Por Casandra Quevedo
Trabajadoras Unidas por la Tierra es una organización de trabajadoras y trabajadores rurales del sur de Córdoba. Sus integrantes son habitantes de las localidades de Los Molinos, Villa San Isidro, José de la Quintana, Despeñaderos, San Agustín, Monte Ralo, Soconcho y Calmayo.
Ellos y ellas trabajan principalmente en unidades productivas rurales como huertas comunitarias y gallineros, pero también en producción vacuna, porcina, ovina, apicultura y cunicultura. Además trabajan en el área textil, de reciclado y la construcción.
En esta entrevista, hablamos con Mercedes Ferrero, una de las referentes de la organización, quién nos contó su crecimiento desde su creación en 2017.
¿Cómo nació Trabajadoras Unidas por la Tierra?
Es una organización que nació en la localidad de Los Molinos en el año 2017, a raíz de la falta de trabajo y oportunidades que hay en las zonas rurales. Comenzó con un grupo de mujeres (nueve en total), todas trabajadoras dentro y fuera de la casa, que a pesar de realizar trabajos no reconocidos, no contabamos con prestación salarial. Pensando cómo generar un ingreso empezamos a organizarnos para trabajar. Realizamos algunas ventas, hasta que decidimos armar una huerta comunitaria.
¿Qué beneficios comenzaron a notar con la creación de la ONG?
Producto de la organización y el trabajo, se pudo acceder al salario social complementario que es un derecho que los trabajadores/as de la economía popular logramos. El mismo viene a complementar los ingresos de las personas que tuvieron que inventarse su propio trabajo.
¿Cuál es su objetivo y cuántas personas conforman la ONG?
Además, a partir del 2017, la organización se fue expandiendo por la zona. Ahora hay compañeras y compañeros de 13 localidades y a la ONG la conforman más de 400 familias. Creemos que el rápido crecimiento se debe a que es una organización, más que una ONG. Acá se trata de la comunidad de un mismo territorio organizándose. El objetivo principal es conseguir “tierra, techo y trabajo”.
¿Qué actividades realizan?
En la Organización hay más de 80 unidades productivas. Muchas de ellas pertenecen a una Red de Huertas Comunitarias e iniciaron espacios que nosotros llamamos semilleros. Son para el cuidado de los niños y las niñas y para generar propuestas. Además de ser espacios de alimentación (comedores y merenderos), también lo son de recreación. Además, hay unidades de ganadería, avicultura, producción de alimentos más elaborados (por ejemplo, dulces). También hay compañeras que comenzaron con una cooperativa textil en San Agustín, y compañeros que están trabajando en un vivero. Realizamos actividades con todo lo que tiene que ver con la apuesta a la soberania alimentaria.
¿Cuáles son los talleres que tienen activos actualmente?
Este año comenzamos con un secundario para adultos, una alianza con el CEDMA de SMATA. Entonces ahí hay más de 40 vecinos y vecinas que no habían tenido la oportunidad de terminar el secundario y que hoy están complementando sus estudios, con tutorías que son directamente acá en el territorio. También estamos a punto de inaugurar la Sede de la Región Centro de la Escuela Nacional de Organización Comunitaria de Economía Popular. También se estuvieron dictando talleres de Gestión, de alfabetización digital, de viverismo, y ahora hay uno de teatro para niños.
¿Cuál es su proyecto en Refugio Libertad?
Es un campo comunitario que funciona en el predio del ex grupo de Artillería 141, que el ejército abandonó en el año 93 y que había sido saqueado, destruído y vaciado. La labor que se realiza en ese lugar es la de recuperación, tanto de la tierra como de la memoria. Funcionan las unidades productivas para transformar un lugar que estuvo al servicio de la muerte, en un lugar para el servicio de la vida. Queremos volver a generar acá economía y trabajo.
¿Cómo puede colaborar la sociedad con ustedes?
Para empezar, las puertas de la organización están abiertas a personas que están atravesando situaciones de dificultad, están solas y requieren un espacio de referencia y organizativo. Para otras personas que quieran colaborar de algún modo, planteamos que siempre hay unidades que necesitan aporte. Nosotros a los materiales los vamos consiguiendo de manera autogestiva, muchas veces haciendo rifas y campañas de donaciones. Entonces, pueden ponerse en contacto porque se necesita desde ropa para el roperito, hasta materiales para el secundario, alimentos, etc. También recibimos propuestas de talleres de capacitación.