Corría el año 1979 y en la Maternidad de Córdoba una madre primeriza esperaba con ansiedad el nacimiento de sus hijas mellizas junto a su pareja. Noemí Torres y Ricardo Alessio aguardaban la llegada de su médica que se encontraba en otro sector del hospital. Noemí dilató rápido y un médico recién recibido con poca experiencia se hizo presente para atender el caso. Nace Griselda a las 11:40 AM y una hora después, luego de subir por el canal de parto nace sin vida Silvina Alessio. “Mi mamá no supo decirme cómo me sacan porque se desvaneció. Estuve mucho tiempo en la panza, la discapacidad se produce por la falta de oxígeno”, comentó Silvina, quién actualmente, vive en Las Varillas, está casada, y todas las semanas viaja a la ciudad de Córdoba, donde trabaja.
El protocolo para el mecanismo de reanimación en ese entonces constaba de cuarenta minutos de práctica activa, pero el médico siguió insistiendo un tiempo más y es allí cuando ocurre el milagro. Silvina vuelve a la vida respondiendo a las maniobras de reanimación. “Mis primeros veinte días de vida estuve en una incubadora. A ese momento lo recuerdo cuando tengo desafíos difíciles y me tengo que volver a levantar y seguir caminando para lograr mis objetivos”, explicó la Psicopedagoga que desde el año 2020, trabaja como profesora en la Universidad Católica de Córdoba (UCC) en distintas cátedras, junto con la profesora Mariana Dalbes, en las facultades de Educación y de Salud.
Producto de una mala praxis quedó con una parálisis cerebral y problemas de lenguaje, pero con el apoyo de sus padres y sus médicos se convirtió en una mujer y en una profesional que deja huellas en los espacios que interviene.
“Aprendí a aceptarme como soy”
¿Cómo fueron tus primeros años de vida?
“Soy una persona con una discapacidad motriz y problemas en el lenguaje, pero gracias a mis padres que buscaron a los profesionales adecuados para empezar a atenderme, mi vida cambió. A mi primer neurólogo, Zenón Sfaello, lo tuve mis primeros cinco años y desde los cinco hasta los treinta y seis me atendió Andrés kesman. Ellos dos fueron mis maestros, les enseñaron a mis padres, hermana y a mí, como teníamos que hacer para que tuviera un vida como una niña que era. Como padres se pusieron en acción acudiendo a profesionales que le fueron enseñando como tratarme para que, más allá de la discapacidad que tenía, tuviera una vida normal dentro de mis posibilidades. Vieron en mi potencialidades respetando mi ritmo y tiempo de aprendizaje, ellos tenían una mirada humana, empática, amable, cariñosa y me iban diciendo que terapias tenía que hacer según las etapas de la vida en que me encontraba”.
¿Cómo fue tu relación con el estudio y la profesionalización en las diversas áreas?
Tomar la decisión de estudiar en Córdoba no fue fácil para mí. La decisión fue mía y les dije a mis padres que intentaría irme a estudiar a Córdoba. En mi primer año estudie recursos humanos e hice un curso de computación. Durante ese año terminé el curso y unos meses después me recibí de técnico en recursos humanos.
“Los <no> me potenciaron a lograr todo lo que me propusiera en la vida”
Al año siguiente empecé a estudiar Psicopedagogía en el Cabred. Recuerdo que éramos muchas estudiantes, logre recibirme porque tuve una familia y amigos que confiaron en mis potencialidades y porque yo puse buena voluntad a todas las barreras que tenía en mi camino. No escuche a todas las personas que me dijeron que no iba a poder, los no me potenciaron a lograr todo lo que me propusiera en la vida”.
¿Por qué elegiste Psicopedagogía?
Estudié Psicopedagogía porque quería ayudar a las personas. La experiencia fue muy importante para mi vida personal y profesional, trabajar con la profesora Mariana Dalves en la Facultad de Ciencia de la Salud y ser recibida como colega por quienes fueron mis profesoras fue muy enriquecedor. Desde ese momento me sentí una más en el equipo de profesores con las mismas responsabilidades que todos. Disfruto compartir, enseñar a los estudiantes, motivarlos a ser buenos profesionales y humanos, y que descubran sus propias potencialidades y respeten los tiempos y ritmo de aprendizaje de cada uno de ellos. Además, que tengan la responsabilidad y el compromiso con la materia que le damos.
“Disfruto compartir, enseñar a los estudiantes, motivarlos a ser buenos profesionales y humanos, y que descubran sus propias potencialidades y respeten los tiempos y ritmo de aprendizaje de cada uno”
¿Cómo llegó la docencia a tu vida?
Comencé a ser ayudante alumno en el 2020. Era estudiante de la Licenciatura en Psicopedagogía y la profesora Mariana Dalbes, que en ese momento era mi profesora, me invita a acompañarla en la Facultad de Ciencias de la Salud, en la carrera de la Licenciatura en Terapia Ocupacional para la cátedra Pedagogía de la diversidad. Ese año fue virtual por la pandemia mientras yo estaba cursando el segundo año de mi licenciatura. Este año voy a acompañar a la profesora Mariana en la Carrera de la Licenciatura de Psicopedagogía, siempre tratando de que la mirada profesional de nuestros estudiantes esté puesta en todo el aspecto humano de las personas. Lo que espero como profesora es establecer un vínculo con los estudiantes a partir de mi experiencia de vida. Deseo inspirar a que cuando lleguen a ser profesiones, se enfoquen en ser “humanos, comprometidos, empáticos y resilientes con sus pacientes o estudiantes”.
¿Sentís que hay obstáculos en tu vida actual?
En estos momentos de mi vida no siento que tengas obstáculos y si se me presenta alguno lo que hice siempre es intentar superarlos. Mi hobbies es compartir momentos con mis sobrinos, mis amigos, disfruto de mi casa, de mi marido Federico y mis perros, también disfruto escuchar música y escribir, eso me inspira mucho.
“Silvina es una persona, un diagnóstico no me define. Yo me acepto tal como soy, porque aprendí a aceptarme como soy y con lo que me tocó en mi vida. Nadie me puede decir que no puedo”
Tuve muchos sueños que ya he logrado, como ser profesora adjunta en la Universidad Católica de Córdoba, que me está dando la oportunidad de crecer como persona y profesional y lo agradezco. Ahora unos de mis sueños y proyecto es que estoy terminando de escribir mi libro que cuenta momentos de mi vida. Ya tiene un nombre, una tapa, contratapa y un prólogo que me va escribir una persona muy importante para mí. Tiene diez capítulos, empieza con la historia de amor de mis papas, y termina de una manera no convencional a todo libro. Además hay una sorpresa pero el lector va a tener que esperar que se edite y se publique.
¿Quién es Silvina Del Valle Alessio?
Silvina es una persona, un diagnóstico no me define. Yo me acepto tal como soy, porque aprendí a aceptarme como soy y con lo que me tocó en mi vida. Nadie me puede decir que no puedo, todos los NO que tuve en mi vida me POTENCIARON para lograr cada objetivo que tuve y tengo. No soy especial, no tengo capacidades diferentes, cada persona tiene su singularidad, somos únicos, somos todos diferentes. La definición correcta es decir PERSONA CON DISCAPACIDAD. Lo que a mí me define es el nombre y apellido que con mucho amor me pusieron mis padres, Silvina Alessio Torres, así quiero que me llamen y me conozcan.
Más info: @silvinaalessio