Madre e hija de B° Lomas de San Martín unidas por el fisicoculturismo

Madre e hija compartiendo una misma pasión… Un legado que se recibe y que se retroalimenta mutuamente. Stella Maris Porto (44) fue campeona cordobesa, argentina y sudamericana de físicoculturismo, en la categoría Body Fitness y, quien continúa su leyenda dentro del deporte, es nada menos que su hija Valentina Cuevas, quien a sus 21 años de edad, en la categoría Bikini Fitness, ya consiguió los mismos títulos que su madre y ahora va por mucho más…

fisicoculturistas-madre-e-hijaLos primeros pasos

 Stella, ¿cómo fue tu incursión en el mundo del fisicoculturismo?

(Responde Stella) Desde adolescente, siempre quise hacer deportes: danzas, vóley… pero mi papá siempre me decía que “no”. Entonces decidí que, cuando fuera grande, lo iba a hacer. Pasó el tiempo, y a los 20 años de edad comencé el gimnasio y sentí que me hacía bien. Al tiempo, por una cuestión estética, comencé a hacer una dieta para verme mejor físicamente. Entonces fui a un nutricionista, quien tenía un gimnasio fierrero. Él me decía que yo tenía la estructura corporal para competir y las capacidades para emprender una dieta estricta. Al poco tiempo, él me propuso competir en el Torneo Apertura de Fitness en Fisicoculturismo en Buenos Aires, pero yo no quería porque soy muy vergonzosa. Pero, finalmente, llegó el año 2012 y viajé a esa competencia. Pero quien me incitó a hacerlo fue Vale, mi hija, quien tenía apenas 13 años de edad. Ella me decía: “!Dale mamá, vos podés!”. Además, como ella comenzó a estudiar modelaje desde esa época –actualmente es modelo-  me propuso enseñarme a caminar, a sonreír y a adquirir seguridad sobre el escenario, y así lo hizo. En ese primer torneo en el que participaba, finalicé en 2º puesto a nivel nacional y clasifiqué para ir al Arnold de Brasil. Ese año, estaba en la categoría Bikini Fitness, pero uno de los presidentes de la Federación de Buenos Aires, me dijo que yo tenía más estructura para Body Fitnes; así que me fueron llevando para ese lado. Así empecé, junto con mi hija acompañándome a todos lados y alentándome.

¿Cuándo comenzó Valentina a transitar este camino?

(Responde Stella) Cuando ella cumplió 14 años me dijo que quería hacer lo mismo que yo, pero le dije que aún no, porque era muy pequeña de edad. Además, es un deporte muy sacrificado.

(Responde Valentina) Yo nací en un mundo de arte y deportes: mi abuelo es actor de teatro, mi papá es Profe y preparador físico y mi mamá ya iba al gimnasio cuando nací. En mi niñez practiqué todos los deportes que te puedas imaginar, pero a los 7 años me quedé con patín artístico, que continué hasta los 18 años. En patín, también teníamos danzas. Pero también estudié modelaje. Entonces, encontré en el fisicoculturismo un lugar donde se reúne todo lo que me gusta; en donde se evalúa no solo la belleza, sino también el desenvolvimiento de la persona sobre el escenario, lo artístico y lo deportivo. Haber estudiado danzas y también haber hecho teatro, me sirvió para manejar delicadamente mi cuerpo, pero a la vez, disociarlo para posar de manera tensa y a la vez estar relajada.  Cuando cumplí 18 años, si bien yo ya estaba con una nutricionista, mi idea fue comenzarme a preparar para competir.

¿Cómo fue ese comienzo competitivo?

En octubre del 2018 me proponen competir en el Torneo Cordobés, faltando tan solo cinco semanas para la fecha. A partir de allí, comenzó mi preparación oficial para competición. En ese torneo, salí campeona Junior (por edad), campeona Senior (por altura) y campeona Absoluta (campeona entre las campeonas de cada categoría). Como obtuve estos resultados, me propusieron ir al campeonato nacional en Buenos Aires, para el que faltaban dos semanas. En el nacional, también gané Junior, Senior y Absoluta. Allí, comencé a “agarrarle el gustito” al deporte.

Stella, ¿qué sensaciones te provoca ver a tu hija en un lugar en el que ya has estado?

 

Yo sé lo que ella vivió, porque sé de lo que se trata y lo que se siente. Muchas veces ella ha tenido ganas de comer cosas que no debía porque tenía que respetar la dieta, muchas veces ha tenido ansiedades o cansancio, pero yo la he apoyado y ayudado para que siga. No le habré enseñado a caminar ni a posar sobre el escenario como ella me enseñó a mí, pero sí le he ofrecido la contención que necesitaba. Es muy importante tener un tutor que te acompañe; así como yo la tuve a ella, ahora ella me tiene a mí. Cuando ella sube al escenario, siento que subo yo.

El esfuerzo que se ve recomenzado

Durante la entrevista, hablaron de una dieta muy especial… ¿en qué consiste?

