El señor de las estampillas: “La filatelia no es un trabajo para ansiosos”

Atención al detalle, perseverancia, paciencia y criterio… son algunas de las cualidades necesarias para la filatelia; el arte de la colección ordenada de estampillas postales que lleva adelante Rafael Casajus, quién cuenta con casi dos millones de unidades.

Por: Lic. Javier Alday

Estampillas

Desde niño, Rafael Casajus ha cultivado su interés por la filatelia y hoy, a sus 60 años de edad, acumula casi dos millones de estampillas clasificadas rigurosamente. Su profesión como Psicoanalista no es casual, ya que asegura que “la filatelia tiene mucho que ver con mi trabajo, porque es orden simbólico. Las estampillas tienen sus características determinadas, número, valor facial y orden en la serie. Lo interesante del coleccionismo es el armado de series y eso es un orden simbólico… las personas, somos seres simbólicos”.

Como para graficar rápidamente qué volumen representa dos millones, deberá pensar en varias bibliotecas y repisas repletas de álbumes, sobres y cajas de unidades. “Una caja de zapatos llena de estampillas, puede contener un promedio de 50 mil unidades y, para clasificar a cada una de ellas, puede demandar hasta tres años de trabajo”, comentó Rafael.

¿Cómo inició su camino por la filatelia?

Como casi todos los filatelistas, comencé desde muy chico, a los 10 años de edad, cuando mi tío me regaló unas estampillas. Al principio, coleccionaba aquellas extraídas de las cartas hasta que me recibí en la universidad y, por diversos motivos de la vida, lo abandoné. Pero hace diez años atrás retomé esta pasión y, actualmente, la comparto con mi mujer Miriam, trabajando en la clasificación todos los fines de semana.

“La filatelia argentina es una de las mejores del mundo, por la calidad gráfica y estética que tiene”

¿Cómo logra obtener cada una de las estampillas y qué proceso aplica una vez adquiridas?

Me dedico a comprar estampillas, rastreándolas. Una vez que las acumulo, se clasifican poco a poco, país por país, en base a un libro denominado “clasificador”. En general, se pueden ordenar por país, por tema o por año, pero la verdad, el criterio depende mucho de cada persona. La filatelia no es un trabajo para ansiosos y, lamentablemente, está desapareciendo, porque justamente, no muchas personas tienen la paciencia para dedicarse, a pesar de desarrollar mucho la capacidad de observación, la atención al detalle y diversos aprendizajes relacionados a cada país. Los pocos filatelistas que quedan son personas muy grandes; yo con 60 años de edad, soy la persona más joven en los clubes de filatelia. Por otro lado, el correo mismo ya no utiliza estampillas.

Si hacemos foco en la filatelia local, ¿Cómo la describiría?

La filatelia argentina es una de las mejores del mundo, por la calidad gráfica y estética que tiene. Pero también, tiene un “plus” que no tiene prácticamente ningún país del mundo, y que refleja nuestra forma de ser desordenada: una misma estampilla puede tener muchísimas variantes –por tipos de papel, por ejemplo- y eso aumenta su valor y determinación.

¿Cuál estampilla o serie adquiere un valor especial?

Mi primer álbum es el que rescato, el cual perteneció a mi tío. Son solo 30 unidades muy comunes y fue mi mamá quien me lo regaló cuando yo era muy chico, porque junto a su hermano, las coleccionaban. Ese álbum es muy amado, ya que fue el que me impresionó y el que me abrió las puertas a este mundo.

¿Qué estampillas tiene pendientes por conseguir?

Infinidad… Siempre estamos buscando lo que nos falta, porque es un universo que nunca acaba. Constantemente perseguimos la satisfacción de encontrar la estampilla que uno quiere (En homenaje a Andrés Cherniger, filatelista).-

Más información: Cel: 3512321499 -Mail: rafacasajus@hotmail.com