Hacen consolas de videojuegos y las donan a hospitales públicos

La iniciativa es llevada adelante por Miguel Blanco y Dylan Benítez, a través de la ONG “La Guarida”. Ya crearon más de 20 máquinas para centros de salud en el AMBA, Córdoba y Mendoza.

Cuando la rutina se interrumpe por un tratamiento, la internación se vuelve un presente duro para muchos niños. En ese contexto nació La Guarida, una asociación civil creada por dos jóvenes —Miguel Blanco y Dylan Benítez— que decidió poner su pasión por los videojuegos al servicio de la solidaridad. Lo que había iniciado como transmisiones en vivo de partidas terminó, durante la pandemia, en algo mucho más grande: consolas adaptadas, restauradas, listas para hacerles compañía a quienes más lo necesitan.

Ambos fundadores, con formación en comunicación audiovisual y amantes del gaming, aprovecharon los ingresos iniciales de su canal para realizar acciones solidarias: primero repartieron alimentos y viandas, luego escucharon una necesidad poco atendida pero muy real: los niños internados que carecían de entretenimiento durante su tratamiento. Así, decidieron reciclar computadoras, monitores y hardware de desecho para construir consolas portátiles, listas para usar en hospitales.
De este modo, la ONG “La Guarida” convierte computadoras viejas en consolas terapéuticas para devolver un poco de alegría a chicos hospitalizados.

El proceso comienza con la recolección de equipos donados por particulares, empresas o entidades que ya no los usan. Luego se ponen manos a la obra: limpieza, revisión técnica, instalación de software emulador —capaz de reproducir clásicos desde Atari hasta PlayStation 2— y por último, un toque artístico: cada consola es intervenida por artistas plásticos, para transformarla en una “obra de arte jugable”. Así, el proyecto une tecnología, ecología y arte.

Sus creadores transforman computadoras y consolas en desuso en videojuegos terapéuticos para chicos internados en hospitales. Su misión: llevar compañía, diversión y alivio a quienes están atravesando tratamientos largos y difíciles.

Las consolas que “La Guarida” entrega no son cualquier aparato: hay dos versiones según el uso. Una, tipo carrito, construida a partir de un CPU con soporte móvil; otra, más compacta, en maletines, pensada para salas con exigencias sanitarias más estrictas. Además, cada equipo es sellado con acrílico para que pueda desinfectarse fácilmente, lo que permite su uso seguro en entornos hospitalarios.
Cabe aclarar que cada consola cumple las normas sanitarias. Por ejemplo, todas se plastifican con acrílico para que puedan ser desinfectadas con alcohol.

Cuando todo está listo, los integrantes de la ONG coordinan con los hospitales: si estos lo solicitan formalmente, la organización gestiona patrocinadores, prepara la consola e incluye la intervención artística. El resultado: un dispositivo completo, estético, seguro y perfectamente utilizable.

Consolas para sanar

La respuesta de los niños suele ser inmediata: cuando encienden la consola y toman el joystick, su mundo se transforma por unos minutos. Risas, concentración, evasión del dolor, distracción del tratamiento: eso es lo que “La Guarida” busca. “Jugar no es solo entretenerse —explican sus creadores—: puede ser un alivio real frente al miedo, la soledad o el dolor.”


La repercusión ya se ve: desde su fundación en 2022, la ONG entregó decenas de unidades en hospitales públicos de todo el país. En la provincia de Córdoba, recientemente donaron consolas al hospital capitalino y también al hospital de Laguna Larga.

Muchas de esas máquinas combinan cientos, a veces miles, de juegos de generaciones distintas —una puerta para que chicos, pero también familiares o médicos, compartan una partida. Esa posibilidad intergeneracional —un abuelo reviviendo clásicos, un hermano mayor enseñando a uno más chico— convierte el hospital, por un rato, en un espacio de encuentro y alegría.

“La Guarida” cuenta con dos tipos de consolas, según el uso. Una, tipo carrito, construida a partir de un CPU con soporte móvil; otra, más compacta, en maletines, pensada para salas con exigencias sanitarias más estrictas.

Pero el proyecto no depende de ningún subsidio estatal: se sostiene con donaciones de computadoras, hardware, aportes de particulares, sponsors y el trabajo voluntario de quienes integran “La Guarida”. Cada consola entregada es producto de colaboración, altruismo y ganas de cambiar algo.

Mirando hacia adelante, sus impulsores sueñan con ampliar el proyecto: integrar escuelas técnicas para que estudiantes puedan aprender el armado de estas consolas, multiplicando el alcance; también piensan en nuevos espacios —hogares de niños, salas de espera, centros de rehabilitación— donde el juego pueda convertirse en esperanza.

En tiempos donde la internación y los tratamientos pueden significar soledad, dolor o aburrimiento, “La Guarida” demuestra que un joystick y una pantalla —junto a solidaridad y creatividad— pueden cambiar la rutina. Cada consola entregada es una sonrisa, una pausa, un alivio en medio de una lucha. Porque como ellos sostienen: “Jugar los ayuda a sanar”

Más info: laguaridaong