En pleno corazón de barrio Güemes, sobre Belgrano 647, en la Galería Convento, abrió sus puertas la franquicia cordobesa de Art Point, un espacio que invita a perder los miedos con pinceles luminosos y vino en mano. Durante dos horas, los asistentes pueden pintar con colores flúor bajo luz negra, dejar su huella en las paredes del lugar, brindar y llevarse la propia obra. La propuesta ya tiene sedes en Palermo y Canning, pero en Córdoba capital empieza a calar profundo entre quienes buscan una salida distinta.

La noche comienza antes de lo esperado: las luces bajan, los neones se activan y un murmullo colectivo recorre la sala. Gomas, pinceles, delantales y bastidores 30×40 cm ya esperan sobre cada atril. No importa si alguien nunca tocó un pincel: la consigna es relajarse, dejarse llevar y disfrutar. Las mismas manos que hace minutos ordenaban material, ahora mezclan pigmentos flúo, ríen y cautivan un lienzo que crecerá en segundos.

Mientras la música suena y el espacio se tiñe de ultravioleta, el equipo de Art Point despliega botellas de vino Malbec y opciones sin alcohol. Cada participante tiene libertad para servirse: el vino corre sin pausa, las gaseosas y agua también están disponibles. En ese instante, la pintura brilla más allá del bastidor: resuena en gestos, confidencias y complicidades. En mesas vecinas se ríe, se comenta, alguien pide que le pasen el pincel, otro descubre un trazo inesperado. Es parte del ritual.

A mitad de la experiencia, la invitación surge: intervenir las paredes. Con brochas más grandes o manos desnudas, quienes quieran dejar una huella efímera o permanente pueden hacerlo. Ese instante rompe el molde del taller tradicional: el espacio físico se vuelve lienzo colectivo. Un mural surge entre risas y brochazos mientras el vino sigue circulando. En medio del caos creativo, cada trazo cuenta una historia.

No necesitás saber pintar: el equipo te guía paso a paso mientras brindás con vino (o bebidas sin alcohol si preferís). Todo está incluido —materiales, cuadro y ambiente—, y hasta podés comprar algo para picar. Una propuesta para compartir con amigos, en pareja o con la familia.

Brindis, risas y lienzos compartidos

La experiencia no está pensada solo para adultos. Familias o grupos mixtos encuentran su momento: los más chicos disfrutan de la versión con bebidas suaves, los adultos acompañan con vino. También funciona como una cita distinta, una salida con amigas o un festejo especial. Para cumpleaños, Art Point ofrece paquetes especiales, adaptándose al tamaño del grupo y convirtiendo la noche en una celebración única.

Aunque el valor puntual no figura en esta crónica, la propuesta es considerada accesible frente a lo que significa salir a cenar o hacer un plan creativo nocturno: se incluye todo el material, la bebida ilimitada y la obra terminada para llevar. Además, la gastronomía complementaria está disponible: pizzas al paso, picadas o porciones, con precios razonables para que nadie quede con hambre.

La ubicación no es azar: Güemes, con su pulso artístico, ferias callejeras y galerías emergentes, es el escenario perfecto para que Art Point descanse en ese ecosistema bohemio. El ambiente del barrio, con su mezcla de arte urbano, bares y tiendas de diseño, multiplica el atractivo del proyecto. Un paseo previo, una cena ligera y llegar pintando: la combinación seduce.

Para los creadores de Art Point —inspirados por experiencias porteñas— Córdoba es un desafío lumínico. Quieren que quienes dudan de su talento descubran lo contrario. En su local número 15 de la Galería Convento ya se respira esa mezcla de nervios, curiosidad y emoción cuando el turno comienza. Y, como sucede en los primeros minutos, nadie se va sin haber sonreído.

Así, bajo neón y con copa en mano, Art Point Córdoba propone una revolución suave: arte popular, accesible y compartido. Una cita para soltar, pintar y brindar. En Güemes, esa noche cualquiera puede convertirse en creador.

Más info: artpoint.arg