En todo el mundo, la celebración de la Navidad es de los eventos más esperados del año. Inexplicablemente, en esta época nos sentimos más felices y con más ánimos de compartir con nuestros familiares y amigos. Sin embargo, y debido a los parámetros de la sociedad, se ha vuelto una fiesta comercial, por lo que dar regalos en Navidad se vuelven algo vital en esta fecha. Aunque estos tienen su sentido en la celebración, estas fiestas de fin de año nos enseñan mucho más que eso.
Lamentablemente, la fiesta de la Navidad ha ido evolucionando dentro de una sociedad consumista, algo que es muy difícil de cambiar y luchar. Por lo que la verdadera Navidad vive dentro de cada uno de nosotros. Así podemos decir que el significado de esta fiesta depende del que quieras dar y de lo que viva en tu corazón. Seas creyente o no, la Navidad nos conmueve tanto porque es la época del año en la que recordamos lo que realmente importa en la vida, que va mucho más allá de las pertenencias materiales.
Es el momento ideal para recordar a aquellas personas que amamos y que han sido importantes a lo largo de nuestra vida. En otras palabras, el verdadero significado de la Navidad es el amor, la familia, la gratitud y la fe en Dios. De igual manera, es una época para reconciliarnos con Dios y con lo demás, por lo que debemos aprender a perdonar y amar a todos nuestros hermanos. Es momento de encontrarse con uno mismo, de ver lo que hemos vivido a lo largo del año y lo que podemos mejorar. No olvides que más que un día para celebrar y recibir regalos, es una fecha para recordar el amor verdadero y agradecer por aquellas personas que nos quieren.
Nos hemos acostumbrado a que la Navidad se celebra con muchas luces, con mucha gente y con muchos regalos. Pero esto no tiene por qué ser así. Lo importante es tener presente que es un momento para tomar conciencia de lo mucho que podemos agradecer a la madre naturaleza y a la vida que la sustenta. De ese agradecimiento surge la costumbre, ahora ya arraigada, de hacer regalos en Navidad. El período de letargo previo al renacimiento del sol, de la abundancia y de la prosperidad es un momento de reflexión y de introspección.
En fin, Navidad y Año Nuevo es un stop en la vida de todas las personas y una oportunidad para creer, crecer, aprender y pensar cómo estamos viviendo para plantearse nuevos objetivos, metas e ilusiones.