Por: Cintya Ramos (Lic. en Psicología – MP 10547)
Todos alguna vez hemos sentido temor al hablar en público, actuar o cantar. O hemos sentido que nos sudan las manos o todo el cuerpo al pensar que tenemos que expresar un desacuerdo delante de varias personas. Y más aún, ¿Quién no ha planeado mil veces en su cabeza cómo iniciar una conversación con alguien atractivo para terminar no diciendo nada? o, ¿Quién no ha dejado de asistir a una fiesta por no saber cómo actuar? Cuando hablamos de fobia social la mayoría de las personas creen que se trata simplemente de tenerle miedo a las personas, o a los lugares con mucha gente.
Pero eso no es del todo así. La fobia social es un temor persistente a situaciones sociales
como las que mencioné, en que la nos vemos expuestos a gente desconocida o a la evaluación de los demás. Justamente el temor que se oculta es el miedo a ser evaluado negativamente por los demás, a pasar vergüenza o vivir un momento humillante.
“Cuando hablamos de fobia social la mayoría de las personas creen que se trata simplemente de tenerle miedo a las personas, o a los lugares con mucha gente”
Las sensaciones corporales que acompañan a la fobia van desde ponerte colorado/a, que se te seque la boca, que sientas palpitaciones, que tiemblen tus manos, tus rodillas o tu voz. También podés sentir sensaciones de calor o de frío, incluso dolores de cabeza o de estómago. Un dato a tener en cuenta es que estos síntomas se agravan cuando sientes que te están observando o que las miradas están puestas sobre vos.
¿Por qué pasa esto?
Puede haber pasado algo alguna vez –o no– que nos dio temor, y a partir de ahí comenzamos a evitarlo. Así comienza el círculo de la evitación: Le tuve miedo – lo evito – me lo imagino y me da más miedo– lo vuelvo a evitar y así sucesivamente.
¿Cómo se desaprenden los miedos?
El tratamiento para estas situaciones incluye técnicas de relajación para poder afrontar la ansiedad. Para ello podemos practicar respiraciones abdominales, lentas, conectando con nuestro cuerpo y su ritmo. Segundo, debemos derribar algunos mitos sobre la ansiedad. Por ejemplo, que es peligrosa y podría ocasionarte un ataque al corazón. O que el ataque de ansiedad no se acabará más. Luego, con tu terapeuta, se arma un plan de trabajo de exposición a esas situaciones temidas, se puede hacer gradualmente, creciendo en intensidad y miedo.
“Lo mejor es crear un cambio en tu forma de percibirte frente a los demás”
Pero lo más importante para superar la fobia es dejar atrás la conducta que te lleva a evitar todas las situaciones temidas. Y por último ir modificando nuestros pensamientos. Porque si cuando necesitas crear una determinada impresión en los demás te surgen las dudas sobre tus propias cualidades y comenzás a cuestionarte si podrás hacerlo, o si serás capaz de hacerlo bien; entonces te va a surgir una sensación de vulnerabilidad. Lo mejor es entonces crear un cambio en tu forma de percibirte frente a los demás, más real, pudiendo ser más consciente de tus virtudes y tus capacidades.
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