Jorgelina Carletta es una diseñadora de moda de Canals que vive desde hace varios años en Europa con su pareja, el guardavidas riocuartense Rodolfo Rama Fistori. Han vivido en Italia y España y luego de visitar a familiares en Argentina a fines del año pasado decidieron regresar al Viejo Mundo. En esta ocasión, el destino elegido fue Kiev, la capital de Ucrania donde llegaron el pasado 2 de febrero. Pero producto de la guerra entre Rusia y Ucrania, tuvieron que escapar. La tarea de salir del país no fue para nada sencillo y se convirtió en una verdadera odisea que aquí la comparten en primera persona.
Escapar para sobrevivir
“La noche del jueves 24 de Febrero decidimos dormir en Kiev porque la recomendación era quedarse en casa. Esa noche no pudimos dormir nada porque nos turnamos, ya que no sabíamos que iba a pasar, teníamos que estar pendientes por si sonaba alguna alarma para ir a escondernos al refugio”, comentó la joven cordobesa. Al otro día en el Metro, se encontraron con otros tres argentinos y entre los cinco organizaron cómo iban a salir de Kiev. Esa noche en el refugio les dieron agua caliente para poder preparar una sopa, y durmieron en los trenes del metro, ya que los estacionaron para que la gente pudiera meterse dentro y no tuviera que dormir en el suelo y de esa manera no pasar tanto frio. El sábado 26 por la mañana ya salieron con sus respectivas valijas con la decisión de tomar el tren “era ir a la estación y esperar con suerte poder subirte, porque había tanta gente, que pasaron dos trenes y no pudimos subir, la gente que te empujaba, te pegaba. Subían todos amontonados, cantidad de mamás con sus bebes y niños, todos queriéndose escapar… Todo era desesperación”, finalmente en el tercer tren que paso pudieron subirse para salir de Kiev.
Si uno toma un auto desde Kiev (Ucrania) para llegar hasta Varsovia, la capital de Polonia, le lleva poco más de 9 horas. Ellos hicieron lo posible para escapar lo más rápido que pudieron, pero les tomó 4 días encontrar un poco de tranquilidad. Pasaron mucha incertidumbre y miedo, durmieron en subtes “con lo puesto”, pasaron frío y hambre, usaron muchos transportes, y caminaron mucho para alcanzar su nuevo destino: Polonia.
Pasaron mucha incertidumbre y miedo, durmieron en subtes “con lo puesto”, pasaron frío y hambre, usaron muchos transportes, y caminaron mucho para alcanzar su nuevo destino: Polonia.
Sentirse a salvo
Así, el día lunes 1 de marzo “nos pasaron a buscar y nos llevaron a la frontera, nosotros esperábamos que hubiese mucha gente y que íbamos a estar horas ahí, pasando frio, pero nada. Super lejos de la realidad, nada que ver con lo que veíamos en las noticias. Cuando llegamos al lugar nos encontramos con una cola larga de autos, pero a nosotros el auto nos llevó hasta la frontera y cruzamos caminando. En dos horas cruzamos a Polonia y ahí nos estaba esperando la embajadora argentina en Polonia con un auto, y la verdad que nos recibió súper bien, una mujer muy amable. Ella nos mandó a los cinco argentinos que estábamos juntos en una trafic a Varsovia que es donde estamos ahora. Llegamos ese mismo lunes a la noche, la embajadora nos había conseguido un hotel para que nos quedemos, de hecho hay más familias argentina alojándose en este mismo hotel.”
La intención de ellos es quedarse allí o volver a España, trabajar y seguir haciendo su vida. La tensión que vivieron al pasar los días iban aumentando y sólo pensaron en sobrevivir.
Otras realidades
Con respecto a lo que ellos personalmente vivieron. Jorgelina remarcó que “En todo momento seguíamos las indicaciones que nos sugerían en ese lugar, esto no quiere decir que no haya destrucción o muerte, hay lugares en el que la situación es muy grave, de hecho donde estaba nuestro departamento en Kiev, no hubiésemos podido ir a buscar las valijas porque hubo un enfrentamiento después que nos fuimos. Tengo amigos y personas conocidas que se quedaron y que están en sus casas y no les ha pasado nada, pero se de gente que su hogar está completamente destruido. Nosotros somos privilegiados de no haber vivido ninguna situación rara, a nosotros nos salió todo perfecto, no nos pasó nada malo. Tenemos una chica conocida que estuvo tres días durmiendo en la frontera a la intemperie y se despertaba con escarchas en las manos, ya que nos los dejaban pasar por la cantidad de gente que había, pero en la parte de la frontera que fuimos nosotros pasamos caminando y en menos de dos horas llegamos. Una vez en la frontera la gente te recibía con mantas, infusiones calientes, comida, había mamaderas, pañales, leche para bebes, comida para perros. Agradecemos que nos salió todo perfecto y que en ningún momento pasamos ninguna situación fea, más allá de los nervios o la ansiedad por irnos.”