(Responde Valentina) Sí o sí hay que comer cada tres horas, por más que no tengas hambre o ganas. Se pasa mucha hambre, pero cuando decimos esta palabra, no nos referimos a “hambre” de desnutrición, sino que en realidad son “ganas de comer otra cosa”. Tres meses antes de cada competición, nuestra dieta consiste, principalmente, en carne, pollo, pescado y verduras. Pero cuando no estamos dentro de estos tres meses, agregamos arroz, pan negro, frutas, legumbres, otro tipo de harinas, cereales, yogures y quesos. Pero imagínense tres meses enteros comiendo sólo carne, pollo, pescado y verduras… llega un momento que nos dan ganas de comer otra cosa… al punto que seríamos felices si pudiéramos comer, al menos, un pedacito de pan negro, una cucharada de arroz o una cucharada de fideos.

El entrenamiento también es otro factor clave, ¿verdad?

Se entrena cinco veces por semana y, en etapas de competencia, seis o siete veces. Además, tenemos dos aeróbicos al día, entre 40 y 50 minutos, que puede ser caminando o en bicicleta. El primero es en ayuno y el segundo a la noche. Es un mito que estamos todo el día  en el gimnasio, porque en realidad sólo lo hacemos durante 45 ó 50 minutos. A su vez, el entrenamiento se divide en grupos musculares según el día.

Entre dieta y entrenamiento, es necesaria mucha fuerza de voluntad…

Muchísima, porque a pesar de lo muy estricto de la dieta, seguimos yendo a cumpleaños y fiestas familiares o de amigos, pero vemos la comida y sentimos los aromas de la comida y allí es cuando la fuerza de voluntad tiene que estar más que nunca.

La pregunta es ahora para el novio de Valentina, Alan: ¿Cómo es tu acompañamiento hacia ella, teniendo en cuenta sus restricciones en tiempos, alimentos…?

Es un proceso difícil, no hay que negarlo. Primero en principal, por la comida. Por ejemplo, en las últimas semanas, antes de cada competición, comemos comidas distintas, en horarios distintos e inclusive, hasta en habitaciones distintas de nuestra casa. Pero hay que ayudarla, porque muchas veces ella tiene cambios de humor entendibles. Hace cinco años y medio que estamos juntos, ya nos conocemos (sonríe).

Stella: los cuidados que deben tener, ¿pudo haber sido alguna de las razones por las cuales dejaste el deporte?

Puede que sí, pero principalmente, dejé el deporte por lo económico. Es mucho el gasto, no solo por los viajes, sino también por la suplementación y la comida. Cuando yo competía, recuerdo que comía hasta 800 gramos de pollo por día… Además, las bikinis son muy caras, al igual que la bijouterie, la pintura de cuerpo, etc… Además, soy docente de Nivel Inicial y, si bien llevaba bastante bien la dieta, llegó un momento que me cansó y eso me afectaba en el trabajo.

¿Te gustaría volver a competir?

Sí… “me pica” mucho. El presidente de la Federación de Córdoba y el de Buenos Aires, son quienes más me insisten para que vuelva.

Pero todavía Valentina tiene un lago camino por delante… ¿cuáles son tus proyectos a futuro?

(Responde Valentina) A todos los torneos locales y nacionales ya los he conseguido. También he logrado el título Sudamericano en Junior y el Absoluto de Junior. Por eso, creo que teniendo todos estos títulos, no tendría sentido repetir un torneo cordobés… Por eso, estamos apuntando desde un Sudamericano para arriba. En el 2020 se realza el Arnold en San Pablo, Brasil, el cual tiene mucha más importancia que un Sudamericano. Se llama Arnold porque fue creado por Arnold Schwarzenegger y compiten los mejores fisiculturistas del mundo, en distintos continentes. Además, este 2020 también se realiza el Mundial, que siempre se hace en Europa, pero esta vez será en Argentina y allí competiré sí o sí.

Antes de comenzar la entrevista, les mencioné la palabra “sacrificio” del fisicoculturismo, y la reemplazaron por “esfuerzo” ¿por qué?

(Valentina) Cuando uno tiene un objetivo, lo puede realizar. Cuando una persona que no compite se pone el objetivo de hacer una dieta, muchas veces terminan “pateándola” para más adelante o no la cumplen. Pero en nuestro caso, como tenemos las fechas establecidas de competencia, sabemos que sí o sí tenemos que llegar bien para esa fecha y que si nos comemos dos criollos, arruinamos todo el trabajo de muchos meses. Pero es importante saber que si uno no disfruta ese proceso, hay que abandonarlo. Arriba del escenario, nos mostramos no más de cinco minutos, pero detrás de esos cinco minutos hay toda una vida dedicada a ello y, por eso, es importante disfrutar ese proceso. Pero mi momento favorito es el día de competición, y me apasiona toda esa preparación previa antes de subir al escenario: yo soy maquilladora, peinadora y manicura, por lo tanto yo misma me arreglo.

(Responde Stella) Es un desafío personal para cumplir objetivos, más allá de subir o no al escenario. Todo se trata de trazarse metas para ponerse a prueba a una misma… Creo que si se establecen metas claras y se trabaja para ello, se atraen los buenos resultados. Es decirse y desafiarse todos los días diciéndose a una misma, “yo puedo”.