En un estudio de Villa María, una barra de pole dance se convirtió en el centro de una transformación. Hace poco más de dos años, mientras se capacitaba en calistenia, contorsión y flexibilidad, Victoria Rodríguez se topó con el pole exotic y algo hizo clic. “Quedé fascinada. Compré una barra para mi estudio, comencé a practicar y sentí que mi cuerpo lo reconocía como algo afín”, recuerda. Desde ese momento, no paró más. Hoy, no solo baila, también enseña, crea, se presenta en shows y sigue formándose día a día.
El pole no llegó solo. Victoria ya traía consigo un bagaje cargado: es psicopedagoga, profesora de yoga, personal trainer, coach de flexibilidad y contorsionismo e instructora aérea (telas, lyra, trapecio, pole). A sus clases de lunes a sábado, les suma entrenamientos personales y un instructorado semanal. “Mis días tienen un ritmo intenso, pero me encanta. Es mi forma de ser, de expresarme, de divertirme”, dice con una sonrisa.
Con 32 años, en el Pole Dance, “Vicky” fusiona técnica, sensualidad y crudeza, y sueña con conquistar más escenarios y corazones.
El cuerpo como herramienta, el alma como motor
Lo que más la enamora del Pole Dance es la conexión entre fuerza y sensualidad, entre control y entrega. “Es mi lado más atrevido y osado, donde me animo a más y más. Me conecta con mi autoestima, con mi imagen, con mi forma íntima de ser. Bailo por el público, por el amor, por la sexualidad… pero sobre todo, por y para mí”, confiesa. En sus interpretaciones, mezcla la energía del rock alternativo y el heavy metal con un estilo dinámico y crudo, que combina lo deportivo, lo coreográfico y lo exótico.
Pero detrás del impacto visual y físico hay una construcción pedagógica profunda. “Insisto mucho en que cualquier persona puede empezar desde cero”, remarca. Como psicopedagoga, “Vicky” adapta las clases a cada cuerpo y a cada historia, con estrategias y ejercicios personalizados. “Me gusta la inclusión, el respeto por los procesos. Trabajo para que cada alumno sienta que puede, que su cuerpo tiene posibilidades. No hay condiciones físicas previas necesarias, solo ganas”, asegura la villamariense.
Para quienes no lo conocen, ella define al Pole Dance como una disciplina integral, que mezcla danza con giros, figuras, inversiones y desplazamientos sobre y alrededor de una barra. Puede practicarse descalzo, con medias o con zapatos especiales llamados pleasers. “Lo más difícil es animarse. La gente espera el momento ideal, pero no hay mejor momento que ahora”, remarca esta mujer multifacética.
“El Pole Dance es un deporte, una disciplina que combina los conocimientos previos en danza que la persona posea, con movimientos, figuras, giros, deslazamiento, inversiones alrededor y sobre la barra. Todos pueden empezar y aprender desde cero”.
Los beneficios, dice, son infinitos: mejora la resistencia, la fuerza, la coordinación, la flexibilidad, pero también eleva la autoestima y la confianza. “Es hermoso ver a alguien transformarse desde lo físico y lo emocional. Y eso se refleja en la forma en la que se mueve, en cómo se planta frente al espejo y frente a la vida”, sostiene.
Victoria no solo vive el pole en el aula. También lo lleva a los escenarios. Ha participado en eventos como la Sexpoerótica en Quality Espacio y actualmente forma parte de los shows de Custom Rock. “Me encanta que me miren, atrapar miradas, sorprender con trucos y movimientos. Disfruto mucho el deseo, la energía que se genera. Hay una magia erótica en escena que me inspira”, comparte.
Su lugar de trabajo también es su hogar creativo. Dicta clases en su propio estudio, @studio_bfs_fitness, y en la academia @aishafalak. Cada clase, dice, es un espacio de construcción colectiva. “Más allá de lo técnico, lo que más valoro es el crecimiento personal de mis alumnas. Verlas sentirse cómodas con su cuerpo, con lo que pueden hacer, es lo más gratificante”, cuenta emocionada.
“Es mi lado más atrevido y osado, donde me animo a más y más.
Me conecta con mi autoestima, con mi imagen, con mi forma íntima de ser. Bailo por el público, por el amor, por la sexualidad…
pero sobre todo, por y para mí”
“Vicky” tiene sueños grandes. Sueña con seguir bailando, enseñando y creciendo. Con llegar a más gente, a más escenarios, a más versiones de sí misma. “Quiero hacer esto toda la vida, todo lo que pueda, que mi arte se expanda y que cada vez más personas se animen a descubrirse a través del pole”, dice, convencida.
Y así, entre giros, luces y adrenalina, Victoria sigue bailando. Para ella, para el público, para lo que vendrá. Porque en su historia, la barra no es una meta, es apenas el punto de partida.
Más info: studio_bfs_fitness – pole.exotic.vm – profevicky29