Mariano Leal, el aventurero que sueña con llegar a Alaska en moto

Desde San Luis Capital hasta el fin del mundo y más allá. Ya recorrió toda la Ruta 40 y llegó a Ushuaia. Ahora, en diciembre, arranca una nueva travesía por Sudamérica con su compañera de ruta, Tempestad. Su gran objetivo: unir América sobre dos ruedas y demostrar que los sueños no tienen fronteras.

El viaje de Mariano Leal comenzó mucho antes de subirse a una moto. “Desde chico escuchaba las historias de mi viejo, que había viajado a Ushuaia. Eso me marcó”, cuenta con nostalgia este joven de 30 años, metalúrgico de San Luis Capital. Aquellas anécdotas paternas plantaron la semilla que años más tarde germinaría en forma de ruta, viento en la cara y kilómetros por delante.

Cuando comprendió que el “momento perfecto” no llegaría nunca, decidió arrancar. Así nació Tempestad, su Yamaha XTZ 250, bautizada por su potencia y espíritu incansable. Con ella recorrió más de 18.000 km por la mítica Ruta 40, culminando en Ushuaia, “el fin del mundo”. “Ese viaje fue un antes y un después. Aprendí que los límites están en la cabeza”, confiesa Mariano, quien guarda un recuerdo especial de El Chaltén, “por su energía y esas montañas de cuento”.

Ahora, con el viento aún en el cuerpo y el alma en movimiento, Mariano se prepara para una nueva travesía. En diciembre partirá rumbo al norte, recorriendo más de 20.000 km a través de Chile, Perú, Ecuador y Colombia. “La preparación es constante. Voy a pasar por pueblos, desiertos, selvas y montañas. No tengo fechas fijas: voy a disfrutar el camino y contar historias desde la ruta”, explica.

Ya recorrió toda la Ruta 40 y llegó a Ushuaia, y este diciembre arrancará una nueva travesía de más de 20.000 km por Chile, Perú, Ecuador y Colombia, rumbo a su gran sueño: llegar a Alaska en moto.

De San Luis a Alaska, sin fronteras

Pero este nuevo viaje es solo una etapa más en su gran sueño: llegar a Alaska en moto. “Es el símbolo del ‘todo es posible’. Quiero hacerlo por etapas, sin prisa, pero siempre avanzando. No lo elegí solo por lo geográfico, sino porque allá me espera la cima de un sueño que empezó cuando era un pibe con una moto y un mapa”, asegura con emoción.

Como todo proyecto de esta magnitud, también requiere recursos. Mariano financió el primer tramo con el fruto de su trabajo metalúrgico y el apoyo de sponsors. Pero destaca el papel clave de su comunidad online: “Me motivan, me conectan con lugares, personas y marcas. No viajo solo: viajo con todos los que me siguen y sueñan conmigo”.

“Viajar en moto es vivir con intensidad, valorar lo simple, aprender a cada kilómetro. Es una forma de conectarme con el mundo y también conmigo mismo”

Viajar para él es mucho más que recorrer distancias. “Es vivir con intensidad, valorar lo simple, aprender a cada kilómetro. Es una forma de conectarme con el mundo y también conmigo. Y Tempestad es más que una moto: es una compañera fiel. No me lleva… vamos juntos”, dice con una sonrisa que atraviesa pantallas.

A quienes todavía no se animan a perseguir sus propios sueños, les deja un mensaje potente: “El primer paso es el más difícil, pero también el más liberador. No esperen el momento ideal. Los sueños no se piensan demasiado… se sienten, se viven y se construyen en el camino. Si yo pude, cualquiera puede”.

Más info: Instagram @porelmundoen2ruedas