Por: Lic. Marlene Valenzuela (Psicoanalista – MP P 12-0128)
La época que nos toca vivir hoy nos permite repensar y reelaborar algunos conceptos en
relación a esta pregunta: ¿Ser madre es un deseo o es una imposición cultural? Las familias han cambiado y también aparecen ciertos “derechos” que van más allá de la posición sexual. Lo masculino y lo femenino nombran posiciones que se construyen en la vida de un sujeto que no siempre están determinadas por la anatomía y por lo particular de la psiquis de cada uno.
Desde nuestra práctica sostenemos el tratamiento del uno por uno, o sea caso por caso, es decir, no hay universal para escuchar, hay un sujeto singular con su deseo y su malestar propio, que marca una historia subjetiva y que es a partir de esas marcas o acontecimientos que a cada uno, a lo largo de su vida, le tocan de manera circunstancial. Allí es donde encontramos sus conflictos. ¿Por qué aclaro esto? Porque puede ser que allí
aparezca esta pregunta como conflictiva: ¿Es un deseo o una imposición cultural ser
mamá?
La época en la que vivimos en esta civilización actual enmarca formas de vivir que nos atañe y nos ocupa de una manera especial, la ciencia y la tecnología avanzan sobremanera provocando en los sujetos un modo de vivir que a veces provoca un sufrimiento que deriva de su propia satisfacción, que va más allá del placer.
Cambia, todo cambia
En otras épocas, en nuestra cultura, por ejemplo, la mujer debía llegar al matrimonio como única exclusividad de un hombre, por lo tanto la virginidad era un tabú, no había lugar para otros hombres ni otras relaciones ni mucho menos tener hijos con otros. Esa era la esencia de la monogamia y de una posesión ininterrumpida, allí no había lugar para ninguna pregunta, al modo de: ¿Si es posible querer tener hijos? ó ¿Cuántos? ó simplemente, ¿Si quería cumplir esa función?.
Las diferentes culturas, épocas, tribus, geografías y religiones han demarcado esta función de la mujer y por lo tanto, también del hombre, encontrándonos con una amplia gama de conflictos de todo tipo sobretodo en relación a la frigidez, la virilidad, etc. El modo en que se encarna la maternidad depende del modo en que una mujer vivió su menstruación, su sexualidad, es decir de cómo construyó su hacerse mujer, su femineidad.
Hoy también encontramos cierto modo de estar en una pareja, no es que haya desaparecido el sometimiento ni la división de funciones, aún estamos muy lejos de vivirlo, la convivencia implica para cada sujeto algo diferente y dependerá del modo en que cada uno supo resolver sus propios deseos y saber de su malestares, o sea la manera en que cada uno se responsabiliza de sí mismo es lo que permitirá, que tanto la función materna como paterna sean vividas con cierto gusto, siendo posible siempre poder repensar qué nos pasa.
Quizás debiéramos preguntarnos qué es una mujer y desde allí pensar lo femenino, estas
son cuestiones un poco más profundas pero son necesarias para encontrar, lo que, para
una mujer es decidir ser madre aunque esta función no es privativa ,también es posible
que tanto un hombre en estas épocas donde el matrimonio igualitario o las personas solas,
deciden tener hijos también se ocupen. Quizás no se trate del género ni de una mujer
sino, de cómo cada uno construyó ese modo femenino más o menos maternal para un hijo.
Los discursos cambian y aparecen los obstáculos, se nos abre un sin fin de preguntas relacionadas a esta función, por ejemplo, ya no se necesita un papá y una mamá para gestar un niño, hoy existen modos científicos posibles para ser madre y padre, por lo tanto es necesario que estemos a la altura de la época lo que implica saber, también, que estamos atentos a los cambios, a los nuevos malestares y a los afectos producto de los efectos de esta época, siempre atentos a caso por caso.
*Miembro de la Escuela de Orientación
Lacaniana – Miembro de la Asociación
Mundial de Psicoanálisis – Adherente del CIEC.
Cel. 0351-155117461
