Es de Estonia y eligió las Sierras cordobesas para pintar y vivir

Kristiana Pärn es una reconocida artista plástica nacida en Estonia que eligió Córdoba, amor mediante, para desarrollar su actividad. Entre acrílicos y mate, disfruta de la geografía de Traslasierra, inspiración para realizar sus pinturas e ilustraciones

 

Kristiana Pärn es una artista plástica nacida en Estonia que vive en la ciudad de Córdoba. “Mi esposo, que es argentino, y yo buscábamos un lugar tranquilo para vivir, lejos del ritmo acelerado de las grandes ciudades y más cerca de la naturaleza. Traslasierra, en Córdoba, nos pareció el equilibrio ideal: un clima hermoso, espacio para explorar y una vida más serena”.

A los diecisiete años, comenzó su carrera artística estudiando con la pintora estonia Marje Berlokko. Poco después de graduarse, Kristiana se mudó a Nueva York para estudiar animación en la Escuela de Artes Visuales. Desde 2005, se ha dedicado exclusivamente a la ilustración, comenzando como diseñadora textil para varios estudios de Manhattan. En 2006, Kristiana abrió su propio estudio en Brooklyn. Su obra se ha exhibido en todo Estados Unidos y en el extranjero.

La actualidad la encuentra desarrollando su trabajo en Traslasierra entre acrílicos y mate. “Claro que mudarse a otro país trae sus desafíos, aprender el idioma, hacer nuevas amistades, adaptarse a las costumbres locales, pero todo eso también forma parte de la aventura”.

La obra de Parn es adquirida y conservada por coleccionistas privados de Nueva York, Rusia, Alemania y su Estonia natal.

Expresión Norte dialogó con Kristiana para conocer su vida y obra:

¿Cuándo y cómo fue tu acercamiento al arte?

El arte ha sido parte de mi vida desde que tengo memoria. Uno de mis primeros recuerdos de observar la creación artística a mi alrededor fue viendo a mi abuelo, Manivald. Tenía una colección de postales antiguas, muchas de ellas cubiertas con cuadrículas dibujadas a lápiz. Cuando le pregunté para que las utilizaba, me explicó que las usaba para escalar imágenes, trabajar en la composición y encontrar inspiración para sus pinturas. Luego me mostró las obras terminadas, y para mi asombro, se veían exactamente como las postales, solo que mucho más grandes. Yo tenía cuatro años y estaba completamente convencida de que era un maestro. Quería seguir sus pasos.

“El arte ha sido parte de mi vida desde que tengo memoria”

También construía marcos para cuadros, tocaba música, enseñaba baile de salón, y amaba pescar y cocinar. Pero sobre todo me fascinaba su armario, que siempre estaba lleno de cajas de distintos tamaños, botones, campanitas de estaño hechas a mano para cañas de pescar y todo tipo de tesoros misteriosos. Todavía visito la casa de mis abuelos una vez al año y abro ese mismo armario. Huele igual que hace 40 años, y sigue lleno e inexplorado. Es como un universo en miniatura, siempre listo para ofrecer nuevas ideas.

¿Tienes alguna formación formal o sos autodidacta?

Estudié algunos semestres con un pintor local cuando tenía 19 años para aprender los fundamentos. Más tarde, viviendo en Nueva York, tomé cursos de grabado, dibujo y animación en la School of Visual Arts y en la Art Students League.

Dicho esto, le doy mucho valor al autoaprendizaje. Siempre he sido curiosa y abierta a seguir aprendiendo, algo que considero tan importante como dominar las bases.

¿Qué materiales utilizas para realizar tus obras?

Comencé dibujando y pintando sobre papel blanco pero siempre sentía la presión de “empezar bien”. Así que comencé a entonar los fondos, a veces incluso arrugando el papel o el lienzo para crear un punto de entrada visual para mi imaginación.

“Le doy mucho valor al autoaprendizaje. Siempre he sido curiosa y abierta a seguir aprendiendo, algo que considero tan importante como dominar las bases”

Hace unos 15 años descubrí la madera, y desde entonces la uso siempre. Las texturas, vetas y curvas naturales me recuerdan a la naturaleza misma y crean una base perfecta para que se desplieguen mis historias.

¿Cómo es tu proceso creativo?

Anoto ideas sobre la marcha, como si llevara un cuadernito de semillas. Cuando me siento atascada o sin inspiración, vuelvo a esa colección para ver si algo está listo para crecer. Pero la mayoría de las veces, cuando me siento en mi mesa, entro naturalmente en mi universo de historias.

