Córdoba construirá el monumento más grande del mundo en honor al Cura Brochero

Así lo anunció el gobernador Martín Llaryora, estará ubicado en la Cuesta de Brochero, tendrá 17 metros de altura y una inversión de 75 millones de pesos. El turismo religioso es una modalidad que cada vez suma más adeptos

 

El turismo religioso es una modalidad en la que las personas eligen destinos que tienen un significado espiritual o sagrado. Ese tipo de turismo puede incluir peregrinaciones a santuarios, visitas a templos, iglesias, mezquitas o sinagogas, así como la participación en festividades religiosas o retiros espirituales. Motivados por la fe, la cultura, la historia o la búsqueda de experiencias espirituales, los visitantes llegan a estos lugares entre los que se destacan en el mundo la peregrinación a Santiago de Compostela en España, la visita a la Basílica de Guadalupe en México o recorridos por el Vaticano.

En Argentina, hay destinos importantes de turismo religioso como la Basílica de Luján, la Virgen del Cerro en Salta y el recorrido de Cura Brochero en Córdoba.

El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, anunció la construcción de un monumento al Cura Brochero, el más grande de todo el mundo, con 17 metros de altura, ubicado en la Cuesta de Brochero y demandará una inversión de 75 millones de pesos.

“Al turismo religioso hay que acompañarlo, con infraestructura, con capacitación turística. Es tiempo, trabajo e inversión. Pero lo importante es tener la visión. Yo quiero que sepan que esa es la misión que como gobernador tengo. Acompañar, apoyar y ayudar. Porque sé que si esto sale bien, Córdoba tiene un activo turístico nuevo que va a potenciar a toda Córdoba. No solo a nuestra querida región”, aseguró el gobernador.

Como parte de las acciones en la región, Llaryora también anunció un aporte de 30 millones de pesos para la iglesia local, donde reposan los restos del santo, y otros 75 millones para obras de cordón cuneta en el balneario.

El Cura Brochero como símbolo de la religión local

Nacido en Villa Santa Rosa, en el núcleo de una familia religiosa, fue bautizado inmediatamente después de nacer, el 16 de marzo de 1840. José Gabriel del Rosario Brochero, más conocido como Cura Brochero o San José Gabriel Brochero, fue un sacerdote que dedicó su vida a la fe y a ayudar a las personas más vulnerables, además de crear caminos y mejoras en distintos pueblos. Se han reconocido dos obras milagrosas que motivaron la beatificación de este religioso que fue honrado por el papa Juan Pablo II y, luego, fue canonizado por el papa Francisco.

A sus 16 años comenzó el Seminario de Nuestra Señora de Loreto y, más adelante, continuó sus estudios en la Universidad Nacional Mayor de San Carlos. En 1866 fue ordenado sacerdote y, al año siguiente, llevó a cabo una de sus labores más significativas: asistió a los enfermos afectados por la epidemia de cólera.

En 1869 fue designado como vicario del departamento San Alberto; actualmente, Traslasierra. San José viajó en mula hacia esta localidad y, de esa forma, creó un trayecto que hoy en día es recordado por los fieles. Allí llevó a cabo su curato y contribuyó a mejorar esta área en la que vivían 10 mil habitantes. Entonces, construyó capillas, iglesias, escuelas y creó nuevos caminos entre las montañas.

Brochero es recordado por su trabajo en las Altas Cumbres, en donde generó nuevos diques, creó una estafeta postal e introdujo el telégrafo a esta área de Córdoba. De ese modo, ayudó a la comunidad con ciertas mejoras que eran necesarias para su desarrollo.

Luego de ayudar a cientos de personas contrajo lepra, y esa enfermedad le provocó ceguera y sordera. Sin embargo, continuó con sus actividades benéficas hasta sus últimos días, cuando enunció “Ahora tengo ya los aparejos listos pa’l viaje”. Finalmente, murió en Villa del Tránsito el 26 de enero de 1914.

La Iglesia Católica reconoció dos hechos milagrosos vinculados a Brochero y, por ello, decidió santificarlo. Se trata de dos personas que atravesaban una situación crítica y casi irreversible de salud, pero se recuperaron inesperadamente luego de rezarle al “cura gaucho”.

Juan Pablo II lo declaró venerable en 2004 y, en 2016, el papa Francisco firmó un decreto que confirmaba su segundo milagro, con lo cual ya podía alcanzar la canonización. Esto lo convirtió en la primera persona nacida y fallecida en el país en recibir esta mención honorífica.