Por Casandra Quevedo
La legendaria Ruta 40 se ha vuelto, a lo largo del tiempo, en un desafío para muchos amantes de los viajes. Al unir todo el largo del país, es perfecta para poder conocer todos los tipos de paisajes que tiene la hermosa Argentina. Si bien muchas personas hacen esta ruta en vehículo, el caso de Horacio Vissani es especial: la hizo en su Ford A de 1931.
En una entrevista exclusiva con Expresión Norte, habló de toda su experiencia y del mensaje que le quiere dejar a todos aquellas personas que desean viajar y no se animan.
¿Qué fue lo que te hizo querer empezar a viajar en el 2015?
El motivo por lo que hice este hermoso viaje, fue casi a consecuencia de que conocía a una persona virtualmente de Tucumán (Cristian Delaporte), que recorrió la Argentina con un Ford A 1929. A su paso por donde vivo, lo conocí. A esto se le sumó el fallecimiento de un amigo personal. Fue lo que me hizo decidir, me sentí bien y con ganas, así que hice los preparativos y puse una fecha: el 25 de abril del 2015.
¿Por qué elegiste recorrer la ruta 40? ¿Cuántos km hiciste en total?
Elegí hacer esta ruta por ser emblemática, por sus bellezas naturales. Me lo propuse hacer en dos etapas, una desde La Quiaca a Mendoza y la segunda desde Mendoza a Ushuaia. Hasta ahora pude concretar la primera, la segunda será después de la pandemia.
¿Cuáles fueron las cosas positivas de hacer esta experiencia?
Las cosas positivas que recogí de este viaje es que si uno se lo propone, puede lograr el objetivo, cualquiera fuera y en cualquier orden de la vida. En este caso, viajar en un Ford A 1931 y a cualquier edad. Mis 61 años de ese momento (o los que uno tenga), no son impedimento para lograr algo, depende de como los lleve o sienta uno. Hice muchos amigos y hubo mucha solidaridad y alegría de la gente al ver este auto en esos caminos.
Tu gran compañero fue tu querido Ford A de 1931, ¿Cuál es el valor sentimental que tiene?
A este auto le tengo un sentimiento especial y fue la puerta para que ya tenga 3 más. Tuve uno igual a mis 19 años y lo vendí para mejorar. Con los años pude lograr reemplazar por este Modelo Fhaeton 1931. Ahora poseo un Town Car Windshield 1931, un Roaster 1931 y una Coupe 1930. Todos Ford A y son como hijos. Ninguno se vende y todos tienen mis sentimientos puestos en ellos.
¿Podés contarnos la mejor anécdota que tuviste recorriendo el país?
Una de las historias fue encontrarme con unos viajeros camino hacia el viaducto La Polvorilla. Ellos iban en Land Rover y me sugirieron no seguir, ya que en el camino había muchas piedras y arroyos. Les dije que si ellos habían pasado con esa Land Rover yo podría pasar mi Ford A. Y así fue, lo pude lograr.
Después viajaste con un amigo por Europa, en otro Ford A, ¿Qué diferencias y similitudes hubo entre ese viaje y el que hiciste por Argentina?
Mi viaje a Europa surge a partir de contarle a un amigo que vive en París sobre mi viaje a La Quiaca. Me propuso comprarse un Ford A y unir París y Roma. Así lo hizo, se compró un modelo de 1928, lo trajo a mi taller y en 3 meses lo terminé de poner confiable. De ahí se lo llevó a Francia en un barco y después unimos París- Roma- París (4.300KM) en 20 días.
Luego participamos en las 24 horas de “Le Mans”, en presentación de pilotos. El auto no tuvo ningún problema. Se quedo a vivir en París. En cuanto a las similitudes, está la admiración de la gente por este auto y la cantidad de paisajes que hay en Argentina y otros países.
¿Qué le dirías a alguien de tu edad que quiere viajar pero aún no se anima?
Conozco gente en este hobby de 90 años que viaja, maneja y disfruta de estos autos. Nunca se es viejo, solo puede ser la apariencia o lo que diga el documento. De hecho, en mi caso tengo proyectos para hacer otros viajes, como retomar la Ruta 40, ir a Chile o a Cuzco.