Cada 26 de julio, nuestro país celebra el Día del Abuelo, en reconocimiento a quiénes están incondicionalmente para sus nietos. En este contexto, Graciela Barrio es un símbolo de los festejos que se desarrollan este día.
Su nieta, Xiomara Valentina Pérez Seguel, nació con los intestinos hacia afuera, motivo que dejaba su vida en peligro y requería de una operación de urgencia. Los primeros días estuvo en terapia y los partes médicos eran poco alentadores. Luego de un par de meses, y dado lo complejo del cuadro, se la derivó al Hospital de Niños de la Santísima Trinidad.
Durante ese tiempo estuvo acompañada con su mamá y si bien se daban algunas altas para volver a Río Cuarto, luego los catéter se infectaban o se agravaba y tenía que ser derivada nuevamente a Córdoba. En ese lapso tuvieron que cambiarle varias veces el catéter y los médicos transmitían que Valentina tenía poca expectativa de vida.
“Fueron casi 150 días de dormir en una reposera, bañarme donde podía, si bien contaba con la comida del Hospital, pero luego tenía gente amiga que me acercaba algo de comer para la noche. Los primeros tiempos me costó mucho adaptarme a esta nueva realidad, uno extraña su casa, su hogar. Trataba de buscar elementos que me permitieran descansar de noche y relajar el cuerpo”, contó Graciela, sobre su experiencia en UCI.
El apoyo de la Casa de Ronald McDonald
Gracias al apoyo de la Casa de Ronald McDonald, pudo ingresar en el mes de febrero y su vida cambio: “Podía venir a dormir en una cama, bañarme con agua caliente, comer tranquila y contar con el apoyo de otras familias en situación similar”.
El día 15 de marzo fue una fecha sumamente importante para la historia de Valentina. Luego de casi dos años de estar en un ámbito hospitalario, fue dada de alta y pudo ir a Casa Ronald. Toda una experiencia nueva, logrando salir del ámbito hospitalario.
Dado a su condición, Valentina duerme conectada a una nutrición parenteral y de estar casi conectadas todos los días, ahora solo necesita conexión dos tres veces por semana, lo cual es un avance muy grande para su cuadro clínico.
“Luego de 19 años, volví a cambiar pañales, prepara mamaderas. Y lo más importante aprender a conectar parenterales, a desconectar, administrar vacunas, limpiar zonas y catéteres. Siento que todo es una gran responsabilidad para mí y que de ello depende la calidad de vida de mi nieta. Lo hago con mucho gusto y alegría”, finalizó Barrio.