Un estudiante de universidad pública hizo historia por ser el primer recibido en la Antártida

Rodrigo De luliis, de 27 años, se convirtió en el primer argentino en recibirse en la Antártida. Se graduó de Ingeniero en Telecomunicaciones de la Escuela de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Su proyecto mejorará las comunicaciones en el continente blanco

 

Rodrigo de Iuliis se convirtió en el primer argentino en recibir un título universitario en el continente blanco. Luego de rendir su última materia a través de una videoconferencia, Rodrigo celebró su logro con un simbólico salto en las heladas aguas del Mar Glacial Antártico, con una temperatura de -1,5°C. El joven de 27 años hizo historia en la Base San Martín de la Antártida al graduarse como ingeniero en Telecomunicaciones de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).

A casi 5000 kilómetros de su Hurlingham natal, lejos de sus familiares y amigos, Rodrigo defendió su proyecto final titulado “Montaje, implementación y gestión de una red local integral de comunicaciones en la Base Antártica San Martín”. Su trabajo se transformará en una mejora del sistema de comunicaciones de una de las 13 bases que administra la Argentina.

La emoción del último examen, los nervios de la defensa final y la alegría incontenible de un logro alcanzado. Rodrigo vivió todo eso como cualquier estudiante que culmina su carrera universitaria. Pero su escenario no fue un aula, ni sus compañeros de festejo lo esperaban en un bar. Rodrigo defendió su tesis y celebró su graduación de una manera inolvidable: zambulléndose en las aguas heladas del Mar Glacial Antártico entre témpanos y temperaturas por debajo de 1° C.

Sobre su atrevido chapuzón, Rodrigo explicó: “No recomiendo que lo hagan, pero lo hice cuando había seguridad y estaban los médicos presentes. Se trató de un acto breve, seguido de una ducha calentita”.

Rodrigo llegó a la Base San Martín en marzo de 2024, después de un recorrido que incluyó Buenos Aires, Río Gallegos y la Base Marambio, hasta finalmente abordar el Rompehielos ARA Almirante Irízar rumbo al extremo sur del mundo. Su travesía comenzó meses antes, cuando vio en redes sociales una convocatoria del IAA que buscaba técnicos especializados en telecomunicaciones para trabajar en la Antártida.

“A mediados de 2023, vi una propuesta por las redes de la facultad donde buscaban personal para ir a la Antártida. Dije ‘A ver esto, a ver de qué se trata trabajar allá’, y cuando empecé a leer la propuesta laboral sentía dentro mío que me estaba describiendo a mí, que buscaban a una persona con mis cualidades. Cada vez que leía más y más, coincidía más con mi persona”, contó en un podcast antes de hacer el bolso y poner rumbo sur extremo.

“Buscaban técnicos informáticos o electrónicos con orientación a telecomunicaciones, entre 22 y 45 años, con experiencia en reparación de equipos. Estaba la posibilidad de ir sin necesidad de renunciar a mi trabajo actual”, continuó relatando.

Superó exámenes técnicos y psicológicos, y fue uno de los 11 seleccionados entre más de 100 postulantes. En su valija, además de sus herramientas de trabajo, debió llevar tres elementos imprescindibles: una sábana para el barco (porque el viaje podía durar más de una semana), papel higiénico y lápices de colores, para aliviar la vista en un paisaje dominado por el blanco y el azul.

Rodrigo, con la humildad de alguien que sabe que los sueños se cumplen con esfuerzo, respondió: “El trabajo es compartido, el orgullo y la felicidad también. Todo mi recorrido es fruto de mi esfuerzo, pero también de la educación pública”.

Sin embargo, no todo fue alegría en su experiencia en el continente blanco. En junio pasado, a solo dos meses de su llegada a la base, Rodrigo enfrentó una de las pérdidas más difíciles: falleció su madre, Leticia. Desde el continente blanco, le dedicó un mensaje en redes sociales: “Vos nunca quisiste frenar mis sueños. Ahora, mucho menos voy a frenar”.

Tras la defensa de su tesis, el nuevo ingeniero explicó que su proyecto mejorará el sistema de comunicación de la base San Martín, que actualmente opera mediante satélites. Fuera del ámbito académico, Rodrigo dijo que vivió experiencias únicas, como observar auroras boreales y tener un glaciar a pocos metros de su hogar.

Más info: @rodrigo.deiuliis