“El fútbol es no solamente lo que me ha llevado a ser lo que soy, sino que también es lo que me ha despertado la pasión siempre. Esa pasión la llevo hasta el día de hoy, solo que en el banco de suplentes, como entrenador, tratando de ser lo más cercano a un jugador de fútbol. El fútbol es lo más importante que me pasó en la vida”, señaló Hernán “Tota” Medina (45 años), ex jugador de Belgrano y Boca, entre otros clubes, en una mano a mano sin desperdicios con EXPRESION NORTE.
¿Siempre supiste que ibas a ser jugador?
Hoy tomo conciencia de que sí. Mis amigos siempre se acuerdan que desde chico, yo siempre decía que iba a ser jugador de fútbol profesional. Evidentemente, me preparé para eso desde mi infancia.
¿Te costó colgar los botines allá por el 2012?
Al principio no, y creí que iba a poder soportar eso. Pero después me di cuenta que me costó mucho y que uno debe prepararse previamente para colgar los botines. Siempre decía con enfado: “¡El día que deje de jugar, no me voy a dedicar más a esto!”. Sucede que toda mi vida fue muy dedicada al fútbol y sacrifiqué muchas cosas y cuando uno piensa en retirarse, lo piensa con agrado. Pero después me dí cuenta que no podía estar lejos de una cancha.
¿Por qué crees que llegaste a donde llegaste?
No es fácil. Pero llegué porque creo que cuando uno se propone proyectos, tanto individuales como colectivos, uno va en busca de eso. Sin dudas, uno deja muchas cosas en el camino… en mi caso, dejé prácticamente toda mi juventud, pero yo sabía que mi anhelo era jugar en la Primera División y puse por delante esa meta.
De volante a marcador central
¿Qué recuerdos tenés de Huracán?
Los mejores. Allí jugué desde los 8 años hasta los 17 años. Fueron los años más lindos, porque me tocó una época en la que viajábamos mucho por el interior del país debido a la categoría en donde jugábamos. Formamos un grupo bárbaro de chicos. A los 16 años me pasaron al plantel de Primera, por lo que tuve un paso muy corto en inferiores. Recuerdo esos largos entrenamientos en los que llegábamos a las 16hs. y nos íbamos a las 23hs… ¡Eran otros tiempos, en los que se podía dejar a los chicos solos en el club!
¿Y de tu paso por Belgrano?
Fue el paso más importante de mi carrera, porque allí – en 1996 – comencé a tomar a las cosas más en serio y a buscar ser alguien dentro del fútbol. Pero no fue nada fácil… Estuve casi dos años sin jugar por idas y vueltas. Hoy me pongo a analizar esa situación y digo: “¡Qué locura! Porque teniendo casi 20 años aún no había jugado en Primera!”.
Y por las cosas del destino te tocó debutar en un Clásico, ¿No?
Sí, en un “Belgrano-Talleres” y encima lo ganamos… ¡Ese fue un momento inolvidable para mi!
¿Quién te “marcó” en el conjunto “Pirata”?
Hubo muchos referentes. Cuando llegué, estaba “El Negro” Nieto. Yo termino siendo central diciéndole a él que me enseñara a jugar en esa posición. En Huracán, jugaba de volante por izquierda o volante central. La verdad que en Belgrano me enseñaron y aprendí muchas cosas.
¿Qué amigos te quedaron de esa época?
Tengo mucha amistad con el “Luifa” Artime, Leo Torres, “Beto” Fernández, Adrián Ávalos… Belgrano, en ese aspecto, ha sido importante para marcar vínculos en la historia personal de cada uno.
¿Tu mejor gol con la camiseta de Belgrano?
En Boca tuve uno solo, en Belgrano varios. A los de Belgrano, los disfrutaba muchísimo, porque cada gol significaba mucho para nuestro grupo. Me quedo con un gol que le hice a Gimnasia de Jujuy de mitad de cancha. Fue impensado porque fue de un tiro libre de mitad de cancha y la terminé clavando al ángulo. Ese fue elegido como el “Gol de la Fecha”… ¡Ni yo lo podía creer! (risas)
“Pasé de pelear una promoción con Belgrano para no descender, a jugar en Boca una Copa del Mundo en Japón contra el Real Madrid. El fútbol es un poco ilógico, fue algo totalmente impensado y para esas cosas uno no se puede preparar, las tiene que vivir”.
De pelear el descenso a Campeón del mundo
¿Boca fue el punto más alto de tu carrera?
