Falleció el Portero de EFUL, aquel que le abría la puerta a los niños para jugar

Eduardo Dicaro (50 años) fue un ícono, un referente, un símbolo y un “clásico” de la Escuela de Fútbol Lugones. Es por eso que su imagen, su silueta y su nombre quedarán grabados para siempre en la memoria, en el corazón y en la historia de EFUL.


Por: Lic. Ernesto “Turco” Maluf

En la mañana del sábado 15 de agosto de 2020, la Familia de EFUL, barrio Poeta Lugones y alrededores, se estremeció con el fallecimiento de Eduardo Dicaro, el querido e histórico Portero de la Escuela de Fútbol Lugones. Sin lugar a dudas, una pérdida enorme para todos aquellos que lo conocieron y admiraron; un golpe muy duro para toda la comunidad “Naranja”, que lo cobijó y lo aprendió a querer; y un vacío enorme para su mujer Sandra, y sus hijos Joel, Yesica, Jonas y Jimena que lo adoraban y hoy lo recuerdan con muchísimo cariño y nostalgia.
Eduardo tenía 50 años, había nacido el 10 de octubre de 1969 y desde el año 2011 era el Portero de EFUL, función que desarrollaba sumamente orgulloso, transpirando la camiseta “Naranja” que tanto amaba y cuidando todos los detalles a la hora del ingreso y el egreso de los niños al predio ubicado en B° Poeta Lugones en su momento; y en B° Los Boulevares durante el año pasado. Generoso, bondadoso, cariñoso, sencillo, alegre y fanático de Instituto, “Edu” era amigo de todos, de los niños, de los padres, de los abuelos, de los profes… Conocía los nombres de todos los niños y niñas; y a todo el mundo le regalaba una sonrisa, un chiste o una palabra de aliento. En más, era el primero en alentar y gritar los goles de los “Dragones” en cada partido o torneo disputado fuera de la ciudad.
Fue un tipo sacrificado y humilde, que siempre luchó por el bienestar de su familia, y que a pesar de su problema motriz a la hora de desplazarse, su hemofilia y todos los obstáculos que le fue presentando la vida, jamás bajó los brazos ni dejó de trabajar, esforzarse y brindarse por los demás. Fue todo un ejemplo de lucha, superación y sencillez.
Más que un Portero, fue un ícono, un referente, un símbolo y un “clásico” de la Escuela de Fútbol Lugones. Es por eso que su imagen, su silueta y su nombre quedarán grabados para siempre en la memoria, en el corazón y en la historia de EFUL.

“Tenía una total entrega hacia los demás”

“Eduardo era el que le abría la puerta a los niños para salir a jugar… Así como en toda Escuela hay bandera, alumnos y maestros… también hay porteros, y Edu le hacía honor a esa función. Recibía a cada niño y lo llamaba por su nombre o apellido, los hacía sentir seguros y contentos de llegar a EFUL para jugar, aprender y crecer a través del fútbol. Era quien cuidaba y velaba por la integridad de todos los niños tanto a la entrada como a la salida del predio. Era como nuestro celador, el que tomaba lista, asistencia y el que siempre estaba dispuesto a ayudar en lo que fuera. Era en quién los padres, abuelos o tíos confiaban dejando los niños en sus manos… Y seguramente así será recordado, como un buen tipo y un ser muy querido. Creo que EFUL también lo ayudó a realizarse, a sentirse importante, a encontrar su lugar en el mundo en donde poder trabajar, desarrollarse y sentirse sumamente útil”, afirmó Miguel Muñoz, director de EFUL, todavía anonadado, sorprendido y atónito con la triste noticia.
“Quienes son y han sido parte de la gran familia de EFUL, saben lo que Eduardo representó para nuestra comunidad, con su esencial tarea del cuidado de nuestros niños. Su amabilidad, su vocación de servicio y su total entrega hacia los demás”, subrayó el Profe Miguel, desde la Plaza de B° Poeta Lugones junto a su perro “Manolo”, tratando de encontrarle una explicación a semejante pérdida.

“Su felicidad necesitaba de EFUL”

“Hace 9 años atrás, Eduardo llegó al predio de B° Poeta Lugones junto a su mujer Sandra, con un cochecito doble con los mellizos Jonas y Jimena (hoy, 9 años), ya que querían que Joel (categoría 2003) comenzará a jugar en EFUL. Por su situación económica, su enfermedad y sus necesidades, sus hijos siempre fueron becados y tratamos de ayudarlos en todo”, recuerda Silvia, la compañera incondicional de Miguel, a la hora de hablar del inicio del romance del “Colorete” con EFUL.
“Por su predisposición y ganas de colaborar, Eduardo se sumó como Portero de EFUL para cuidar a los niños, así fue como empezó a formar parte de nuestra querida Escuela de Fútbol y de nuestra gran Familia, convirtiéndose en alguien imprescindible y sumamente importante y querible. A pesar de ser hemofílico y tener problemas para desplazarse, con mucho esfuerzo y sacrificio, venía caminando desde su casa a la Escuela… Era el primero en llegar y el último en irse. Para él, era un orgullo trabajar acá, ser Portero era su cable a tierra y según sus propias palabras: ´Su felicidad necesitaba de EFUL´. Se lo va a extrañar muchísimo y siempre lo vamos a recordar como una buena persona, llena de amor, humildad, carisma y generosidad”, aseguró Silvia todavía shockeada.

Una ayuda para su Familia

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Por último, Miguel, el creador de EFUL, alentó a todos los “Dragones” a seguir ayudando a la Familia de Eduardo que tanto lo necesita: “Más allá del dolor, esta es una oportunidad para demostrar que seguimos siendo una gran familia, donde todos nos ayudamos y nos damos una mano, más aún en las ´malas´ como se dice en el lenguaje futbolero. Es por eso que como lo hemos hecho siempre, seguiremos acompañando y ayudando a la familia del querido Eduardo. Pronto, vamos a abrir una caja de ahorro o generar algún mecanismo o medio para que todos los que así lo deseen puedan colaborar con un aporte económico. No me caben dudas que como buena Familia que somos, todos aportaremos nuestro granito de arena porque Eduardo y su familia se lo merecen y lo necesitan”.

Con la camiseta de EFUL tatuada en su piel, Eduardo se fue al cielo hace apenas tres días pero ya se lo extraña de sobre manera… desde allí seguirá “cuidando” a las niñas y los niños, tal como lo hacía en la puerta del predio con tanta dedicación, humildad y amor.