¿Quién es Mario Massaccesi?
Soy un tipo feliz que disfruta de la felicidad recuperada después de unos cuantos años de haberla perdido. La felicidad y la libertad son derechos de nacimiento y no es posible vivir tranquilo, en paz, completo cuando no disponés de ellas. Juntas hacen que podamos ser potentes en la vida para surfear las circunstancias que no elegimos, que nos pone el destino como desafíos. Siempre fui una persona libre pero durante muchos años no me sentía feliz. Libertad y felicidad son dos grandes aliadas que están a nuestra disposición para ir por los sueños.
¿Cómo te describís como persona en pocas palabras?
Un tipo cada vez más simple a quien le gusta la gente. Un adulto menor que está preparado para su tiempo de adulto mayor. Un aprendiz constante, entusiasmado, rindo culto a la sencillez y me encanta el trabajo, conmigo y profesionalmente. Una amiga me dijo hace unos años que soy esa clase de personas con las que da gusto estar, que siempre sumo, que aunque esté calladito mi presencia se nota. Y creo que es así.
¿Qué clase de periodista y escritor sos?
Soy el mejor que puedo ser. Cada vez más lejos de los estereotipos que se suponen corresponden a un periodista o a un conductor de televisión.
¿Cómo definís a tu libro “Soltar para ser feliz”? ¿Por qué crees que es un éxito?
Lo describo como un libro simple, sencillo que puede acompañarte en el subte, en un micro, en una playa o en la cama antes de dormir. Esa siempre fue la intención y el propósito al escribirlo: que sea accesible a todo el mundo, especialmente para la gente que nunca leyó un libro de bienestar y no tiene idea de cómo soltar lo que le pesa, lo que le duele, lo que le oprime. El libro ya va por la septima edición y pasó de ser “best seller” a “long seller” porque se sigue vendiendo a pesar de que hace un año y medio que lo publicamos. ¿El secreto? No nos enseñaron a soltar, no sabemos como gestionar nuestras emociones, no tenemos idea de qué hacer con nuestro pasado, con la culpa, con la vergüenza o con nuestros muertos. Al no saberlo, cargamos con todo eso como si fuera parte del destino. Es un libro didáctico, lleno de preguntas y donde nosotros -los autores- nos ponemos en primer lugar a la hora de contar historias de cómo lo logramos.
¿La idea del libro surgió en una visita tuya a una cárcel de mujeres? Qué te inspiró a producirlo?
Cuando fuimos a la cárcel pudimos darnos cuenta con Patricia Daleiro que hay personas que están encerradas, cumpliendo una condena por haber cometido algún delito. Paradójicamente hay millones de personas que sin haber cometido algún delito estás presas de mandatos que compraron como verdades eternas, de relaciones tóxicas, de pasados que ya ocurrieron, de relaciones sin amor, de miedos que paralizan, de dolores que siguen intactos…. Ese fue el disparador. Un día volviendo de nuestra visita a la cárcel reflexionamos sobre eso, sobre las millones de personas que no están entre barrotes, ni cerrojos ni candados pero están encerrados en infiernos de los que no saben como salir. En lo personal significó ponerle palabras a todo lo que hice personalmente a lo largo de 20 años. Ese fue el tiempo que me llevó soltar y salir del encierro en el que yo estaba metido. Pude verme y repasar el camino recorrido. Pude hacer consciente el resultado de tantos años de trabajo conmigo mismo para encontrar la felicidad. Y fue muy lindo también que mi propia experiencia pueda compartirla con los lectores. Cuando encontrás el propósito de tus dolores se acaba el sufrimiento. Yo tuve que soltar el miedo, el pasado, la vergüenza, la culpa por cosas que no hice pero que sí me hicieron, tuve que soltar los juicios espantosos que tenía sobre mi mismo. A mi me llevó casi 20 años… hay quienes sueltan en un instante, hay quienes -tal vez- necesitan mas tiempo. Empezar por el proceso nos ayuda a ver cosas que antes no podíamos ver y entonces cambia la emoción, cambian los pensamientos, cambia nuestro cuerpo.
