A lo largo de las décadas, el robusto Ford Falcon ha cosechado infinidad de adeptos que reconocen a este clásico de la mecánica, como una joya sin comparación. Fiel, resistente, amplio y señorial, son algunas de las características que le atribuyen sus seguidores. Diego César Noé, vecino de Poeta Lugones, es uno de ellos.
“Desde el primer momento que lo vi, el auto me fascinó”, aseguró César. Fue así, que ante la primera oportunidad que tuvo, se dio el enorme gusto y placer de adquirir un Falcon Futura, modelo 1967. La histórica compra fue hace exactamente un año atrás y, después de una intensa restauración, hoy “la máquina” es su principal herramienta de trabajo para atender a sus clientes, ya que es el dueño de “Cerrajería Poeta Lugones”.
¿En qué lugar viste este Falcon por primera vez?
Cuando tenía 7 años de edad, al frente de la casa de mis padres – en Poeta Lugones- había un señor de apellido López, quien tenía este auto. Pasados los años, López falleció y el Falcon quedó tapado por varios años en el jardín de su casa. El auto siempre me fascinaba, hasta que un día hablé con la señora, viuda de López, y le prometí restaurarlo y sacarlo nuevamente a las calles. Ella me dijo: “Sería hermoso verlo andar otra vez”. Entonces, se lo compré, y allí comenzó todo. Cuando ella lo vio restaurado, casi se larga a llorar de la emoción. Recuerdo que se paró en medio de una de las plazoletas, mirando cómo el auto daba vueltas alrededor. Fue muy emocionante.
¿En qué estado estaba cuando lo compraste?
El Falcon estaba bastante “picado” y en mal estado de chapa. Imaginate que estuvo más de 6 años abandonado, prácticamente. Todo lo que era metal y chapa, estaba muy carcomido; de hecho, tuve que hacer todo el piso de manera completa. Pero lo bueno, y a pesar de todo, estaba en un 90% original, sobre todo el interior, que estaba impecable.
Me llevó un año entero restaurarlo y unos $80.000 encima. Le hice toda la chapa, el motor estaba impecable, pero tuve que hacerle frenos a nuevo. Pero con mucho esfuerzo y gusto, lo levanté.
¿Formás parte del Club del Falcon Córdoba?
La verdad, no se me había ocurrido. Me gustaría formar parte, pero por ahora, con el tema de la pandemia, no creo que se estén reuniendo. Pero en el Club del Falcon, he visto autos que son verdaderas joyas, recuperadas casi hasta parecer cero kilómetro. Lo que yo hice con mi Falcon, es una restauración casera, a mi manera de ver, llevada a cabo con mucho esfuerzo.
¿Qué usos le das?
El auto es de uso laboral, ya que ando todo el día haciendo trabajos de cerrajería a domicilio, ya que soy dueño de “Cerrajería Poeta Lugones”. Es una maravilla manejarlo, porque en el baúl cargo un “taller cerrajero móvil”… Entran 10 personas en ese baúl, ja.
Después de tantos años ansiándolo y que por fin lo pudiste comprar, ¿lo venderías?
Realmente es un placer y un lujo conducir un Falcon. A la gente que le gustan los clásicos, especialmente los Falcon, me van a entender… Por eso, nunca lo vendería.