Desde plena pandemia, Miguel Andrada y su familia sostienen un comedor y merendero en Los Paraísos. Con el aporte de vecinos y comerciantes, reparten platos calientes, meriendas y contención a quienes más lo necesitan. Ahora preparan la Fiesta del Día de la Niñez y buscan sumar manos solidarias para seguir cambiando realidades.
En plena pandemia, cuando el aislamiento y la incertidumbre golpeaban a los barrios, Miguel Alejandro Andrada decidió abrir las puertas de su hogar y de su corazón. Así nació “Manjares de Miguel”, un comedor y merendero que, desde junio de 2020, alimenta no solo el estómago, sino también el alma de decenas de vecinos. Su historia es una de esas que invitan a creer en la fuerza de la comunidad, la empatía y el compromiso sin esperar nada a cambio.
Hoy, a sus 46 años, este gestor del automotor vive entre papeles, trámites y ollas. Desde su casa en calle Góngora 1422, junto a su familia y el apoyo de comerciantes y vecinos, sostiene una obra que empezó como respuesta urgente y se convirtió en un espacio de contención y esperanza. La comida, asegura, no es marketing: es un manjar pensado para devolver dignidad y amor.
El merendero funciona los viernes y el comedor los domingos. Asisten a familias numerosas y adultos mayores que en su mayoría están solos. Cada persona retira su porción para compartir en casa, preservando así el vínculo familiar.
Un “manjar” de solidaridad en Los Paraísos
Era junio de 2020 y la pandemia mostraba su rostro más duro. “Viendo la necesidad de nuestros vecinos y que algunos no tenían quién les brindara una comida, nos motivó como familia llevar adelante esta obra con la ayuda de comerciantes que nos fueron dando una mano dentro de sus posibilidades”, recuerda Miguel. El nombre, lejos de ser una estrategia publicitaria, nació de su esencia: “Buscamos destacarnos con nuestra comida, que sea un manjar”.
El merendero funciona los viernes y el comedor los domingos. “Asistimos a familias numerosas y adultos mayores que en su mayoría están solos”, explica. La modalidad es particular: cada persona retira su porción para compartir en casa, preservando así el vínculo familiar. “La merienda de los viernes y la comida variada de los domingos son más que un plato: son un gesto de que no están solos”.
Pero Miguel no se queda en la asistencia alimentaria. “El objetivo principal es brindar un buen plato de comida y ayudarlos en trámites que son demasiado burocráticos. También ofrecemos peluquería solidaria y gestionamos cursos de huerta comunitaria para que puedan autosustentarse”. El sustento llega gracias a la solidaridad de vecinos y comerciantes que, como él, creen en que la ayuda debe ser integral.
Festejos por el Día de la Niñez
En estos días, la organización tiene la mirada puesta en el 16 de agosto, fecha de la Fiesta del Día de la Niñez. “La vamos a hacer a las 16 horas, en calle Góngora 1422, aquí en Los Paraísos. Estamos necesitando leche, chocolate, facturas, golosinas, jugos, globos, juguetes y también alimentos no perecederos para seguir manteniendo nuestro objetivo”, detalla con entusiasmo.
La tarea, reconoce, es demandante, pero vale cada esfuerzo. “Te llena el corazón llevar adelante esta gran tarea. Es muy gratificante porque uno puede lograr hacer un cambio: no solo alimentamos, sino que brindamos compañía, comprensión y contención”. En cada entrega, Miguel y su familia suman algo más que calorías: suman humanidad.
“El 16 de agosto a las 16hs. realizaremos la Fiesta del Día de la Niñez en calle Góngora 1422 B° Los Paraísos. Estamos necesitando leche, chocolate, facturas, golosinas, jugos, globos, juguetes y también alimentos no perecederos”
Para quienes quieran sumarse a la causa, hay varias formas de hacerlo: “Pueden acercarse a mi domicilio o comunicarse a los números 3516625770 o 3516808044. También pueden colaborar al alias comedor320.uala”, indica. La ayuda, grande o pequeña, es siempre bienvenida.
Su mayor deseo no se limita a su propio comedor. “Nuestro sueño es concientizar a más comedores para que busquen el mismo objetivo de contención, acompañamiento, comprensión y lograr multiplicar estas acciones”, asegura. Porque, como dice, cuando la solidaridad se multiplica, el hambre y la soledad se reducen.
En Los Paraísos, “Manjares de Miguel” ya no es solo un comedor: es un ejemplo de lo que ocurre cuando una comunidad decide cuidarse. Y aunque la pandemia fue el punto de partida, la historia de Miguel demuestra que el hambre más urgente no siempre está en la mesa: a veces es el hambre de ser escuchado, acompañado y valorado.
Más info: Cel. 3516 62-5770 – Manjares de Miguel