Desde su casa en el barrio Quintas del Mirador, María Paz Fragueiro, de 28 años, da puntada tras puntada vida a su emprendimiento de accesorios para bebés: “Panda”. Lo que nació como una forma de canalizar la emoción por la llegada de su primer sobrino, se transformó con el tiempo en un proyecto lleno de identidad propia, con una impronta minimalista y artesanal que marca la diferencia.
“Mi emprendimiento nació cuando me enteré que iba a ser tía. La espera de mi sobrinito me inspiró a crear accesorios y ropa para bebés. Empecé con cosas para él, pero de a poco fui confeccionando más y más, y me fui adentrando en el mundo de los más pequeños”, recuerda. Si bien durante un tiempo tuvo que poner en pausa el proyecto, hace algunos meses volvió a retomarlo con renovada alegría: “Me da mucha felicidad volver a emprender”, dice con una sonrisa.
“Busco un diseño minimalista que refleje la belleza, ternura y el amor que trae la vida de un bebé a la familia. Panda significa
desafío, alegría, trabajo,
creatividad y servicio”
En la actualidad, Panda se enfoca principalmente en accesorios. “Hago mantas, toallones, cambiadores, baberos, necessaires, porta chupetes, entre otras cosas”, enumera. El proceso de confección es meticuloso y artesanal, desde el diseño de moldes, la búsqueda de telas de buena calidad y precio justo, hasta la compra de avíos como cierres o broches metálicos. “Trabajo mucho con telas de algodón, especialmente para lo que va a tener contacto directo con la piel del bebé”, detalla.
Pero hay una parte del proceso que María Paz disfruta especialmente: el packaging. “Cuando me compran algún accesorio, quiero que el envoltorio y la presentación irradien el amor y el trabajo que tuvo ese producto. Es un detalle que habla del cariño con el que fue hecho”, afirma.
Un universo de ternura artesanal
Con un estilo definido, Panda se distingue por su estética sobria y amorosa. “Busco un diseño minimalista que refleje la belleza, ternura y el amor que trae la vida de un bebé a la familia”, explica. Según ella, el diferencial está en “el trabajo artesanal, la funcionalidad, la belleza y el diseño personalizado de cada prenda”.
Para María Paz, emprender es mucho más que vender: es una forma de expresión personal. “Panda significa desafío, alegría, trabajo, creatividad y servicio. Me exige pensar en lo más útil para la mamá o el bebé que va a usar el producto. Cuando eligen uno de mis diseños me llena de satisfacción y me renueva el espíritu de trabajo. Panda es una parte de mí”, expresa.
“Cuando me compran algún accesorio, quiero que el envoltorio y la presentación irradien el amor y el trabajo que tuvo ese producto. Es un detalle que habla del cariño con el que fue hecho”
Si bien por ahora no ha participado de ferias, es uno de sus objetivos a corto plazo. Actualmente las ventas son completamente online: “Trabajo a través de Instagram y WhatsApp, donde subo publicaciones y también tengo un catálogo. Vendo tanto productos en stock como por encargo. A veces les gusta una tela y me piden algo en particular”, cuenta.
De cara al futuro, los sueños de María Paz son claros y ambiciosos. “Me encantaría poder participar de ferias o showrooms, ampliar la variedad de productos, llegar a más personas y tener una página web para vender Panda”, confiesa.
Con cada babero, manta o porta chupete que sale de sus manos, María Paz no solo entrega un accesorio útil y bello, sino también un pedacito de su historia, de su pasión y del amor que siente por el universo de la infancia. Panda no es solo un emprendimiento: es un gesto de ternura hecho costura.
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