¿Qué representa soltar y por qué se lo vincula a la felicidad? ¿Cómo se puede aprender a soltar el pasado para vivir el presente?
El pasado ya nos olvidó y el futuro todavía no nos concoce. Solo tenemos el presente que es un regalo y un auténtico milagro. Al pasado no lo podemos cambiar porque ya ocurrió, ya nos sucedió, pero la buena noticia es que podemos cambiar nosotros respecto de ese pasado que nos pertenece y nos constituye. Soltar el pasado es no quedarse anclado en ese tiempo que ya fue, sino chequear cuáles son los elementos con los que cuento hoy, las personas que me rodean, los recursos que tengo a partir de los aprendido con lo que me pasó. Soltar el pasado no es negarlo, ni taparlo, no es ignorarlo. Somos consecuencia de lo que hemos vivido pero también de lo que queremos y podemos hacer con eso que nos ha ocurrido.
¿Qué intentas transmitirle a la gente en tus presentaciones junto a Patricia Daleiro? ¿En qué consiste esta novedosa propuesta teatral?
Es ponerle el cuerpo y el alma a lo que escribimos. Es saltar de la letra de molde para darle forma teatral a eso que los lectores fueron recorriendo en las páginas. Y aparecen las emociones, la improvisación, nuestras voces con sus matices y sus silencios, y nuestros cuerpos dándole forma a cada parte del texto que salió de las páginas para hacerse presente en el ámbito mágico que siempre representa un escenario. No somos actores. Somos autores que nos animamos al desafío de comprometernos con el texto que ya leyeron miles de personas. Y tenemos el privilegio de asistir a la reacción inmediata de quienes vienen al teatro: hay suspiros, lágrimas, muchas risas, caricias, alguna palabra que se dispara de las butacas…. que son distintas maneras de soltar.
¿Qué se siente escribir y darle herramientas a otras personas para sanar y encontrar un rumbo en su vida?
Un privilegio sin dudas. Yo lo tomo como un servicio en el que seguimos aprendiendo todos. Nosotros no damos nada, solo compartimos lo que creímos estaba bueno escribir y cada persona toma lo que quiere, lo que necesita, lo que le viene bien. La mayoría de los lectores nos dicen que lo han leído varias veces y que cada tanto repasan alguna parte porque encuentran nuevas herramientas. Para mi es como un taller literario en el que también Patricia y yo seguimos usando herramientos para arreglar los que nos pasa.
¿Pudiste aplicar el coaching ontológico al periodismo? ¿En qué aspectos?
No pretendo unir ambos mundos pero es inevitable que en algunos aspectos puedo aplicarlo. El periodismo tiene su lógica y el coaching ontológico tiene la suya. Pero en algunos puntos pueden unirse. En mi caso creo que me ayudó a soltarme y eso me lo hace notar la gente. Quizá la mayor influencia se da cuando hago preguntas en una entrevista y suelo seguir la huella en las respuestas de las personas con las que estoy hablando al aire. También aplico la escucha comprometida que es una de las distinciones maravillosas del coaching.
¿Qué sentís al ser considerado como “la cara amable de las noticias”?
Me encanta… creo que es posible ser más amable a la hora de dar las noticias y no estar todo el tiempo con cara de bragueta, enojado o con cara de gruñon.
¿Estás trabajando en algún otro libro?
Acabo de publicar “Saltar al Buen Vivir” en noviembre pasado que es una propuesta para poder hacer el salto interior que necesitamos para mejorar nuestra calidad de vida. El libro propone entre otros capítulos saltar a la confianza, saltar al coraje, saltar a las buenas relaciones, saltar al buen sexo, saltar a la salud, saltar al niño interior, saltar al buen humor, saltar a la tercera edad, entre otros.
¿Cuáles son tus proyectos y sueños?
Seguir trabajando mucho y disfrutando del trabajo. Ya estamos pensando en nuestra proxima puesta teatral con Saltar al Buen Vivir y seguramente empecemos a escribir nuestro próximo libro sobre el que tenemos varias ideas pero nada concreto aún. Y por supuesto seguir en Síntesis que es un noticiero que amo y en el que ya hace 10 años que estoy al frente de la conducción.