El hincha cordobés de Instituto que festejó el ascenso en Irlanda

Uriel “Chino” Yamashiro es fanático de la “Gloria”, tiene 27 años, es estudiante y operario de logística, vivió en B° Villa El Libertador en Córdoba capital y este año, luego de radicarse 3 años en Estados Unidos, se mudó a Europa. Desde tierras irlandesas nos compartió cómo vivió el ascenso a Primera División del elenco “Albirrojo” y sus “cábalas”.

Por Ernesto Maluf

Uriel Yamashiro es fanático de la “Gloria”, tiene 27 años y se desempeña como operario de logística en Irlanda. Oriundo de Córdoba, vivió en barrio Villa El Libertador y se radicó durante tres años en Estados Unidos. En esta entrevista, el “Chino” nos cuenta como siguió el ascenso de Instituto a Primera División.

Instituto deberá afrontar tres competencias durante 2023. El fin de semana del 27 de enero debutará en el campeonato de la Liga Profesional recibiendo en Alta Córdoba a Sarmiento de Junín y en la segunda fecha irá a Santa Fe como visitante de Unión. En la octava fecha, llegará a la Bombonera para enfrentar a Boca, en la 9º será local de Talleres en el clásico ferroviario cordobés, en la 21º visitará a River en el Monumental y en la 22º también enfrentará como local a Belgrano.

¿Cuándo llegaste a Irlanda?
Llegué este año, después de casi tres años de vivir en Estados Unidos. Actualmente, vivo con mis amigas argentinas mientras estudio Ingles y trabajo en un depósito. Los días acá cada vez se están poniendo más fríos y se hace de noche más temprano por la venida del invierno. Los irlandeses le ponen bastante onda a pesar de eso, y ya están decorando todo para navidad. Estoy a 20 minutos del centro de Dublín.

¿Cómo surgió tu amor por Instituto?
Mi familia por parte de mi papá vive a dos cuadras de la cancha (Fragueiro esquina Lope de Vega) así que desde muy chicos se nos inculcó la pasión por Instituto con mi hermano. Ser hincha de este club se traduce en compartir muchos recuerdos con mi hermano y amigos de la cancha. Más allá de estar pendiente al resultado o no, sabemos que somos un club nacido para sufrir y estamos orgullosos de este amor y de tener este sentido de pertenencia porque es único.

¿Cómo seguiste la campaña del ascenso de la Gloria?
Por suerte me acompañaron los horarios y pude ver casi todos los partidos (gracias en parte a  Juan y Hugo del grupo “Gloriosos por el mundo” que nos ayudaron a poder verlo a la mayoría). Casi siempre me tocó verlo a medianoche. El europeo promedio le cuesta entender la pasión que le ponemos al fútbol, incluso mi novia (Alemania) le cuesta entender por qué priorizaba quedarme un sábado a la noche en casa viendo un partido en vez de salir a bares (risas).

¿Qué sentiste cuando ascendieron el sábado?
La verdad que es muy difícil ponerlo en palabras. Me acordé primero de mi hermano, que estaba en la cancha. De todos los momentos malos, de todos los casi ascensos. Fueron muchos años esperando esto… ¡16 años! y hubo muchas lágrimas de desahogo y felicidad. Mi cábala fue fernet en la misma jarra y ponerme la misma remera que me regaló mi hermano en todos los partidos… Ascendimos porque se hicieron muy bien las cosas. Desde el presidente, pasando por el manager Federico Bessone, hasta el DT y todos los jugadores. La alegría es inmensa y celebrarlo a la distancia tiene lo suyo también. Fue todo muy emocionante.

¿Cómo se organizan los “Gloriosos por el Mundo”?
Estamos distribuidos por todas partes del mundo, compartiendo de alguna u otra manera esta pasión por Instituto. Se formó un grupo muy lindo en el cual siempre tratamos de aportar de alguna forma al club. Acá en Irlanda está José, al cual conocí hace poco personalmente y generalmente, él y un par de los chicos llevan la batuta para organizar movidas para el club y buscar páginas o streams para ver los partidos. El grupo estalló totalmente el sábado con el ascenso… imagínate, ¡Fue una locura tremenda! (risas)

¿Qué es lo que más se extraña de Córdoba?
Uno siempre extraña a la familia. El cariño que hay entre la gente allá es muy difícil de encontrar en otros lados. Se extraña un buen asado y el fernet con tus amigos, los bailes, la cancha… todas esas cosas no se consiguen en ningún lado. Respiramos y vivimos el fútbol de una forma que no se encuentra en ninguna parte del mundo.