Lucía Montini Carrillo, la patinadora cordobesa que conquistó el país

La joven de 19 años obtuvo el título nacional en la categoría A Elite Senior Figuras, en el Torneo Nacional Absoluto de Patinaje Artístico disputado en San Juan a fines de agosto. Una historia de esfuerzo, pasión y constancia que inspira.

Desde muy pequeña, Lucía Montini Carrillo supo que su lugar en el mundo tenía ruedas. Tenía apenas 3 o 4 años cuando, desde la vereda del Club Poeta Lugones, se quedaba embelesada mirando a las chicas patinar. “Cada vez que pasábamos por la puerta, me quedaba quieta mirando o pedía que me llevaran a verlas”, recuerda. La historia comenzó con un par de patines regalados, clases en el club del barrio y una pasión que nunca se apagó. Con los años, probó otras actividades, pero el patín siempre fue su refugio: “Fue, y sigue siendo, un refugio, mi lugar favorito y una constante en mi vida”.

A los 12 años decidió dar un giro en su carrera y se sumó al Club Rieles Argentinos, donde entrena hasta hoy. Ese salto fue clave para su crecimiento. Este año, en el Nacional Absoluto disputado en San Juan, Lucía se consagró campeona argentina en la exigente categoría A Elite Senior Figuras. “Significa muchísimo más que un título: es la felicidad y el orgullo convertidos en un momento que difícilmente pueda poner en palabras”, afirma emocionada la vecina de B° Poeta Lugones.

Más allá del resultado, para ella lo importante fue poder entregarse al momento, disfrutar de todo lo entrenado y compartirlo con quienes la acompañaron en cada paso: “Quizás me paré sola en esa pista, pero en mi corazón todos ellos estuvieron conmigo en cada paso, en cada respiración”. Lo más inolvidable, asegura, fue ese abrazo con su entrenadora Noelia Paz antes de salir: “Sentí que ya estaba todo hecho. Solo quedaba disfrutar ese instante”.

“Logré este título nacional por la constancia, la disciplina y, sobre todo, por el amor que siento por este deporte”.

La preparación fue intensa y sostenida en el tiempo. Comenzó a fines del año pasado y combinó entrenamientos regulares con sesiones extras antes de sus clases en la facultad de Psicología. En San Juan compitieron las 20 mejores patinadoras del país, y ella se ganó su lugar tras consagrarse campeona en el Nacional Clausura. “El momento de la consagración fue una mezcla de emociones que desbordaban, pero resalto sobre todo la felicidad y el orgullo”, afirma. “Lo logré por la constancia, la disciplina y, sobre todo, por el amor que siento por este deporte”.

“Patinar, caer, levantarse y volver a soñar”

Con humildad y madurez, Lucía reconoce que los logros más importantes de su carrera no siempre se midieron en podios. Ha representado a Córdoba en varios torneos nacionales, y a la Argentina en un sudamericano. “Cada experiencia me dejó algo distinto: en algunos torneos llegaron las medallas, en otros las enseñanzas”. Aprendió que lo importante es enamorarse del camino, levantarse tras cada caída, y abrazar el proceso tanto como el resultado. “Lo más lindo del deporte es demostrarte que podés incluso con todo en contra”.

Hoy, además de entrenar y estudiar Psicología, Lucía también da clases de patín. Esa nueva faceta le permitió redescubrir el deporte: “Compartir mi pasión con otros es simplemente maravilloso y me llena de verdad”. Para poder equilibrar todas sus actividades, cuenta con el apoyo incondicional de su familia. “Tenemos un dicho: ‘Somos como una rueda, donde todos tenemos que poner nuestro granito para que gire’. Y así lo hacemos”.

“Lo más lindo del deporte está en levantarse con el cuerpo cansado y el alma encendida, en intentar una y otra vez hasta lograrlo. Porque cuando se hace desde el amor, incluso las caídas te impulsan hacia adelante”

El horizonte ahora se proyecta más alto: junto a Noelia Paz, su entrenadora, se propuso pasar a la categoría A Internacional. “Ya existe la posibilidad de integrar el seleccionado nacional, participando en los distintos clasificatorios, y ese es ahora nuestro gran objetivo”. No lo ve como un sueño lejano, sino como una meta posible: “No creo que los sueños sean imposibles: siempre y cuando uno tenga paciencia, constancia y un corazón dispuesto a intentarlo una y otra vez”.

Lucía Montini Carrillo camina con la dulzura de una soñadora, pero avanza con la firmeza de quien se ganó cada centímetro de pista. Desde aquella niña que se quedaba mirando a través del alambrado hasta la campeona que emocionó a todos en San Juan, su historia es un testimonio del amor por lo que se hace, del valor de insistir y del poder de una red de afectos. Porque, como ella misma dice, el verdadero podio está en el corazón.

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