Normalmente trabajo en varias piezas al mismo tiempo, y las ideas suelen surgir mientras mezclo colores o miro un fondo que ya preparé. El proceso se siente un poco misterioso, quizás por eso todavía me encanta después de tantos años.

¿Inspiración o hábito y constancia?

Definitivamente ambas. Hay que hacer espacio y tiempo para que llegue la inspiración. La técnica y la práctica te ayudan a dar vida a esas ideas.

¿Tienes alguna rutina o ritual que sigas antes de comenzar a trabajar?

Cuando vivía en Brooklyn, solía caminar 40 minutos hasta mi estudio cada día, pasando por casas, escuelas, iglesias y comercios. Siempre elegía caminar en lugar del transporte público porque esas caminatas me daban tiempo para observar, para bajar el ritmo, y simplemente para vagar. Estar en movimiento así, ni aquí ni allá, me ayudaba a calmar la mente y dar la bienvenida a la creatividad. Se sentía como cruzar un puente desde lo familiar hacia lo mágico.

“Hay que hacer espacio y tiempo para que llegue la inspiración. La técnica y la práctica te ayudan a dar vida a esas ideas”

Aquí en Córdoba, intento despertarme con el amanecer y compartir un mate con mi esposo. Las mañanas son cuando tenemos nuestras conversaciones más inspiradoras sobre el mundo. A veces, zorros cruzan por nuestro jardín, y me tomo un momento para regar las flores y la huerta. Llena de esa energía fresca de la mañana, camino hacia mi estudio, lista para empezar un nuevo día.

¿Qué artistas han influido en el desarrollo de tu identidad como artista?

Hay muchos pintores e ilustradores que he amado a lo largo de los años. Camilla Engman fue una influencia temprana, especialmente la manera en que combina pintura, ilustración y trabajo comercial tan fluidamente, manteniéndose fiel a su mundo tranquilo y reflexivo. También me siento muy conectada con el proceso creativo y la narrativa visual de Carson Ellis; su trabajo parece estar enraizado en el lugar, la familia y una especie de maravilla del viejo mundo.

Pero más que nada, mi mayor y más constante influencia es la naturaleza misma. En un bosque o en una montaña, todo ya está perfectamente compuesto, los colores, el equilibrio, el ritmo. Cuando pinto, intento honrar esa armonía silenciosa. No busco copiar la naturaleza, sino expresar lo que se siente formar parte de ella.

¿En qué proyectos a futuro te encontráis trabajando?

Ahora mismo, estoy aprendiendo a trabajar con arcilla y metal. Me encanta experimentar y jugar como lo haría un niño. Esos momentos lúdicos me sirven para encontrar nuevas inspiraciones.

¿De qué manera acercas tu arte a las personas?

Me mantengo activa en redes sociales, y una vez al año monto un puesto en una feria de arte. Es una forma de conectar directamente con la gente y compartir no solo la obra, sino también las conversaciones que la acompañan. La retroalimentación y la conexión son una gran parte del camino.

¿Qué consejo le darías a aquellos que están comenzando en el mundo del arte?

Que no esperes hasta que algo se sienta “listo” para compartirlo, sácalo al mundo y aprende de la respuesta. Estate presente. Observa el mundo. Habla con otros artistas y no tengas miedo de hacer preguntas. La curiosidad te llevará muy lejos.

Más allá de una imagen

La riqueza de colores, la pureza de líneas y los encantadores personajes animales convierten las obras de la artista Kristiana Parn en un auténtico encanto. Kristiana pinta sobre madera, cuya veta es a menudo visible en su obra; esta veta se convierte en un elemento esencial de escenas oníricas, algunas inspiradas en paisajes urbanos, otras en las perspectivas septentrionales de su infancia en Estonia. Sus láminas son una decoración encantadora para la habitación de cualquier niño o niña, y también son adoradas por los adultos.

“Me encanta experimentar y jugar como lo haría un niño. Esos momentos lúdicos me sirven para encontrar nuevas inspiraciones”

La superficie natural de cada pieza de madera desnuda se satura con pintura, acentuando y ocultando estas marcas, creando así una atmósfera que, en parte, es obra propia de la artista. En su interior, se crean entornos completos: árboles, montañas, tierra, luz y aire, así como criaturas vivientes, tanto reales como imaginarias. A menudo evocando los bosques del norte de su juventud, estas escenas son lugares de gran juego y fantasía, donde los animales del bosque habitan los mundos de la vigilia y los sueños.

Más info: @kristiana_parn

Su colección

Por Ale Galvaliz