Corría marzo de 2000, hace ya 25 años, cuando Miguel Zaragoza, más conocido como el “Pelado”, reunió a un grupo de pibes del barrio Poeta Lugones con una idea simple: armar un equipo para jugar al fútbol. Lo que ninguno imaginaba era que estaban sembrando una historia que hoy cumple un cuarto de siglo, con camiseta propia, escudo tatuado y una legión de hinchas silenciosos que aplauden cada paso del club. Así nació Poeta FC, con corazón de potrero y alma de familia.

“Lo más lindo es defender y representar al barrio a través del fútbol, sin dudas. Llevar una remera o un buzo que diga POETA es una sensación hermosa. Somos del barrio casi todos, aunque se fueron sumando amigos de amigos, conocidos que nos habían visto jugar y querían ser parte”, expresa Manuel Maroni, marcador central y capitán del equipo, con esa emoción que solo da lo genuino. Porque en Poeta FC el fútbol no es solo una pelota: es pertenencia, identidad, orgullo barrial.

Hoy el equipo compite en la categoría Libre de la UCFA, donde hace apenas un año y medio ya logró el ascenso a la A. También cuenta con un equipo +30, donde varios jugadores defienden esta camiseta hace más de 15 años; y desde hace tres temporadas sumaron al femenino, que compite en el torneo CAMPA. Poeta creció sin perder su esencia, sumando categorías sin dejar de ser una gran familia.

“Lo más lindo es defender y representar al barrio a través del fútbol. Llevar una remera o un buzo que diga POETA es una sensación hermosa. Somos una gran familia”

“Somos el barrio, somos familia”

Los martes y jueves son días sagrados: se entrena. Físico los martes —con más sufrimiento que goles— y amistosos los jueves, que calientan motores para los partidos del finde. “Jugar al fútbol amateur hoy no es barato. Pero cada uno hace un esfuerzo enorme. Nos manejamos con una cuota mensual que cubre todo: DT, entrenamientos, partidos. A veces buscamos alternativas como rifas o, por ejemplo, este 25 de mayo hacemos un locro para recaudar fondos”, explica el hermano de Gonzalo Maroni, el volante surgido en Instituto, que pasó por Boca, Tigre y actualmente milita en Newell´s.

Pero si hay algo que emociona más que un gol, es lo que pasa después del pitazo final. “Lo que más disfrutamos es el tercer tiempo: compartir una comida, estar juntos, charlar del partido o de la vida. Poeta es eso, es familia. Hay tatuajes dando vueltas, tengo tres, y cada uno que juega lo defiende a muerte. Todos me dicen que estoy loco por Poeta… y tienen razón”, confiesa “Manu” con una sonrisa que dice más que mil estadísticas.

“Somos un grupo hermoso, re unido y futbolero. Si tengo que definir a Poeta FC en pocas palabras, no podría hacerlo porque realmente Poeta es algo de lo más lindo de mi vida… Llevo muchos años jugando acá y defiendo esta camiseta a muerte. Todos me saben decir: ¿¡Estás loco por Poeta!?… ¡Y no se equivocan! POETA es familia y buena gente. Siempre estamos acompañados de la familia, de amigos, de los chicos y las chicas de otras categorías… Somos el barrio, somos familia”, afirma el “Capi” Maroni.

En Poeta FC los abrazos no se guardan solo para los goles. Se ven en las tribunas, en los costados de la cancha, en las mesas largas post partido, en la previa y en los post partidos. Están los viejos fundadores, los nuevos pibes, las chicas del femenino, los hijos que corren por la línea de cal y las familias que alientan sin parar. Poeta no es solo un club: es una red de afectos que se sostiene con cada pase, con cada esfuerzo, con cada festejo compartido.

Este año el objetivo está claro: salir campeones. Están en los últimos partidos del semestre y el sueño está más vivo que nunca. Pero también hay una meta más grande: seguir creciendo, sumar gente, abrir las puertas a todo el que quiera ser parte de esta historia. Porque en Poeta FC siempre hay lugar para uno más. El equipo del barrio cumple 25 años demostrando que en el fútbol, como en la vida, lo más importante no es ganar… sino saber de dónde venís y con quién lo compartís.

Más info: Poetafc