“El oficio fue herencia de un amigo muy cercano; ya que él siempre me insistió que yo debía dedicarme a esto, a pesar que mis trabajos anteriores no tenían nada que ver con ser vidriero”, comentó Walter, quien recordaba sus espacios laborales antes de descubrir el oficio que le apasiona: “En un primer momento, fui chofer de camiones, luego instalé mi propio lavadero hasta que lo cerré para abrir mi propia vidriería. Si bien fue por razones económicas, pero más que nada, continué y continúo en este camino, porque descubrí que es muy terapéutico”.
Sobre la pasión por su oficio, el vidriero enfatizó: “Empecé y no pude parar más y, si no fuera así, ya lo hubiese abandonado. Si pudiera volver a ser el tiempo atrás, hubiese elegido ser vidriero. Fue todo un descubrimiento y no me arrepiento para nada”.
“Se disfruta el contacto con la gente”
¿Por qué es un trabajo terapéutico?
Porque mis trabajos anteriores no me permitían tener un tiempo propio; eran demasiado intensos y exigentes. No estaba haciendo algo que me gustaba. Cuando descubro esto, también descubrí lo que significa tener tiempo para uno; descubrí también el contacto con la gente… todos los clientes que tengo son porque he hecho un buen trabajo en cada uno de ellos, y eso es lo que me gusta. Mis clientes son quienes me motivan a seguir.
¿Qué buscan estos clientes en un buen vidriero?
Abrir las puertas de una casa para que ingrese alguien ajeno a la familia, no es poca cosa… cuando uno ingresa a otro hogar, hay que ser perfectos, puntuales y respetuosos, porque uno debe establecer un vínculo con el cliente.
¿Cuáles son los trabajos más solicitados?
Cambio de vidrios en ventanas y puertas; eso es lo que más se pide. Pero también se solicitan trabajos que demandan creatividad personal, como por ejemplo, las mamparas para baños. Existen baños que no están diseñados o no son acordes para ella y, sin embargo, hay que ingeniárselas para ofrecer una buena opción y diseño. También realizo separadores de ambientes o vidrios para confeccionar una mesa y, en estos casos, también se requiere de originalidad y creatividad.
¿Ha variado la demanda de tu oficio a lo largo del tiempo?
Sí. Por ejemplo, la gente hoy utiliza muchas ventanas de aluminio que, al comprarlas, ya vienen con el vidrio instalado. Esto ha provocado que nuestro trabajo mermara, pero tarde o temprano esos vidrios se rompen y allí nos llaman a nosotros.
Por otro lado, es un oficio que tiene sus riesgos, ¿verdad?
Sí, la verdad que he tenido algunos accidentes y cortes. Mi oficio anterior era andar “a full” en los camiones a un ritmo muy ágil… cuando comencé a ser vidriero, obligadamente tuve que “bajar algunos cambios” y serenarme, pero hasta que lo logré, he tenido algunos cortes y accidentes. Es que el oficio de vidriero requiere mucha tranquilidad y cuidado. Es un oficio que no da muchas oportunidades de aprender con el error; porque un error puede significar romperle el vidrio a un cliente. No hay oportunidades de equivocarse.
Eso obliga a no pensar en los problemas personales, mientras se trabaja…
Sí, la verdad que sí, porque es un oficio que requiere que nuestra cabeza y concentración esté enfocada en el momento del trabajo y no pensando en los problemas que podamos tener. Por esto también digo que es terapéutico.
El vidriero, ¿disfruta del material que trabaja?
No, la verdad que no se disfruta del material, como sí lo puede hacer un carpintero o un herrero… el vidrio demanda un respeto mutuo. Lo que más se disfruta en realidad, es el contacto con la gente.
¿Te gustaría heredar el oficio?
Tengo una hija y un hijo. Él es quien me ayudó muchas veces en la vidriería y esa es otra de las satisfacciones que tengo. Pero él tomó otros caminos, a pesar de ser realmente muy bueno en este oficio. Le propuse continuar con el legado, pero no es lo que él eligió.-
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