Marcos Marini: El joven periodista que le hace frente a la fibrosis quística a través del deporte

A diferencia de muchas personas, Marcos le tiene amor a su enfermedad. Fue ella la que le permitió ver la vida con ojos mucho más positivos y le enseñó vivirla al máximo por medio del deporte: "Yo intenté romper todos los esquemas en mi enfermedad. Con el deporte aprendí a rebelarme, a ser paciente y a perseverar", confesó el periodista.

Por Casandra Quevedo

No basta una nota entera para poder resumir cada uno de los logros que Marcos Marini tuvo en su vida, y mucho menos los sacrificios que debió hacer, a partir de una enfermedad con la que nació. Pero quizás si baste esta entrevista, para aprender un poco de todo lo que tiene para transmitir.

La “Fibrosis Quística” es generada por un gen defectuoso que lleva al cuerpo a producir un líquido anormalmente espeso y pegajoso llamado moco, éste se acumula en las vías respiratorias de los pulmones y en el páncreas, siendo incurable. Pero aunque viva con ella, el periodista demuestra ser sinónimo de “vida”.

“No entiendo vivir una enfermedad sin los valores que me transmite el deporte”

Desde muy chico, Marcos disfrutó de hacer todo tipo de deportes. Ellos fueron los que le dieron un pasar más saludable y, la razón por la que el comunicador quiere dejar un mensaje a los niños que padecen de fibrosis quística: “La enfermedad es mucho más divertida cuando se está en movimiento”.

En una entrevista con Expresión Norte, el atleta (que nadó mucho años de su vida, es maratonista, cruzó los Andes a pie y jugó al fútbol en Primera D), reveló como es que el deporte se volvió su motor y salvavidas.

” la enfermedad me dio mucha llegada a la gente y fue un pasaporte que me sirvió para ir por el mundo transmitiendo una pasión que me moviliza.”

En una entrevista dijiste que tu enfermedad es como tu amante, ¿Por qué creés eso?

En realidad, yo le tengo amor a mi enfermedad. Pero algunas de mis parejas sintieron que la fibrosis quística termina siendo mi amante. La verdad es que yo le dedico muchas horas del día para estar bien de salud. La fibrosis quística requiere de un montón de cuidados diarios y no me permito relajos ni distracciones. En mi enfermedad también radica el amor. Por eso necesito mover piezas todo el tiempo para que mi ella y yo funcionemos mejor.

¿Por qué la Fibrosis Quística fue tu entrada al deporte? ¿En tu vida van de la mano?

Siento que cuando estoy en movimiento mi enfermedad deja de existir. Son los momentos que me olvido de todo, incluso de mí. Por eso nado, corro, y siempre estoy ligado con alguna actividad deportiva. No entiendo vivir una enfermedad sin los valores que me transmite el deporte. Es mi mejor medicina, mi antibiótico indispensable para cuestionar y vivir excelente a pesar de venir al mundo con una discapacidad.

¿Más horas de deporte son menos consecuencias en la salud?

El deporte es salud y el ejercicio físico es un fármaco. Muchas veces comenté que si queremos tener una población más sana, el deporte debe ser una obligación. Más horas de actividad física fueron menos internaciones e infecciones respiratorias que tuve. Me apasiona desacomodar los miedos y convivir con el riesgo. No me gusta subordinarme a los mandatos de mi enfermedad. Por más que ella tenga las llaves de todo mi organismo, soy yo quien elige ponerle la cerradura. El deporte es donde encontré mi oxígeno propio para poder respirar. Muchas veces pertenecemos a un país herido por la palabra “ridículo” y es bueno que lo sanemos haciendo aquello que surja, aunque rompa algún esquema. No hace daño y ayuda. Yo intenté romper todos los esquemas en mi enfermedad. Con el deporte aprendí a rebelarme, a ser paciente y a perseverar.

¿Cómo cambió tu calidad de vida desde que eras niño al presente con la enfermedad? ¿Qué te enseñó la experiencia?

A la calidad de vida la voy construyendo día a día. Debo confesar que la enfermedad siempre está presente, pero jamás desde el lado de la tristeza. El concepto de calidad de vida es muy amplio. Puedo decir que la experiencia me dio ser muy selectivo en mis amistades, en mis trabajos, en no hacerme mala sangre. Soy una persona bastante obsesiva con el laburo. Amo la comunicación y amo el deporte. En ese sentido la enfermedad me dio mucha llegada a la gente y fue un pasaporte que me sirvió para ir por el mundo transmitiendo una pasión que me moviliza. Difundo algo que es triste, pero a través del deporte como herramienta educativa. Reconozco que hacer docencia y comunicar, en tiempos donde capturar el interés de los chicos y guiarlos, es cada día más desafiante.

¿Cuál fue tu mayor desafío deportivo hasta ahora y cuál querés que sea el próximo?

Siempre que encaré una Maratón de 42 kilómetros representó una adrenalina diferente. En estos días mi mayor desafío es aprender a convivir con un virus que nos privó un poco de la libertad. No puedo pensar en algún desafío deportivo en estos momentos de pandemia. Puedo decir que si algún día mi enfermedad me lleva, espero que sea haciendo lo que más me gusta y estando en movimiento, para quedarme con la tranquilidad de dejarla un poco mejor que como la encontré.