Maximiliano Zurita: el cicloviajero bonaerense que quiere unir Córdoba y Chilecito

En su paso por Córdoba, el viajero contó cómo comenzó su aventura en bici y cuál es su objetivo en esta travesía.

Por Casandra Quevedo

Cicloviajero

Maximiliano Zurita convirtió a su bicicleta en su fiel compañera, y lo está ayudando a poder cumplir un sueño que tuvo desde chico: viajar desde Buenos Aires para unir los increíbles paisajes de Córdoba y La Rioja. ¿Su objetivo como cicloviajero? Recorrer pueblos, escuchar historias, conocer personas y el Talampaya. En esta nota habla de la gran experiencia que está viviendo.

¿Cuántos años tenés y de qué cuidad sos?

Mi nombre es Maximiliano Zurita. Tengo 31 años. Nací en Pilar, me crié en Derqui e hice gran par de mi vida Lomas de Zamora.

¿Cómo y cuándo surgió la idea de arrancar una travesía en bicicleta por el país?

Hace unos días hablando con Pablo y Cami, una pareja que me contacto acá en Córdoba capital por el viaje, surgió esa pregunta: ¿Cuál es su génesis de esta aventura? Recuerdo cuando era chico, y para unas vacaciones de invierno, viaje a Chilecito, La Rioja, con mi tía para visitar a mis primos. Partimos en micro de Buenos Aires y todo lo que fue ocurriendo por la ventana fue un antes y después. El tramo de Córdoba a Chilecito es simplemente hermoso. Nunca había visto un paisaje similar: cerros, subidas, bajadas, colores; todo era bellísimo. Se me viene a la mente un hermoso atardecer en La Falda. Con el recorrer de los kilómetros pude ver el Talampaya. Me dejó impactado. Me decía en ese momento: qué hermoso sería poder parar y quedarme un ratito ahí. Hoy me encuentro conectando con ese niño y con ese espíritu. La bici es una compañera increíble que me esta ayudando a poder cumplir un sueño. Desde chico siempre me gustó la aventura, uno no escapa a su esencia.

¿Cuál es tu objetivo en este viaje? ¿Hasta dónde querés llegar?

Todo esto comenzó como un proyecto. De Buenos Aires a Córdoba y de Córdoba a Chilecito como destino final. En el camino recorrer pueblos, escuchar historias, personas, conocer el Talampaya e ir siguiendo el camino que se vaya presentado en ese andar. No sé si tengo un objetivo fijo pero me encantaría poder seguir descubriendo el país, su gente, música, historias y disfrutar de los paisajes que tenemos.

¿Cuáles fueron los lugares que ya recorriste?

Mientras atravesaba la ruta 9 pasé por General Roca, Marcos Juárez, Monte Leña, Villa María, Oncativo y Toledo. Ahora en Córdoba fui al cerro Pan de Azúcar, conocí Unquillo y Villa Allende.

¿En qué modelo de bici decidiste llevar a cabo esta aventura? ¿Qué más no puede faltar?

Estoy viajando en una bicicleta mtb rodado 26 que tiene la medida justa a mi altura . Lo que no puede faltar son las ganas de querer vivir aventuras, todo lo demás aparece o se resuelve. Podes salir a pedalear en playera, plegable y lo que sea. Lo importante es animarse.

¿Cuál es el mayor aprendizaje que te estás llevando del viaje?

Que todo puede cambiar y que si uno está dispuesto a abrirse de manera sincera todo va estar muy bien. Muchas veces cuando se sale a la incertidumbre hay miedos pero es ahí cuando aparece la magia. Van a pasar malas y buenas, como siempre, pero hay que estar dispuesto a vivir porque el camino es noble y acompaña. Cada día me conozco un poco más, aprendo, transformo, me cuestiono mis seguridades y amplío mi percepción de las cosas.

¿Tenés alguna anécdota divertida que puedas contar?

Llegué a Córdoba capital y desde el vamos la idea era quedarme uno o dos días como máximo. Hacer alguna nota, conseguir algún sponsor más a los que apoyan este viaje y no mucho más. Un día buscando refugio para pasar la noche voy a una parroquia, pero me informan que ahí no contaban con algo así. Entonces salgo fuera y a lo lejos escucho música. El 21 de junio fue el Inti Raymi y ese mismo día conocí a Mandela, un músico de Córdoba que luego de cruzar unas palabras, no dudo en abrirme las puertas de su casa. Lo que en un principio iban a ser unos días, son al día de hoy casi tres semanas en donde he conocido personas realmente hermosas y con las que he compartido momentos realmente bellos, y a la que al día de hoy siento como familia. Córdoba me ha abrazado de tal manera que he decido disfrutar de este presente para seguir conociendo la provincia, su geografía, su gente, alimentar el cuerpo de historias y vivencias, escuchando su música que me trae enamorado al igual que sus artistas y su calidez conmigo. Todo cambia y lo que en definitiva nos queda es escuchar el corazón. El momento me dirá cuando sea el tiempo de volver a la ruta. Córdoba es bellísima y voy a abrazarla.