Cuando Emma Ceballos Rapi pisó por primera vez el estadio Arena Sofia, en Bulgaria, sintió que todo el sacrificio valía la pena. Con apenas 15 años, se convirtió en la primera gimnasta rítmica cordobesa en representar a la Argentina en un Mundial Juvenil de esta disciplina. “Fue una experiencia increíble e inolvidable”, cuenta con una mezcla de emoción y madurez que sorprende.

Durante la competencia, que reunió a jóvenes talentos de todo el mundo, Emma participó en la categoría Juvenil Individual, defendiendo los colores albicelestes. Realizó dos rutinas: una con mazas y otra con cinta, y logró posicionarse entre las mejores 60 del mundo. “Más allá de los nervios, logré conectar con cada ejercicio y dar lo mejor de mí”, explica. En mazas finalizó en el puesto 54 y en cinta en el 56, de un total de 68 gimnastas.

“Representar a la Argentina fue un honor enorme”, asegura Emmita, como le dicen en el Club Municipalidad de Córdoba, donde entrena. “Llevar la bandera en el pecho es algo que no se puede explicar con palabras. Me emociona saber que abrí un camino para otras gimnastas cordobesas”. Y es que su presencia en este Mundial Juvenil marcó un antes y un después en la historia del deporte rítmico local.

Una embajadora cordobesa en Bulgaria

El viaje también le dejó recuerdos inolvidables más allá del deporte. “Me sorprendió mucho la arquitectura, las calles, la historia que se respira en cada rincón”, relata. “Poder conocer otra parte del mundo gracias a la gimnasia fue un regalo”. Entre entrenamientos y rutinas, compartió días de convivencia con otras gimnastas de diferentes países, fortaleciendo lazos más allá del idioma.

Emma cursa 4° año en el Instituto Mater Purissima y vive en barrio Poeta Lugones. Su rutina es intensa: entrena todos los días, combinando técnica corporal, manejo de aparatos, preparación física y expresión artística. “A veces es duro, pero lo hago con amor y dedicación porque es lo que más me gusta. La gimnasia me enseñó valores como la disciplina, el esfuerzo y el trabajo en equipo”.

“Representar a la Argentina fue un honor enorme. Llevar la bandera en el pecho es algo que no se puede explicar con palabras. Me emociona saber que abrí un camino para otras gimnastas cordobesas”

Con los pies bien plantados y la mirada hacia el futuro, Emmita ya piensa en sus próximos pasos. Sueña con participar en más torneos internacionales, representar a la Argentina en los Juegos Panamericanos, y algún día en un Mundial de Mayores o en los Juegos Olímpicos. Pero también tiene otra meta: “Me gustaría inspirar a otras chicas a que se animen a practicar este hermoso deporte”, dice.

“Me gustaría inspirar a otras chicas a que se animen a practicar este hermoso deporte”

Lo cierto es que Emma no solo está entrenando para alcanzar podios. Con cada movimiento en el tapiz, también abre camino para que muchas otras gimnastas cordobesas crean en sus sueños, y los conviertan en realidad. Porque para esta adolescente de mirada brillante, la pasión y el esfuerzo no tienen techo.

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