Por Casandra Quevedo
Desde “Que tul telas”, su local ubicado en Monseñor Pablo Cabrera 3960 en barrio Marqués de Sobremonte, se comunicaron con EXPRESIÓN NORTE Adriana y Carolina. Ambas son las dueñas del local, pero además también comparten la familia, ya que son suegra y nuera desde hace 14 años.
En el “Día de la Suegra” vale la pena contar la historia de este vínculo, que a diferencia de muchos, fue tan excelente en lo personal que también trascendió a lo laboral. Generalmente la figura de la suegra ha generado controversias desde siempre en la sociedad, ya que por lo general se la asocia como una figura que tiene el poder en el núcleo familiar y genera conflictos. Pero nada está más lejano en el caso de Adiana, quién es halagada por parte de su nuera.
Dos gotas de agua
“Las 2 nos llevamos muy bien desde siempre, tenemos muy buena relación y hasta personalidades similares. Entre las 2 nos complementamos para formar un verdadero equipo de trabajo”, contó Carolina. Este dato sobre sus personalidades confirma otro “mito” que se ha creado en torno a las nueras y suegras: muchas veces los hijos buscan parejas parecidas a sus madres.
Quizás esta compatibilidad fue las que les permitió poner su negocio hace 3 años y mantenerlo en el tiempo. Sobre esto, Carolina dijo: “Mi suegra vendía ropa de hace muchos años y estudió diseño de moda. Además le gustaba todo lo referido a telas y confección. A mí me empezó a gustar ayudarla, entonces decidimos poner una venta de telas en la zona”.
¿Es posible separar los negocios de lo familiar?
Si bien Adriana es suegra de Carolina desde hace 14 años y comparten muchas horas al día juntas, esto no interfirió para nada en su relación. Al contrario, su vínculo las fortaleció y hasta le encuentran un lado muy positivo. Carolina reveló entre risas cuál es: “Lo bueno de trabajar con mi suegra es que puedo llevar a mis hijos al trabajo”. Mientras que las dos pueden trabajar en lo que les gusta, también cuidan a los niños (Joaquín de 9 años y Agostina de 5 años) y Adriana disfruta de su rol de abuela.
En cuanto a lo laboral, las dos coinciden en la forma de manejarse: “Tratamos de no llevar los problemas personales al trabajo, pero hablamos siempre mucho de todo. Tenemos buena energía y buen temperamento. Sabemos dejar los problemas afuera para atender con la mejor onda a nuestras clientas y darles un gran asesoramiento en telas.
El secreto de un buen equipo
La pandemia del coronavirus fue otra situación que fortaleció a la relación de suegra-nuera. Si bien (como toda actividad) el negocio se vio más parado, juntas lograron salir adelante y reinventarse. Por eso, a partir de noviembre Adriana y Carolina van a comenzar juntas un curso de mordería, corte y confección. Esta iniciativa surgió a partir del crecimiento que han tenido en el rubro. En este sentido, Carolina destacó la mejor característica de Adriana: “Es muy buena suegra y profesora personal del rubro. Muchas cosas aprendemos juntas y otras nos enseñamos”.
Además, seguirán trabajando en el local respetando todos los protocolos: “Atendemos lunes a viernes de 9 a 13 y de 16 a 20 horas, y los sábados de 9:30 a 13:30 horas. Lo hacemos con barbijos y respetando protocolo. También hacemos que nuestros clientes lo respeten, así están seguros y tranquilos. A las dos nos gusta mantener el negocio desinfectado todo el tiempo y hasta hacemos algunos envíos a domicilios por la zona”, concluyó Carolina.