio en la entrevista se esuchaba mal, pero la lluvia refrescó un nuevo recuerdo en Pachecho: “En Guatemala fui a un lugar que decían que llovía todas las noches, durante el día era un paraíso de playas y sol, pero por la noche aparecía la lluvia tropical. Me fui, estuve durante una semana apreciando la lluvia por las noches, se llamaba Length el lugar”.

Equipaje ligero

“Todo bien con las valijas, pero te limitan un montón. Comprate una mochila y anda a recorrer lugares que nunca pensaste conocer”, es el lema de Facundo para quién desee comenzar a viajar.

Respecto a los elementos que no deben faltar, Pacheco destaca la importancia de tener siempre una campera, “si hay algo que no queres pasar viajando es frío”, un libro y el cuatro (una especie de ukulele hecho en Venezuela), presente en cada viaje.

“Siempre me propuse tener dinero para el viaje que voy a hacer y para el próximo, cosa de tener asegurados dos años de viajes. No me limito en los gastos que voy teniendo, soy una persona muy sencilla y no me desespero por tener lujos, comentó Facundo, sobre sus habitos de ahorro previos a emprender viaje.

El sueño sigue más latente que nunca y se hace presente en cada relato, solamente el hecho de recorrer Venezuela, Guayanas y Surinam, finalizarían un amplio viaje por el contienente: “siempre imagino ese momento, cuando pise el último país, nose que sensaciones voy a tener pero es algo que me gusta mucho imaginar. No me privo de pensar en el futuro, es una enseñanza que me dio una mujer de 52 años en Baños (Ecuador), quién me dijo una frase que me marcó para siempre. ‘Las expectativas determinan lo que puede suceder'”.

Machu Pichu, Perú.

Compromiso con el entorno

A la edad de 25 años, luego de intentos fallidos por estudiar ciencias económicas y ejercer de martillero público, el padre de Facundo (actualmente docente jubilado) le comentó sobre una vacante en el IPEM 130 Raúl del Llano. El puesto era para ejercer de preceptor en el marco del Programa de inclusión para la terminalidad de la educación secundaria y formación labora, destinado a jóvenes de entre 14 y 17 años que deseen terminar el secundario.

Su experiencia previa en el campo social se remontaba a un voluntariado en la Fundación Ideas, la cuál le permitió conocer Roma con tan solo 18 años. Ya que el puesto de trabajo estaba orientado a su perfil, conmovido por las historias de vida de cada alumno que asistía al IPEM, Pacheco emprendió su viaje más importante: involucrarse y generar cambios en la vida de los demás.

“No nos encasillamos en ningún rol, todos hacemos de todo un poco y trabajamos de una forma hermosa. Trabajar hoy y ver los frutos que hemos sembrado me genera muchas cosas, podemos ayudar a que las personas terminen el secundario y les hacemos ver que no todo está perdido”, relató conmovido el protagonista. Además, agregó: “En nuestro día a día convivimos con problemáticas muy fuertes, problemas de adicciones, violencia y personas con muchas carencias, por suerte, hemos podido erradicar todo esto y mejorar la vida de todas las personas que entraron al programa”.

Sandra Melani y Teresa Bruno son las personas que acompañan a Facundo Pacheco en este viaje por la vida de cada persona que asiste al IPEM Raúl del Llano, quienes pelean por el sueño de una vida mejor.

“Me parece siempre interesante poder darle una mano a cualquier persona que necesite, comencé hace un par de años a raíz de una estudiante que faltó a clase por varios días debido a que no tenía plata para venir ni para comer. Gracias a esta situación, constantemente realizo colectas solidarias, junto a amigos, conocidos, para que todas las personas que estén a mi alcance siempre tengan un plato de comida, finalizó Facundo.