A nivel de estar en un club importante y grande, ¡Sí! Boca fue el punto más alto a nivel deportivo. Cuando uno quiere ser jugador, no se propone un techo final. Pero en mi caso, fue un paso agigantado el que dí, porque de jugar en Belgrano peleando promociones y descensos, pasé a Boca teniendo la posibilidad de jugar la Copa Intercontinental contra el Real Madrid en Japón (ganó Boca 2-1).
¿Cómo fue ese viaje?
En Japón estábamos hasta las 3 o 4 de la mañana tomando mates en los pasillos. El cambio de horario fue tremendo, y eso que hasta tomábamos pastillas para que sea más rápida la adaptación. Fue algo hermoso, una experiencia única.
¿Qué momento atesoras de ese título mundial obtenido en el año 2000?
Yo sabía que iba a estar en el banco de suplentes, pero cuando terminó el partido, que se dan los festejos, en el estadio Estadio Nacional de Tokio pusieron la canción “We are the champion” (se me pone la piel de gallina al escuchar ese tema), y recuerdo que mientras todos estaban festejando, yo me quedé sentado en el círculo central de la cancha a escuchar la canción emocionado. Hacía tres meses atrás, venía de jugar una Promoción con Belgrano para salvarnos del descenso. En ese lapso de cuatro meses, pasé de un extremo a otro… Cuando estaba sentado en la mitad de la cancha, pasó el DT Carlos Bianchi atrás mío, me levantó y me dijo: “Disfrutelo porque usted también es parte de esto”. Me quedó marcada la grandeza de Bianchi para tener ese trato conmigo, para detenerse en ese momento de tanta euforia y decirme esas palabras… Yo no era un jugador de tanta relevancia y esos pequeños gestos, a uno lo marcan de por vida.
¿Qué personas de ese Boca te dejaron una “huella”?
Me tocó integrar uno de los mejores planteles, que fue de la coronación del 2000 contra el Real Madrid. Tengo los mejores recuerdos de Román Riquelme, el “Chelo” Delgado, los mellizos Barros Schelotto, los colombianos Óscar Córdoba y el “Patrón” Bermúdez… no solo en lo futbolístico, sino que en la parte humana también fue un plantel riquísimo. Y como técnico, Carlos Bianchi fue palabra mayor. Aún tengo contacto con la gente de Boca, pero por las distancias no es muy frecuente.
“Me hubiese gustado jugar en la Selección”
Debutaste en Belgrano, fuiste campeón con Boca, jugaste en Europa y Sudamérica, y en las cuatro categorías del fútbol argentino… ¿Cuál fue tu materia pendiente?
Mi compañero y amigo “Chiche” Sosa, siempre me dice que nunca me arrepienta de mis decisiones. La verdad, no me arrepiento de ninguna decisión, porque en el momento que uno las toma considera que son las correctas. La verdad que no me puedo quejar de lo que fue mi carrera, teniendo en cuenta que inicié como jugador en un club de barrio y pude jugar en Europa. Quizás me haya quedado con las ganas de jugar con la camiseta de la Selección, aunque sea algún amistoso, pero esto no me quitó el sueño.
Técnico “Académico”
Después de 16 años, Racing de Córdoba volvió a consagrarse campeón este año de la Primera “A” de la Liga Cordobesa de la mano de la “Tota” Medina y eso le valió convertirse en el entrenador “Académico” de cara al próximo Torneo Regional Amateur.
“Estoy desde principio de año en Racing, y hasta ahora se han dado las cosas como uno quiere, y estoy muy contento. Al hacer mis primeras armas como técnico, uno se va trazando metas. Siempre trato de que no sean a muy largo plazo y que sean viables”, comentó el ex jugador también de Olimpo de Bahía Blanca, AEK Atenas de Grecia, Lorient de Francia y San José de Oruro de Bolivia, entre otros equipos.
¿Qué clase de técnico buscas ser?
Intento que mi equipo juegue bien a la pelota, que sea protagonista, que tenga una identidad de juego y que tenga sus “matices”. Siempre digo que estoy haciendo una proyección de lo que me hubiese gustado ser a mí dentro del campo de juego. En el fútbol de hoy, todos juegan y tienen mayor participación. Quiero brindarles a los jugadores la posibilidad que se puedan lucir, pero que eso no signifique que se deshagan de las responsabilidades que conllevan sus puestos. Proyecto cosas que me hubiesen gustado tener como jugador y que no pude.
¿Cómo tomás este nuevo desafío?
Siento que estoy capacitado y preparado. Es un orgullo trabajar en una institución como Racing y la idea es devolverlo al lugar que se merece por su historia.