A la hora de recorrer tu trayectoria, nunca fue sencillo definirte profesionalmente desde un único perfil… ¿Cómo lo harías vos?
Al hacer un programa radial de cuatro horas (radio Mitre Córdoba), uno debe ser un periodista riguroso con la noticia y crítico. Pero la gente no toleraría que uno tenga siempre el mismo formato, porque creo que el periodista –al menos en mi caso- debe ser como la vida misma: se puede ser analítico, pero también se puede transmitir humor. La vida sin humor se hace imposible. Mi modo de ejercer la profesión es mi manera de ser en la vida diaria, porque con el paso de los años, he comenzado a “relajarme” un poco. Creo que la gente me respeta porque no soy un periodista previsible: yo no soy un tipo que dice todos los días lo mismo… Inclusive, algunas veces puedo molestar a aquellas personas que coinciden conmigo. No soy previsible. También creo que este respeto lo he construido porque la gente valora mucho a aquel periodista que es coherente a lo largo del tiempo, sobre todo hoy en día en donde la famosa “grieta” divide opiniones.
Profesionalmente, ¿cómo sobrellevas esta “grieta” en tu labor diaria?
Vivimos en un momento complicado en donde existen amores y odios. Pero con el tiempo, he entendido que hay que tratar de romper con esto. He aprendido que es imposible cambiar el preconcepto que tiene mucha gente y, contra eso, no se puede hacer nada. Algunas veces puedo opinar igual que quien me critica, pero esa persona ya no me va a ni siquiera escuchar por su prejuicio. Esta es una carrera larga, pero muchos periodistas se han hecho ricos colocándose de un lado o del otro de la grieta. A pesar de esto, yo no creo que esto se trate solamente de “los buenos” y “los malos”.
Cambiando de tema, has trabajado en medios gráficos, radio y televisión: ¿Cuál has disfrutado más?
Me gustan mucho los tres medios. Disfruto de escribir para medios gráficos, a pesar que hace mucho que no lo hago. En cuanto a la radio, tiene ese “ida y vuelta” permanente con la gente, donde uno vive mucha adrenalina y vértigo que a mí me enamora y apasiona. Todos los días me levanto a las 4 de la mañana y lo hago como un niño que va a ir por primera vez a clases a conocer a su maestra de 1° Grado. Lo hago con muchas pilas y ganas. En cuanto a la televisión, es certero decir que la fuerza de una imagen es muy difícil de desbaratar, pero la instantaneidad de la radio es inigualable.
¿Y en cuanto a las redes sociales?
La verdad que hoy no se puede imaginar un periodismo sin estas tecnologías, que nos han obligado a todos a adaptarnos a ellas. Sin embargo, la concepción general del periodismo, debe seguir siendo siempre la misma: el “oficio de contar historias”, de hablar con la gente y de reunir distintas fuentes. La esencia del periodismo no se puede reemplazar con las redes sociales. También hay que tener en cuenta que mucha gente se informa a través de estos canales y, si los medios están contaminados, mucho más lo están las redes. Allí abundan las noticias falsas o tendenciosas.
Naciste y viviste en barrio La France: ¿Seguís vinculado a tu barrio de cuna?
Yo nunca perdí al barrio. Yo nací y viví durante 40 años allí. No soy de esas personas que “se fue y volvió”, porque siempre estuve. Nací en La France, en una casita alquilada en la calle 4 (actualmente, Manuel Oribe), hasta que mis viejos compraron un terrenito en la calle 6 (Francisco Drummond). Allí hicieron una sola pieza, con piso de tierra y me bañé con agua caliente por primera vez cuando tenía 16 años. Conocí al barrio con calles de tierra y esa niñez fue una etapa hermosa de mi vida. Hice la Comunión y Confirmación en la iglesia Santa Inés y cuando me casé, mi primera casita estuvo en La France, en la esquina de Los Pozos y Diaguitas. Mi corazón sigue estando allí; le tengo un cariño entrañable, aunque ya muchos de los vecinos que conocí no están. Nunca traicioné mis orígenes ni los negué, porque estoy orgulloso de eso.
Y también sos un reconocido hincha de Huracán…
Sigo estando ligado al club y siempre digo a mis hijas que el día que me muera, me gustaría que tiren mis cenizas en la cancha de Huracán: Ese es mi destino final. Cuando puedo, voy a la cancha y colaboro con la institución, alguna vez también estuve en la comisión directiva. Soy un apasionado del club y me da una emoción muy fuerte cuando veo la camiseta o voy a la cancha.-