El “Señor de los Relojes” se encuentra en B° San Martín

Aquello que es imposible recuperar ni comprar es “el tiempo”. Quien regala tiempo, entrega lo más valioso de uno… Segundos, minutos, horas que se transforman en días y años; todo regido, materializado y controlado a través de uno de los aparatos más intransigentes: el reloj…

Por: Lic. Javier Alday

Relojes

Con precisión casi cirujana y paciencia de hierro, Mario Alverici, el “Señor de los Relojes“, desentraña hasta la más compleja maquinaria de cualquiera de estos aparatos, pues acumula casi cinco décadas de experiencia en su oficio como relojero.

De cadete a dueño

Con marcada nostalgia, Alverici recuerda aquella incursión casual el mundo de la relojería, a sus jóvenes 14 años de edad, cuando lo elemental era sólo conseguir un trabajo para sustentarse económicamente: “Comencé trabajando como cadete en esta misma relojería, en el año 1971… hoy tengo 64 años. Pero desde el primer día, me entusiasmó ver cómo el dueño de la relojería reparaba, hasta que él mismo me propuso aprender el oficio y, a partir de ahí comenzó todo”, rememoró.

El paso del tiempo, le permitió incursionar en nuevos desafíos del oficio: “Tuvieron que pasar más de 10 años para que empezara a arreglar los relojes de pulsera, pero siempre mi fuerte ha sido, y sigue siendo, los relojes despertador y de pared”. Años más tarde, luego del retiro de su patrón, Mario se transformó en “dueño”.

Cuestión de personalidad

¿Qué se necesita para ser un buen relojero?, le preguntamos. Su respuesta fue directamente asociada a su personalidad: “Cuando comencé, vi algo que se caracteriza con mi forma de ser. Es un oficio que me cae muy bien, porque se necesita mucha paciencia y nada de nervios. La concentración es otra cosa importante, y es algo que se va adquiriendo con el tiempo. Por ejemplo: para cambiar un solo eje de un reloj pulsera, se puede demorar una eterna media hora”, explicó.

Reloj Vs. Celular

¿Celular “mata” reloj? Si bien estos nuevos aparatos, en muchos casos, han reemplazado al reloj tradicional, las funcionalidades prácticas –en realidad- no son equivalentes. Al respecto, Mario expresaba: “Es mucho más práctico y rápido mirar la hora desde un reloj de pulsera que desde el celular. Es algo que les digo a los clientes y ellos me dan la razón. Además, exponer el teléfono en la vía pública sólo para ver la hora, significa un riesgo de asalto o robo”.

A esto, agregó: “En realidad, sucede que, en estos tiempos, la hora esté en todos lados: desde en computadoras, hasta en equipos de música, y ésta es otra de las causas por las que el trabajo del relojero ha disminuido mucho. Se comprueba con la baja cantidad de relojeros que hay en la ciudad”.

Tiempo nuevo

Casi cinco décadas de experiencia, es tiempo suficiente para experimentar, en primera persona, los cambios tecnológicos que la relojería ha experimentado. “Ahora uno sigue aprendiendo con los relojes más nuevos, porque son totalmente distintos si los comparamos con un reloj antiguo. Actualmente, las maquinarias vienen con menos rodaje al ser íntegramente electrónicos. Es mucho más fácil reparar un reloj a pilas que un reloj antiguo de cuerdas”, aclaró Mario.

Además, comentó que son muy pocos los relojes funcionales con estas características y, por este motivo, el oficio tiende a desaparecer: “Lamentablemente, va a ser una realidad. Yo
tengo la esperanza que más adelante vuelvan a salir los relojes a cuerda, obviamente, no de la misma calidad de los de antes. Ojalá se fabricaran de nuevo, porque al paso que vamos, la relojería corre el riesgo de desaparecer”.-

Más información: Bv. Los Granaderos 2353 – B° San Martín – Cel.: 3515301357