Por: Lautaro Casas Hermann (Analista Político)
La intervención militar rusa a Ucrania en la madrugada del 24 de febrero, es una escena de un conflicto que lleva años gestándose. Las vinculaciones de Rusia con Ucrania no son nuevas. Datan de un pasado que vincula a ambos territorios, con un común origen en la Rus de Kiev, que supuso el comienzo de una historia que trazaría el punto de partida de los pueblos eslavos orientales.
También otro punto histórico en común fue la participación de Ucrania como parte de la Unión Soviética, durante casi la totalidad del siglo XX. En la actualidad un 17% de la población residente en Ucrania, se reconoce como rusa. De esta forma, uno de los grandes conflictos que dirime Ucrania en el interior de su estado, es la lucha contra grupos rebeldes que se reconocen como rusos, estos ubicados en la región del Donbás al sureste del país y la península de Crimea, que actualmente pertenece a Rusia desde su invasión en 2014.
Por otra parte, es importante destacar, a la hora de analizar Rusia como actor internacional, que atrás quedaron los fragmentos devastados de lo que fue la Unión Soviética, aquella gloria pasada, destruida sin recursos económicos ni políticos a inicios de los ´90. Desde la llegada al poder de Vladimir Putin, Rusia emprendió un exitoso proceso de crecimiento y reconstrucción, tanto en el plano económico como político, siendo en la actualidad uno de los actores más importantes en la región Euroasiática.
Teniendo como características un fuerte arsenal militar, un amplio espacio territorial, siendo el país más grande del mundo. Una economía poco diversificada, pero fuertemente enraizada en los recursos naturales, principalmente el gas y el petróleo, del cuál es el principal proveedor de Europa.
¿Por qué Rusica ataca Ucrania?
Existen importantes factores que explican la invasión de Rusia a Ucrania, tanto sistémicos que hacen a todo el sistema internacional, como interiores del estado ruso. Una política exterior se compone de ambos elementos, lo externo y sistémico, y lo interno de cada estado, estos elementos se encuentran en interacción permanente y dinámica.
Por un lado, para analizar lo externo y sistémico, se encuentra una Rusia cada vez más presionada en sus límites ante el eventual intento de adhesión de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), organismo internacional que se dedica a la seguridad liderado por Estados Unidos. Ello pone en peligro la
seguridad rusa, ya que significa tener misiles estadounidenses cerca de su territorio y la imposibilidad de recuperar Ucrania a futuro.
Entre los factores internos, destacan el conseguir el control total del paso de los gasoductos rusos que atraviesan por Ucrania, ya que son de suma importancia para la economía rusa. Como también, el sueño de Putin que, con 69 años, desea dejar un legado que perdure y volver al sueño de la reconstrucción rusa.
Preguntas sin respuestas
Todavía el conflicto está en su apogeo, si bien los canales de acción diplomática están trabajando, por lo pronto, los hechos dan una victoria rusa. Ahora los grandes interrogantes a futuro son: ¿Que hará Putin con el gobierno ucraniano? Si será una adhesión a Rusia o un gobierno títere del Kremlin. Además, ¿Cómo hará Rusia para insertarse nuevamente en el contexto internacional, con tanto de rechazo de la comunidad internacional? Los hechos dan la sensación que más que victorias son derrotas para todos los sectores.