Ignacio “Nacho” Gastaldi: “Haber jugado en Talleres fue lo máximo”

Nacho Gastaldi

José Ignacio Gastaldi (48 años), nació el 24 de marzo de 1974 y tuvo la dicha de jugar en la primera división de Talleres, el club de sus amores. Hoy, reside en B° Claret junto a Florencia, su compañera de ruta, y sus hijos Bautista y Valentino.

“En Talleres jugué desde los 10 años hasta los 24, con algunas interrupciones de préstamos. Jugar en el equipo del que uno es hincha significó lo máximo para mí”, expresó Ignacio Gastaldi, el centrodelantero que vistió la camiseta de la “T”, donde debutó en el año 1993 y se retiró en 1997.

En el “Matador” compartió plantel con jugadores de la talla de Fernando “El Conde” Galetto, Claudio “Pancho” Rivadero y Ariel Boldrini; y ascendió a Primera en 1994 contra Instituto con Daniel Willington como DT y un equipo conformado por el “Mono” Irusta, Rodolfo Graieb, Daniel Kesman, Catalino Rivarola, el “Chino” Benitez, Gustavo Chacoma, Omar Gauna, Oscar Osorio y Diego Graieb, entre otros. A la hora de recordar su mejor gol, el “9” afirmó: “A Colón de Santa Fe en el año 1993 en el viejo Chateau Carreras porque fue el primero en mi carrera con la camiseta de Talleres y ganamos 3 a 1”.

Como todo delantero de área, “Nacho” también se acordó de aquellos rudos defensores a los que se enfrentó: “No sé si pegar, pero intensos y fuertes podría decir Julián Maidana (ex Talleres) y Pedro Monzón (ex Independiente)”. En cuanto al técnico que más lo marcó en su carrera, se inclinó por la “Wanora” Romero: “Lo tuve en todas las inferiores y me enseñó muchísimas cosas”.

Durante su trayectoria, pasó a préstamo por Arsenal de Sarandí y Godoy Cruz de Mendoza. En General Paz Juniors estuvo 6 meses y el “Albo” obtuvo la plaza fija al Torneo Federal en aquel momento. “Siempre jugué de 9, nunca jugué en otro puesto. Lo malo del fútbol es que a casi todos nos gusta jugar y el profesionalismo es para muy pocos. No estoy de acuerdo con la frase que todo tiempo pasado fue mejor. El fútbol hoy es más intenso, por lo tanto más difícil. El que sobresale técnicamente debe acondicionarse si o si físicamente sino, no juega”, analizó el “goleador”.

La vida después del fútbol

“A los 24 años dejé de jugar por varios motivos. La inactividad por lesiones te hace perder terreno y además, en aquella época no había tantas oportunidades como ahora que se han abierto muchos mercados nuevos para jugar. El duelo por dejar el fútbol duró varios años, poder disfrutar desde la tribuna no es fácil. Mis hijos me permitieron eso, poder disfrutarlo desde afuera. Cuando dejé el fútbol, hice muchas cosas. Trabajé muchos años en CTI (hoy CLARO) y después me dediqué de lleno al comercio”, aseguró el vecino de B° Claret que durante muchos años vivió en B° Marqués de Sobremonte, donde hizo desde Jardín de Infantes hasta 5° en el Peter Pan (Jardín y Primario) y el Instituto José Hernández (Secundario).

Más allá de cambiar de “rubro”, la pelota siempre está presente por eso no descarta en un futuro volver a estar ligado al fútbol de alguna manera: “Me gustaría trabajar con chicos pero no en un club. Me gustan más las escuelitas, donde se enfoca en lo lúdico, no perder la escencia que es que los chicos jueguen, se diviertan y sociabilicen”.

Actualmente, “Nacho” sigue despuntando el vicio por el fútbol jugando con amigos los días martes: “Juego al fútbol 7 y me encanta el asado del tercer tiempo. Con eso me alcanza, y disfruto al máximo ese momento. A mis hijos les gusta mucho jugar. Bautista (13 años) lo hace en Talleres y es delantero; y Valentino (11 años) juega en Instituto de 5. Me encanta acompañarlos y verlos disfrutar de este deporte”. “Mi sueño es ver crecer a mis hijos, con paz y felicidad”, disparó el ex delantero “Matador”.