La historia del cordobés que es fotógrafo en África y ganó el premio Unicef 2022

Fotógrafo

Eduardo Soteras es un cordobés de 48 años que durante buena parte de su vida se dedicó a ser contador público. Pero llegado un momento se sintió atrapado en la ciudad y decidió emprender un viaje. En esa travesía fue pasando por diferentes oficios, mientras se preparaba para el más importante de su vida: ser fotógrafo.

Hoy es fotoperiodista para la Agencia AFP, donde documenta la situación de los niños en el norte de Etiopía desde 2020. Principalmente, tiene un gran interés en guerras y crisis humanitarias. Ha hecho fotoperiodismo sobre los conflictos en Israel, Palestina, Congo y Etiopía.

Tanto se ha adentrado en su trabajo, que vive en Nairobi, Kenia, junto a su esposa, su hijo e hija. Como broche de oro por su compromiso humanitario, fue premiado por lograr la Foto del Año 2022 UNICEF. La imagen ganadora retrata a un niño y una niña viendo libros en una biblioteca destruida por el conflicto en la región de Tigray, al norte de Etiopía.

La historia detrás de la foto

Cabe destacar que la guerra de Tigray comenzó en noviembre de 2020 y es un conflicto que enfrenta al gobierno regional de Tigray contra el gobierno nacional etíope. Aproximadamente 5,2 millones de habitantes de la región de son víctimas de violencia y desplazamientos forzosos. También se enfrentan a la malnutrición, escasez de agua potable y destrucción de hospitales y escuelas.

Soteras y sus colegas de AFP llegaron al lugar casi un mes después de la batalla. Sobre esto, contó: “Llegamos a las ocho de la mañana y estábamos todo el tiempo pendiente de que nos echaran. Empezamos a trabajar en esta aldea y cada momento que pasaba íbamos descubriendo más y más cosas. Nos asombraba mucho que no nos corrieran”.

A pocos minutos de irse, un lugareño le hizo señas para que viera la escuela, destruida por la guerra. Esa imagen no se borra de su cabeza: “Estaba todo roto, abandonado y destrozado. En un momento, yo entro a la biblioteca, que está totalmente destruida, y veo todos los libros tirados. Todo el piso hecho una mierda”, recordó.

Ya con el atardecer, Eduardo entendió que en esa biblioteca tenía que encontrar el momento exacto para sacr una foto importante: “Me quedé esperando. Primero hice fotos de la biblioteca vacía y sabía que eso no era una foto”, contó. Entonces, un niño y una niña entraron al lugar. Empezaron a jugar y agarraron los libros. Ese era el momento.

La fotografía para ayudar a cambiar el mundo

La foto que logró decía tanto, que fue la merecedora del premio de UNICEF. La reflexión final que dejó el fotógrafo fue tan importante como la imagen: “Yo no creo que la fotografía pueda cambiar el mundo. Lo que podemos cambiarlo somos nosotros y no las fotos. Pero la fotografía puede ser una de las herramientas que tenemos para cambiar el mundo”.