Desde muy chico, Germán Arévalo supo lo que era nadar a contracorriente. A los cuatro años, el agua fue parte de su tratamiento médico en el Hospital Pediátrico. Lo que comenzó como una terapia pronto se transformó en vocación. Con apenas diez años, un médico detectó en él un potencial poco común y lo animó a probar en natación adaptada. Dos años más tarde, ya estaba representando a la selección juvenil argentina. Su talento crecía al ritmo de su compromiso, y pronto empezaría a hacerse un nombre propio en los torneos de alto nivel.
Mientras entrenaba en la pileta del Polideportivo General Paz, su vida estaba atravesada por una rutina exigente y un entorno familiar que lo sostenía con amor. Mariana Galarza fue su primera entrenadora, luego lo guió Martín Ferrer, y con ellos aprendió que el agua no era solo una herramienta de rehabilitación: era su lugar en el mundo. Lo demás, fue una historia escrita a fuerza de brazadas: viajes, competencias, sacrificios y medallas. Arévalo recuerda con cariño el gesto de José Meolans, quien le envió una malla y unos lentes antes de una competencia internacional. “No lo podía creer, me largué a llorar”, confesó alguna vez.
El nadador, que nació con parálisis cerebral, transformó la adversidad en potencia deportiva y acaba de ser homenajeado por la Municipalidad de Córdoba con el Premio Jerónimo por su destacada carrera.
Nadando contra todos los obstáculos
En medio de este ascenso, vivió un golpe duro. Poco antes de su primer gran torneo en el exterior, en Brasil, perdió a su hermano Gonzalo y a su papá. Aun así, nadó, compitió y ganó dos medallas de plata en el Open Loterías Caixa de San Pablo. Su fuerza emocional sorprendía tanto como su técnica. Ese fue el inicio de una serie de logros internacionales que lo llevaron a subirse al podio en Lima 2019 y en Santiago 2023, donde cosechó bronce y plata respectivamente. Pero lo mejor estaba por llegar.
En 2024, París lo esperaba con la máxima cita del deporte adaptado: los Juegos Paralímpicos. Germán se lanzó al agua en los 100 metros pecho, categoría SB5, y finalizó séptimo, logrando el tan ansiado diploma paralímpico. La imagen de su llegada a la meta, con el puño en alto y la sonrisa intacta, recorrió las redes cordobesas. “Nadar en un Juego Paralímpico era un sueño desde que era chico. Haber llegado, con todo lo que costó, es increíble”, dijo entonces.
Ese logro no pasó desapercibido. Este julio, la Municipalidad de Córdoba lo distinguió con uno de los galardones más importantes de la ciudad: el Premio Jerónimo. La ceremonia fue emotiva. Arévalo subió al escenario del Teatro Real con humildad, dedicó el premio a su madre y a su entrenador, y pidió más apoyo para el deporte adaptado. “No somos menos. Somos deportistas con todas las letras”, afirmó entre aplausos.
¿Sus próximos desafíos representando al país? Lotería Caixa San Pablo 2025 (Brasil) y el Mundial de Natación adaptada 2025 en Singapur.
Su camino comenzó como tratamiento de rehabilitación y lo llevó a competir con los mejores del mundo. Hoy, es símbolo de inspiración y ejemplo para las nuevas generaciones.
Brazadas que inspiran
Desde su barrio Villa Urquiza hasta los podios internacionales, Germán nunca perdió su identidad. Fanático de Talleres, hincha ferviente del deporte cordobés, hace poco fue también protagonista del encendido del pebetero en la previa de los Juegos Nacionales Evita, una imagen cargada de simbolismo y orgullo. Su historia está cruzada por la superación constante, pero también por una comunidad que lo abraza y lo empuja a seguir.
Hoy, con apenas 25 años, ya se prepara para un nuevo desafío: el Mundial de Natación Paralímpica que se disputará en Singapur en 2025. Mientras continúa entrenando con la Agencia Córdoba Deportes, también se involucra en charlas con jóvenes y participa en eventos donde su testimonio inspira a nuevas generaciones. Arévalo es más que un nadador: es un ejemplo de resiliencia.
A Germán no lo definen las medallas, aunque las tenga. Lo define su capacidad para reinventarse, para salir a flote incluso en las aguas más difíciles. Porque su historia no es solo de él: es también la de cientos de jóvenes que, como él, alguna vez escucharon que no podían. Y hoy, gracias a deportistas como Germán Arévalo, saben que sí.
Más info: germanarevalo.ok2